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    Pas de deux: Michelangelo Pistoletto & Alain Elkann

    La obra de Michelangelo Pistoletto, uno de los artistas clave del siglo XX, cautivó al escritor Alain Elkann que le ha dedicado un libro. Ésta es la crónica de una entrevista a dos bandas.

    Michelangelo Pistoletto no dibuja ni pinta porque, como dice, no le interesa representar la realidad ni las obras realistas porque «la pintura es mentira». «Sólo soy capaz de dibujar el símbolo del infinito y, de este dibujo, nace el Tercer Paraíso», explica el artista. Para Pistoletto, separar arte y espiritualidad es imposible porque se siente afortunado de haber experimentado «la espiritualidad a través del proceso creativo del arte. El arte es espiritual porque indaga el pensamiento, hace nacer una fuerte tensión racional y emocional, a la vez. A través del arte, yo miro muy lejos», insiste. Los artistas que tienen la necesidad de crear están unidos a la espiritualidad y algunos de ellos, son precursores de lenguajes y de movimientos en la Historia del Arte. Gran admirador de El Greco, Caravaggio, Francis Bacon y Picasso, entre otros, el artista señala que el estudio de Piero della Francesca ha sido determinante en su obra porque éste fue pionero en usar la perspectiva y hablar del finito y el infinito con respecto al tiempo y al espacio, dos conceptos claves en la carrera del italiano. Considerado uno de los padres del Arte Povera, Pistoletto cree que «la imagen muere mientras nace» y que sus obras con espejos representan «la idea y la imagen de la vida».

    El pasado octubre, Pistoletto recibió en Tokio uno de los premios más prestigiosos: el Praemium Imperiale de la Pintura 2013. Un año, en el que el Museo del Louvre le ha dedicado una retrospectiva.

    La voce di Pistoletto
    A sus 80 años, Pistoletto sostiene que «el trabajo del arte está fuera del comercio» y ha recogido parte de su pensamiento y su biografía en La voce di Pistoletto, un texto, en italiano y de casi 300 páginas, editado por Bompiani.

    Páginas en las que Michelangelo Pistoletto (Biella, 1933) entabla una larga conversación con el presentador e intelectual italiano Alain Elkann (Nueva York, 1950) en reuniones que se celebraron entre julio y septiembre de 2012 en las casas del artista y Maria Pioppi, su esposa y colaboradora fundamental en su carrera, en Biella y San Sicario (norte de Italia).

    A través de las preguntas, Elkann va guiando el rumbo de la conversación llevando al lector a pasajes de la infancia, de la vida familiar y de los lugares (Turín, Biella, Sansicario y Corniglia) en los que el artista ha habitado así como su vida ligada al arte: desde sus inicios con su padre, que ejercía de restaurador de cuadros, hasta su sentido vital y espiritual a través de su fructífera carrera.

    Nos reunimos con Pistoletto y Elkann en la sede del Istituto Italiano di Cultura de Madrid para desgranar en una larga entrevista conceptos esenciales de la producción del artista como es la espiritualidad y su última etapa, «el Tercer Paraíso», protagonizada por su símbolo del infinito formado por tres círculos concatenados.

    Durante nuestro diálogo, Elkann le reta a dibujar con un bolígrafo y en una libreta formas elementales como un perro o una casa diciéndole que «los grandes maestros de la humanidad han dibujado». Pistoletto se ríe y advierte que todo el libro es así: «una provocación».

    El italiano afirma jocosamente que sabía dibujar porque «se aprende como a hacer música. Pero, ¿por qué existe la manía de que uno debe dibujar?. Efectivamente, los grandes artistas sí dibujaban pero no existía la fotografía. La fotografía es la producción de una obra precisa que antes se hacía a mano. Ahora, sólo dibujo el símbolo del infinito del Tercer Paraíso».

    El Greco
    Tras recorrer el Museo del Prado, Pistoletto afirma que quien le impresiona de verdad es El Greco.

    «El Greco me atrapa, porque huye de todos los cánones de la proporción. Una persona que mide 1,60 cm, él la hace de 3 metros, como un monstruo. La pintura que representa la realidad no me dice nada; la realidad ya la hago yo. Lo más moderno de El Prado es El Greco porque casi casi hace expresionismo abstracto con su propio «gesto violento y personal». El Greco es moderno –recalca- él integra el principio de la pintura moderna en su obra. El Greco inventa la modernidad como Picasso cambió el lenguaje. El Greco no sabía que era el precursor de la modernidad pero nosotros sí lo sabemos hoy que ya ha tenido lugar la modernidad».

