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    Art Basel desafía la crisis

    Incluso en sus ediciones menos boyantes los resultados de Art Basel siempre han sido mejores que los de otros certámenes en su mejor momento –el año pasado, Marc Glimcher, presidente de la neoyorkina Pace Wildenstein bromeaba diciendo que “no podemos perder el tiempo elucubrando sobre los rumbos del mercado, porque estamos muy ocupados contando nuestro dinero”, mientras la galería Acquavella reconocía haber vendido a un coleccionista europeo –posiblemente el magnate ruso Roman Abramovich- un Lucien Freud valorado en casi 12 millones de dólares.
    Aunque su pasada edición se caracterizó por un significativo descenso de los coleccionistas americanos, sus directores Marc Spiegler y Annette Schönholzer, abren las puertas de la 40° edición con una equilibrada mezcla de confianza y cautela. 300 expositores, entre ellos nueve galerías españolas como Juana de Aizpuru, Helga de Alvear, Elba Benítez, Elvira González, Soledad Lorenzo, Joan Prats y Pepe Cobo, mostrarán obras de 2.500 artistas de los siglos XX y XXI en los pabellones 1 y 2 del Messe Basel. Se esperan más de 60.000 visitantes y 2.300 periodistas acreditados.
    Uno de los eventos más espectaculares será la presentación de El tiempo del cartero en el Theater Basel, una cooperación de Art Basel, la Fundación Beyeler y Theater Basel.
    El proyecto tiene como comisario y director a Hans-Ulrich Obrist y Philippe Parreno, con Anri Sala y Rirkrit Tiravanija como co-comisarios. Un grupo de artistas visuales creará una presentación experimental basada en el tiempo. Cada artista usará 15 minutos de exhibición con el escenario asumiendo el papel de un espacio galerístico. Entre los artistas participantes están Doug Aitken, Matthew Barney & Jonathan Bepler, Olafur Eliasson, Liam Gillick, Carsten Höller, Pierre Huyghe, Koo Jeong-A y Rirkrit Tiravanija.
    Esta pieza fue encargada originalmente por el Manchester International Festival y el Théâtre du Châtelet, y estrenada en julio de 2007 en Manchester.

    Y además…
    Desde su fundación en 2002 por el artista Alexis Hubshman, la feria Scope Basel (8- 14 de junio) centrada en el arte emergente, ha ido ganando peso como satélite de las ferias de Miami, Nueva York, los Hamptons y Londres, y próximamente planean abrir otras sedes en Madrid y Dubai. Su volumen de negocio está estimado en 100 millones de dólares. Las galerías españolas Fernando Pradilla, Formato Comodo, Galería Standarte y Mito, están entre los 90 expositores de esta edición.
    Hot Art Fair (10-14 de junio) nació hace cuatro años bajo el epígrafe de Balelatina con la intención de proyectar el arte latino en la capital del mercado del arte; la presencia española este año se limita a las galerías Horrach Moya, Isabel Hurley, Nuble y del Sol.
    Fundada en 2005 por los galeristas Kavi Gupta, Friedrich Loock, Ulrich Voges y Amanda Coulson, la feria Volta (8-13 de junio) suele convocar más de 10.000 visitantes, y se centra exclusivamente en las últimas tendencias. ADN, Maisterravalbuena, T20 y Valle Ortí conforman el contingente español. Paralelamente a las ferias, Basilea brinda una sugerente programación museística. Aquí van algunas propuestas: Giacometti en la Fundación Beyeler; Vincent van Gogh, entre el Cielo y la Tierra: Paisajes, en el Kunstmuseum Basel, o De Holbein a Tillmans en el Museo Jean Tinguely.

    “Las caras de felicidad”
    Fundada por un grupo de galeristas suizos en 1970, Art Basel ha logrado consolidarse como la feria artística más prestigiosa del mundo. Contrarios a facilitar cifras concretas de venta y volumen de negocio, sus directores reconocieron en una entrevista que “solemos calcular el éxito por las caras de felicidad de nuestras galerías”. Aunque no existan cifras oficiales, algunos medios aventuraron el año pasado la cantidad de 1.000 millones de euros lo que la situaría al mismo nivel de facturación que las principales casas de subastas. Spiegler apuntó, en una entrevista concedida al portal Artfacts, que “es muy difícil calcular las ventas de una feria. ¿Cuáles serían los plazos para entender comprendida una venta? ¿Una semana antes cuando la gente sabe que algo se va a poner en venta y quiere comprarlo antes de que llegue? ¿O cuando se materializa seis meses después del primer contacto con alguien que pasaba por tu stand?”

    Ajuste de precios para estimular a los coleccionistas
    Desde que comenzara la crisis, el mercado del arte ha experimentado severos ajustes y ahora sufre un intenso embate de presiones internas y externas. En Estados Unidos, la caída de las subvenciones privadas ha obligado a hacer drásticas reducciones de personal (cerca del 20% en museos como el Detroit Institute o el LACMA). Al mismo tiempo, el enorme volumen de dinero efectivo que actuaba como combustible del mercado se ha evaporado fulminantemente al mismo tiempo que las fortunas de Rusia, India y Turquía se veían dramáticamente menguadas (a finales del 2009 el mundo tendrá 300 billonarios menos) y los bancos dejaban de financiar la adquisición de obras de arte (el gigante UBS ha cerrado su división Art Banking). Tras la euforia del año 2007, que se tradujo en una subida de los precios del 18%, nos hallamos, por segundo año consecutivo, inmersos en un notable proceso correctivo. Las salas de subastas han reducido el volumen de sus catálogos y ajustado sus previsiones a la baja: un ejemplo paradigmático fue la última subasta de arte impresionista y moderno de Sotheby’s, cuya previsión era de 60 millones de euros generó 40 millones (a una distancia cósmica de los 155 millones de euros recaudados en la subasta del año pasado). No obstante, hay lugar para la esperanza: la última edición de Art Cologne –fundada tres años antes que Basilea- ha cerrado sus puertas con resultados optimistas, y los expertos coinciden en que el ajuste de precios –que se verá también en Basilea- constituye un excelente estímulo para el coleccionismo.

    Veto a la especulación
    “Creo que las colecciones más apreciadas son las que se conforman en una dirección opuesta a la que señala el mercado”, decía recientemente Spiegler en una entrevista a un diario danés.
    “Los especuladores no suelen ser bien recibidos por los galeristas porque éstos tratan de construir carreras duraderas para sus artistas y desean que las obras pasen a engrosar colecciones estables. Las galerías necesitan estabilidad financiera y si supieran que la obra de un artista va a subir en los próximos dos años, preferirían quedársela antes que vendérsela a alguien que la va a subastar antes de un par de años”.

    V. García-Osuna

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