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    El retorno al edén de David LaChapelle

    El sello de identidad de David LaChapelle (Fairfield, 1963) es una fotografía voluptuosa de colorido sobrenatural. El afamado fotógrafo estadounidense, reconocido por su retratos de celebridades, videos musicales y editoriales de moda, ha dado da un giro copernicano a su vida y a su obra. Esta transformación se ha plasmado en su última serie, New World, en la que explora el concepto de paraíso. Conversamos con LaChapelle sobre sus nuevas inquietudes espirituales y artísticas desde su idílico refugio en Hawai. [Adam and Eve ©David LaChapelle. Cortesía Maruani Mercier Gallery, Bruselas]. Vanessa García-Osuna

    ¿Cuál fue su primera experiencia detrás de un objetivo? Fotografiar a mis amigos bailarines del instituto. Recuerdo que era el primer día de la clase de fotografía y, al salir del aula, posaron en mi dormitorio adoptando poses clásicas renacentistas.

    ¿Qué fotógrafos estimularon su vocación? Diría que Richard Avedon. Mi padre me regaló un libro suyo cuando tenía 14 años. Lo vimos en un centro comercial de Carolina del Norte y le pedí que me lo comprara…¡lo conseguimos a mitad de precio porque estaba de rebajas!.

    Usted estuvo muy unido a Andy Warhol. ¿Cuáles son sus mejores recuerdos del rey del Pop Art? Tantos… Uno de los más preciados fue verle pintar La Última Cena antes de morir. Estaba en su estudio en la Calle 33 y me dejó echar un vistazo. Era muy raro que permitiera a la gente verle mientras pintaba. Otro recuerdo imborrable fue nuestra última sesión de fotos, fui yo quién le hizo el último retrato antes de fallecer.

    Warhol le invitó a publicar sus primeras fotografías en su revista Interview. ¿Qué significó esta oportunidad en su carrera? Bueno, era el magazine cultural más importante del momento y era tremendamente excitante formar parte de él. Mis fotografías eran diferentes y la gente apreció su singularidad.

    Usted trabajó en el mítico Studio 54. ¿Cómo era? Me encantaban los colores, el glamour y la forma en que vestía la gente. Las chicas eran guapísimas y todo el mundo estaba bailando. Además el local nunca estaba demasiado atestado. Lo visité por primera vez como invitado cuando tenía 14 años y un año después conseguí un trabajo allí como ayudante de camarero.

    ¿Qué ha significado el Pop Art para usted? Es un tipo de arte que llega a la gente, no es sólo para el “mundillo del arte” o para un público elitista, es para todos.

    De todas las grandes personalidades con las que ha tenido la oportunidad de trabajar ¿quién le ha impresionado más? Muhammad Alí, por su humildad y sentido del humor.

    ¿Por qué se mudó a Hawai? ¿Ha cambiado su vida y su obra desde que se fue a vivir a una granja? Siempre me había gustado pasar tiempo en la naturaleza, en el bosque; me encantaba ir a parques naturales, sitios como El Yunque en Puerto Rico. En Maui la selva tropical es muy parecida y disfruto de estar en un entorno salvaje. Me ha inspirado directamente para mi nueva obra sobre el paraíso.

    En algunos de sus anuncios publicitarios cuenta historias en las que convive el dolor y la miseria humana con un “final feliz”, que puede estar simbolizado en unos pantalones vaqueros. ¿Hay algún tipo de crítica social subyacente? Pongo imágenes con las que aspiro a conmover a la gente. Para mí una obra de arte no está terminada hasta que alguien conecta con ella. Es parecido a lo que sucede con un cantante… cuando cantan en la ducha quieren compartirlo con el público. Cuando conectamos con el espectador, la obra está completa. Ojalá sea capaz de inspirar a los demás de la misma forma en que el Renacimiento me inspiró a mi.

    ¿Qué piensa de la moda, el lujo y el glamour? ¿Están el dolor y la muerte también presentes en su obra? Creo que en la vida hay sitio para cosas bonitas, como la ropa y el glamour, pero no podemos permitir que ocupen demasiado espacio en nuestra existencia. Debemos mantener un equilibrio entre estas cualidades materiales y las espirituales y humanas, como cuidar del mundo y de los demás, ser generosos y saber perdonar. Podemos encontrar gozo a través de las cosas que Dios nos ha dado y que no se pueden comprar.

    En su último proyecto, New World, investiga conceptos místicos como paraíso, alma… ¿Qué le ha inspirado para crear esta obra espiritual? ¿Cómo describiría su visión personal sobre el ser humano y lo sagrado? La inspiración viene a mí cuando estoy solo y en la naturaleza. Aspiro a aportar algo positivo y esperanzador con mi trabajo. Hay tanta oscuridad y confusión en el mundo actual. Quiero hacer una obra que traiga más luz y claridad, y con la serie New World, he querido imaginarme cómo sería el paraíso en la Tierra.

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