    Ser o no ser un gran artista
    «Los grandes artistas –piensa Pistoletto- son los que hacen saltar el pensamiento como Van Gogh y Lucio Fontana. Y, también, los impresionistas como Manet y Monet que vieron y comprendieron la fotografía y cambiaron el encuadre (en sus obras). Lucian Freud no es un pintor tan importante como Picasso porque, aunque es capaz de pintar, de hacer todas las expresiones y resumir toda la pintura del pasado con una gran habilidad, no es una nave que se mueve hacia el futuro como lo ha sido la nave de Picasso. Caravaggio es una fuente de inspiración para mí –admite- Cuando mete la luz en su cuadro de una manera dramática, crea un efecto fotográfico, captura la luz del hombre: una cosa que hace la fotografía. La espiritualidad dentro de Caravaggio es la capacidad artística, de sentir».

    Piero della Francesca
    «En la tradición italiana no existe la abstracción. A mí, Piero della Francesca me ha iluminado», dice en el libro. Pistoletto describe con entusiasmo que «la matemática científica que trata la perspectiva nace en el cuadro Flagellazione (c.1455), de Piero della Francesca, en el que el pavimento del suelo está dibujado completamente con un sentido increíble de la perspectiva. Della Francesca ha hecho una obra fenomenológica del tiempo a través de la imagen, del proceso del arte; contando la historia de la vida que es la historia del momento y de ese movimiento continuo del tiempo que interviene entre el presente y el pasado. Piero della Francesca elimina totalmente el sentido dramático a favor de una formulación rigurosa matemática-científica de la perspectiva».

    De esa pintura de Piero della Francesca, Pistoletto señala que es de donde parte a nivel conceptual su obra de los espejos porque «la fenomenología es la obra de arte y es la que informa sobre la verdad de la vida». Un camino de la verdad y del arte, en el que Pistoletto afirma que no miente como artista porque sus obras con espejos no mienten: «el espejo no puede mentir»; en cambio, si dibujara mentiría ya que «la pintura -sostiene- es mentira».

    La propia libertad
    Desde los años 60 y hasta su último manifiesto, Omniteismo e Democrazia (2012), Pistoletto ha buscado su propio camino, su propia libertad. El análisis de la obra de Lucio Fontana fue revelador en esa afirmación de seguir su propia seña de identidad. En el libro, Pistoletto declara que la primera vez que vio los lienzos con cortes y agujeros de Fontana en Turín, pensó: «Si Fontana ha hecho eso, debe de tener sus razones, no las conozco pero, a mi manera, debo de encontrar las mías. Esta es la escuela de la libertad: hallar las propias razones trabajando intensamente en la búsqueda personal». Durante décadas, esa búsqueda personal le ha llevado desde sus inicios volcados en el autorretrato a series en las que aborda la dimensión del tiempo y de la perspectiva.

    De 1961 a 1962 comenzó a trabajar en Quadri specchianti, serie en la que se incluye directamente en la obra la presencia del espectador, la dimensión real del tiempo y se reproduce la perspectiva y que en la década de los 60 le lleva a ser reconocido, principalmente, en Europa y Estados Unidos con exposiciones individuales en galerías y museos. Quadri specchianti es considerada una etapa esencial ya que constituye la base de su reflexión filosófica sobre el arte y su obra.

    Entre 1965 y 1966, el artista produce, Oggetti in meno, un trabajo que ha sido considerado por los teóricos un pilar del Arte Povera.

    A partir de 1967, el italiano rompe con los esquemas de exposición tradicionales y lanza lo que él denomina «collaborazioni creative» en las que participan artistas que cultivan diversas disciplinas, y en 1978, organiza una muestra en la que presenta dos direcciones fundamentales de su investigación: Divisione e moltiplicazione dello specchio y L’arte assume la religione. En los años 90, crea en su ciudad natal, Biella, la Cittadellarte-Fondazione Pistoletto (Ciudad del Arte-Fundación Pistoletto) y la Università delle Idee (Universidad de las Ideas) con el objetivo de integrar activamente el arte con diversos ámbitos del tejido sociales para inspirar y producir una transformación responsable de la sociedad.

    Arte y espiritualidad
    Con Pistoletto hablar de arte es hablar de espiritualidad. De hecho esa es la primera pregunta que le plantea Alain Elkann en La voce di Pistoletto porque, según cuenta el periodista, «al nacer, obviamente, uno no es responsable de donde nace. «Pistoletto nació en una familia con una madre muy católica y un padre que, se puede decir, que sigue la religión sin ser religioso».

    «Pistoletto tiene un temperamento –nos dice Elkann- que lo enfrenta con la religión, que ama la vida; es un niño tranquilo que va a la iglesia con su madre. En la escuela es cuando empieza a tener un problema con la religión católica. Allí, él se bloquea, porque no es que no le gusta el sistema político-educativo-filosófico de aquella religión. Pero no dice nada. No estudia. La religión forma parte del final de su etapa de vida de niño. Pero, rápidamente, él no se siente parte de esa religión. Todo esto desde un punto de vista filosófico».

