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    La era de los dioses

    Franck Baulme está exultante: acaba de recibir una pintura magnífica que mandó restaurar porque estaba «sucísima», tras permanecer casi un siglo colgada en una pared húmeda de un castillo del Périgord. Ahora brillan de nuevo los colores tal como su autor, el pintor Arnould de Vuez —colaborador de Charles Le Brun en la corte del Rey Sol—, los aplicó sobre la tela mediante la técnica renacentista del cangiantismo. Esta Reconciliación de Esaú y Jacob es una de las grandes obras que el marchante exhibe este mes de noviembre en Fine Arts Paris. Dueño de una galería homónima situada en una mansión del siglo XVII en la orilla izquierda del Quai Voltaire, frente al Museo del Louvre, Baulme está especializado en pinturas y dibujos europeos de los siglos XVI al XIX y entre sus clientes están algunos de los grandes museos, como la National Gallery of Art de Washington. Antes de hacerse marchante, atesoró a lo largo de treinta años una colección privada de obras de los siglos XVII y XVIII —como una deliciosa sanguina de Antoine Watteau—, a la vez que viajó por todo el mundo como ejecutivo al frente de una división comercial de una de las grandes navieras internacionales.  [Inés Martínez Ribas. Foto: J. Ph. Humbert]

    Retrato-Baulme-COPYRIGHT-J.Ph.-Humbert

     

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