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    El Prado compra a los Alba «La Virgen de la Granada» de Fra Angelico

    Artista y fraile dominico, recibió de manera póstuma el apelativo de Fra Angelico, pues en vida fue conocido como Fra Giovanni, el nombre que escogió al ingresar en el convento de Santo Domingo en Fiesole. No mucho después de su muerte, ocurrida en 1455, fue elogiado como el ‘Pintor Angelico’ siendo elevado al estatus del gran teólogo dominico Tomás de Aquino, llamado el ‘Doctor Angélico’. 
    La vida y la obra de Fra Angelico, es reconocida desde hace siglos, sin embargo, su decisiva contribución al desarrollo de la pintura europea, solo ha sido plenamente reconocida en tiempos recientes. Fue pionero en muchas de las tendencias estilísticas que distinguen al Renacimiento temprano, como el tratamiento racional del espacio pictórico y el modelado volumétrico de las formas con la luz y la sombra. En cada etapa de su carrera se situó a la vanguardia de la innovación artística en Florencia.
    El cuadro La Virgen de la Granada, una de las obras más importantes de Fra Angelico (Vicchio di Mugello, Florencia, 1395-Roma, 1455) y la joya más preciada de la colección de la Casa de Alba, pasará a formar parte de los fondos del Prado a cambio de 18 millones de euros, según confirmó ayer José Pedro Pérez-Llorca, presidente del Patronato del Museo del Prado, quien tildó la compra de «una gran operación a un precio mejor que bueno».
    Es una tabla que ha colgado durante años en el llamado Salón Italiano del palacio de Liria y que fue adquirida por el XIV duque de Alba y VII duque de Berwick, don Carlos Miguel Fitz-James Stuart, en Florencia el 26 de julio de 1827, como obra de Beato Angelico. En una negociación que ha durado varios meses entre los Ministerios de Economía y Hacienda, la Junta de Calificación de Patrimonio y la Casa de Alba han llegado al acuerdo de que el Estado adquiera la tabla para que forme parte de El Prado. Es, sin duda, una adquisición importantísima que enriquece el patrimonio de todos los españoles.
    Esta incorporación al Museo del Prado tiene una enorme relevancia, debido a que la mayor parte del legado de Fra Angelico se encuentra en Italia, sobre todo, en el monasterio de San Marcos, donde los muros de las celdas fueron decoradas por él. El artista, que comenzó como iluminador y que fue descrito por Vasari en su libro Vidas –«nunca cogía el pincel si antes no había orado. Nunca pintó un crucifjo sin bañar sus mejillas en lágrimas»–, dejó una producción que fue alabada en su época y que ha suscitado la admiración en siglos posteriores. Una de sus obras más conocidas, La Anunciación, en El Prado, está datada entre 1425 y 1428, la misma década, precisamente, que La Virgen de la Granada, lo que aumenta el interés por ver juntas estas creaciones. De hecho, este periodo resultó esencial, porque en Florencia, una de las capitales del arte en este periodo, se cruzaron artistas más apegados a las viejas maneras de entonces con otros, como Donatello y Brunelleschi, que aspostaban por la innovación. En estas coordenadas hay que entender la incorporación de esta tabla única, procedente, en su origen, del convento de Santo Domingo de Fiesole, y que cuenta con las características que han marcado el estilo inconfundible de Fra Angelico: serenidad, belleza, intimidad y equilibrio compositivo.

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