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    Carmen Thyssen: «Lloré de alegría al comprar el Mata Múa»

    Mi pasión por el coleccionismo se la debo a mi marido, el barón Thyssen- Bornemisza. De niña tuve contacto con el mundo del arte por la afición que mi padre sentía hacia la pintura y que ejercía en sus ratos libres. Recuerdo el olor a óleo en su estudio, así como las frecuentes visitas con mi madre a los museos. Quizás, el tratar de comprender qué piensan y qué sienten los pintores cuando se sitúan delante de una tela, es lo que me ha llevado a mí misma a buscar la maravillosa sensación que se experimenta cuando se pinta. Mi hermano Guillermo y yo pintábamos juntos muchas veces. No fue, sin embargo, hasta que conocí a Heini cuando supe lo que implicaba ser coleccionista. Todavía guardo en mi recuerdo la primera vez que visité la pinacoteca de Villa Favorita junto a él, y los años visitando museos, galerías de arte, estudios de artistas y también exposiciones temporales de nuestra Colección prestadas a diferentes países del mundo”, así resume Carmen Thyssen la senda que le ha llevado a convertirse en una de las más influyentes coleccionistas internacionales.

    Siempre ha dicho que su amor al arte nació cuando visitaba museos en su adolescencia de la mano de su padre. ¿Qué consejos le dió que le sirvieron para convertirse en coleccionista de prestigio?
    Mi padre me ayudó a apreciar la pintura, a valorar el trabajo realizado, pero lo más importante fue el que me ayudara a sentir la obra, a percibir lo que el pintor quería transmitir al pintar el cuadro y el ’perfume’ de un estudio de un pintor, yo le llamo ‘perfume’, ya que de ahí sale la creación.

    ¿Alguna obra concreta que le impactó en su juventud ha llegado a sus manos?
    Desde que visitaba con mi padre museos hasta que me convertí en coleccionista pasaron muchos años. Las obras que me impactaron en aquel tiempo siguen todavía expuestas en los mismos museos, muy bien cuidadas y, lo que es aún más importante, el público puede seguir admirándolas y tengo obras maravillosas de esos pintores que me llenan de felicidad.

    La baronesa inició su colección en una subasta en Nueva York, en 1981, donde compró una obra del artista norteamericano Georges Brown, considerado el Murillo del siglo XIX. “El cuadro retrataba a un limpiabotas con su perrito, y mientras pujaba me invadía un nerviosismo que no había sentido antes” recordaba en una entrevista. ¿Cuándo comenzó a gestarse la colección Carmen Thyssen?
    Cuando me casé con Heini. El me enseñó todo cuanto sé de coleccionismo. Empecé con él a mi lado. Fue mi gran maestro. Gran parte de mi colección perteneció a su padre, e incluso a Heini antes de conocernos. Heini me insistía siempre que renunciara a todo en el reparto de objetos de gran valor y que sólo pensara en los cuadros. Los otros herederos no estaban interesados en cuadros y se los pude comprar, así que en mi colección no he sido yo sola la coleccionista sino que viene de tres coleccionistas.

    El Matamúa de Gauguin ha llegado a su vida por tres veces. ¿Podría relatarnos las peripecias de este cuadro tan vinculado a su biografía personal?
    La primera vez mi marido y yo estábamos en Londres, en Sotheby’s, y se nos acercó Jimmy Ortiz Patiño, amigo nuestro, que también estaba interesado en el cuadro, y le dijo a Heini que como preveíamos que su remate iba a ser muy elevado [19.800.000 euros] sería inútil pujar los dos por el mismo cuadro, y que la solución sería adquirirlo juntos. Así lo hicieron. Años más tarde, estando Heini y yo en Japón, con los consiguientes cambios horarios, Jimmy decidió vendérnoslo, a lo que mi marido repuso que lo más justo sería sacarlo de nuevo a subasta – para mi gran susto, pues me había enamorado del cuadro. ¡Dicen los expertos que este cuadro es el más Gauguin de todas sus obras!. Tiene todo lo que él quería y sabía. Naturalmente el precio, cuando lo adquirimos, fue varias veces superior, fue una subasta dura, pero lloré de alegría al comprarlo. Otro gran susto fue también cuando tuve que pagar a los herederos y esa fue la tercera vez.

