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    El Titanic fondea en Madrid

    Más de un siglo después, la leyenda del Titanic sigue acrecentándose. Del 2 de octubre al 6 de marzo, la exposición Titanic: The Exhibition recala en el Centro Fernán Gómez de Madrid permitiendo al visitante no solo contemplar alrededor de 200 objetos originales procedentes del mítico buque sino pasear por algunas estancias reconstruidas del barco.
    Promovida por la empresa española Musealia, la exposición propone un viaje emotivo y, sobre todo, muy humano a través de la historia de este icono del siglo XX. El visitante descubrirá no solo cómo era la vida a bordo del más lujoso trasatlántico de todos los tiempos, sino que también se sentirá un viajero más de su travesía inaugural: podrá recorrer un pasillo de primera clase, observar los camarotes de tercera o tocar un auténtico iceberg y sentir en su piel cómo el frío puede quemar en segundos.
    La madrugada del 14 de abril de 1912, el sueco Malkolm Joakim Johnson descansaba en su camarote, como el resto de pasajeros a bordo del Titanic. De repente, una gran sacudida lo despertó. El buque había colisionado con un iceberg y, aunque aún no lo sabía, había sentado su sentencia de muerte. En tan solo unas horas, aquella obra de ingeniería sin precedentes estaría hundida a más de 4 kilómetros de la superficie y él muerto por congelación. Su historia podría ser la de cualquier otra de las 1.495 víctimas de una de las tragedias marítimas más terribles de todos los tiempos; pero Malkolm no era un pasajero cualquiera. Aunque vestía como un emigrante cualquiera y se acomodaba en tercera clase, escondía un gran secreto en sus tobillos: el dinero suficiente para comprar la gran casa familiar que su padrastro administraba en Suecia.
    Semanas antes del naufragio, este empresario sueco emigrado a Estados Unidos había decidido emprender un viaje para cambiar su vida. Su intención era pagar al contado para recuperar la casa que había pertenecido a sus ancestros. Tuvo que regresar a Estados Unidos en el primer barco que zarpaba desde Europa ante la negativa de su padastro, dueño del inmueble. Eso sí, la noche antes de hacer las maletas de nuevo contó a su hermano lo que había intentado hacer y le mostró el sistema con el que había escondido, durante su largo viaje, los fajos de billetes a salvo de las miradas indiscretas.
    Así pues, cuando su cuerpo fue recuperado del mar y entregado a su familia con un listado detallado de los objetos que portaba un dato llamó la atención de su hermano: el cadáver había aparecido completamente vestido y calzado pero no llevaba calcetines. A pesar de los trámites que realizó la familia, la fortuna de Malkolm nunca se recuperó. Sin embargo, sí consiguieron que se les entregaran varios objetos de gran relevancia histórica y personal, como una de las tres únicas sitting cards que se conservan en la actualidad (necesaria para sentarse a comer en el Titanic) y que a partir del próximo día 2 se mostrarán por primera vez al público en Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa. Además de estas nuevas incorporaciones a la colección, entre los objetos expuestos se encuentra la joya original que inspiró al cineasta James Cameron para escribir el guion de la oscarizada Titanic (“el corazón de la mar”), las únicas cartas que se conservan escritas por el primer oficial William Murdoch a bordo, el famoso anillo de la pasajera Gerda Lindell o relojes parados a la hora exacta del hundimiento.

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