    «¿De dónde parte Pistoletto para convertirse en artista?» se pregunta Elkann. «En el taller de su padre, Pistoletto tuvo mucho contacto con la tradición italiana por lo que los iconos medievales fueron un punto de referencia muy importante. Aunque, el arte figurativo no le ha influido pero, sí ha descubierto en él «la base del desarrollo científico» del arte como en la obra de Piero della Francesca. En la obra La flagelación, Pistoletto descubre que Piero della Francesca aborda por primera vez la perspectiva. De esta forma y poco a poco, crece en él ese sentimiento de investigación de esa religiosidad y espiritualidad, que no proviene de la religión que recibió en su infancia, y, también, de transformación de su arte a través de esa espiritualidad que nace de su forma de vida».

    «¿Qué ocurre al final de su vida –se interroga Elkann- es decir, en el tercer periodo de su vida?». «Cuando (Pistoletto) hace el símbolo del infinito del Tercero Paraíso; poco a poco, aunque de un modo filosófico, trata de resolver ese problema religioso», asegura el autor del libro.

    «Pistoletto se acerca a través del Tercer Paraíso a su tipo de espiritualidad y de arte, que van juntos; que como todas las religiones puede ser una huida del mundo de mañana. En pocas palabras, -señala Elkann- él destruye y después, reconstruye desde su pensamiento que nace de esas cosas: una parte artística, y de otra de la familia y de su proceso evolutivo».

    El Tercer Paraíso
    Titulado Omniteismo e Democrazia (2012), el artista declara en su último texto que se trata del «manifiesto de un ser humano, en un punto del espacio y del tiempo. Una forma de ser en parte natural y en parte artificial. Natural en cuanto a la forma de la naturaleza y artificial en cuanto a un formato del arte. Un ser humano hecho de arte».

    «La espiritualidad no está absolutamente vinculada a la religión; la espiritualidad no es un monopolio de la religión. Para mí, la gran fortuna que he tenido es la de experimentar la espiritualidad a través del proceso creativo del arte», asegura el artista. «El arte es espiritual porque indaga el pensamiento, hace nacer una fuerte tensión racional y emocional, a la vez. A través del arte, yo miro muy lejos», insiste. «Entre 1961 y 1962, -explica- es cuando hice la obra del espejo -serie llamada Quadri specchianti-. Y el espejo es capaz de mirar muy lejos; se puede poner en cualquier parte: en Marte o en la Luna, y (el espejo) refleja la vida, la realidad. Por tanto, todo lo que existe pasa a través de la imagen del espejo si pensamos que la imagen del espejo puede producirse en cualquier lugar».

    «El espejo no termina en el rectángulo o en casa, delante del armario. El espejo continúa, no tiene fin. El concepto del infinito es el del espejo. Y a su vez, el concepto de finito está en el espejo porque todo lo que está delante del espejo es el finito, es la vida», recalca el galardonado con el León de Oro en la Bienal de Venecia 2003.

    «El espejo es la idea y la imagen de la vida. Todas las imágenes -indica- que vemos, existen sólo por un instante; un momento antes, no era y un momento después, no será. Por lo tanto, el presente que vemos en el espejo es la vida y la muerte contemporáneamente porque la imagen muere mientras nace».

    «He pensado que hoy, estamos vivos; pero, antes de la vida, se encuentra el infinito y después de la vida, está el infinito. Nosotros estamos dentro del infinito – prosigue- Nos morimos mientras se nace: se vive durante un cierto tiempo. La continuidad es lo que me interesa que es el tercer círculo, que es el de la vida, de la realidad práctica. No es un paraíso que se alcanza al morir como dicen las religiones o antes de la muerte. Sino que está aquí en la Tierra».

    Un arte responsable
    Pistoletto reclama la responsabilidad y libertad en el arte. «La espiritualidad es muy importante en el arte, es una espiritualidad libre y responsable porque si se es libre se debe ser responsable. Yo quiero comunicar mi libertad y mi responsabilidad a través de mi obra de arte porque todos podemos ser un poco artistas, un poco libres y un poco responsables. Por ello que el arte es un motor de cambio. Con respecto a la religión, el arte no es dogmático, no puede crear un dogma. La responsabilidad del arte es modelar las cosas: la arcilla, el mármol, hacer una ‘performance’ o una instalación y que después se pueda convertir en un producto comercial. El trabajo del arte está fuera del comercio; el arte debe de utilizar a la sociedad como el material para hacer una obra bella.»

    Belén Palanco
    Imágenes ©Astudillo Istituto Italiano di Cultura

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