    El arte internacional tiene presencia fundamental en su Colección. ¿Qué obras y artistas de los últimos cinco siglos son sus favoritas?
    Me es muy difícil contestar a esta pregunta. Si he adquirido las obras que componen ahora mi colección es porque las encontré maravillosas. Cada obra tiene su belleza y lo que siempre se busca es la calidad en la obra de cada pintor.

    El cuadro “Santa Marina” de Zurbarán fue adquirido en compra directa en 1987. ¿Por qué no lo compraron en la subasta de Durán del día anterior?
    Un coleccionista es libre de hacerlo. No tuvimos tiempo de estudiarlo porque llegábamos de viaje el mismo día de la subasta, apenas una hora antes.

    ¿Sigue las últimas tendencias?
    Sigo las tendencias. Me llegan a diario, tanto a nivel nacional como internacional, revistas de arte, catálogos de subastas y muestras de exposiciones tanto de museos como de galerías de arte. Me gusta estar informada y al día de lo que ocurre en el mundo del arte. He visto jóvenes pintores buenos y estoy aprendiendo a apreciar el arte que transmiten y puedo decir que tengo obras en las que creo.

    ¿Qué obra de arte le hubiera gustado poseer y no ha sido posible?
    Han habido algunas obras que quería adquirir y no pude por varias razones.

    Nuevo museo en Málaga
    Málaga será la sede de otro Museo Carmen Thyssen-Bornemisza en Málaga, que se argumentaría con una cesión gratuita de las obras de pintura española y andaluza de su colección que harían de la futura institución el museo de referencia en pintura española del siglo XIX. En la presentación del proyecto, y al hacerle notar lo inusual que es hoy día una cesión gratuita, la baronesa repuso “yo soy así”. Tomás Llorens, asesor técnico del proyecto, apostilló que “hay que destacar la sensibilidad de la baronesa, vinculada a Heinrich Thyssen-Bornemisza, uno de los mayores coleccionistas de arte del siglo XX y que siempre han adoptado una actitud muy desinteresada, en la línea de lo que se entendía antiguamente por un mecenas. Un coleccionista que se involucra en la compra de la obra porque lo que quiere es salvar el cuadro. ‘Lo hago por el cuadro’, es algo que oí decir al barón con frecuencia. ‘Lo que me importa es que el cuadro pueda contemplarse, no que sea mío’.

    Museo de Sant Feliú de Guíxols
    “Para Sant Feliu de Guíxols este proyecto es como las Olimpiadas para Barcelona”, declaró exultante el alcalde, Pere Albó, durante la presentación del anteproyecto de este centro de arte.
    El estudio de arquitectos Bopbaa, que ya participó en la ampliación del Museo Thyssen de Madrid, ha propuesto exhibir la colección de la baronesa en la antigua fábrica, en un espacio de 610 metros cuadrados. “El proyecto de museo en Sant Feliú de Guíxols es maravilloso. Tal como los arquitectos lo han descrito será ‘un museo en un jardín’. El edificio que albergará mi colección es la antigua fábrica de corcho Can Serra al lado del Monasterio, una zona muy emblemática y preciosa. Allí se expondrá mi colección de pintura catalana. Y habrá más de 500 metros cuadrados para exposiciones temporales” explica la baronesa quien confirma que “mi relación con el pueblo de Sant Feliú de Guíxols ha sido siempre muy buena. Aquí vivo tranquila en el marco espectacular que es la Costa Brava, sus aguas, su vegetación, sus acantilados. Siempre he tenido muy buen trato con su gente y nos hemos respetado mutuamente” Respecto a la controversia suscitada por el futuro de los 27 cuadros de la Colección Thyssen ahora en el MNAC [Museu Nacional d ́Art de Catalunya] al hilo de la insinuación de la baronesa de no estar conforme con los criterios de exhibición de sus cuadros, la coleccionista nos comentó escuetamente “el plazo del préstamo gratuito finaliza el 1 de enero del 2011”.

    V. García-Osuna / M. Perera

    Mata Mua

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