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    Otto Jakob: un joyero diferente

    Alumno de Georg Baselitz y apasionado de los minerales, Otto Jakob es un joyero diferente. Sus alhajas, que parecen objetos sacados de un gabinete de curiosidades del Renacimiento, combinan elementos insólitos con materiales preciosos como una oda al mundo natural. Por sus sorprendentes diseños y técnica depurada, sus creaciones han conseguido el estatus de obra de arte.
    Este mes participa en la feria Tefaf Maastricht con sus joyas contemporáneas, elegantes y con un punto salvaje, que son también obras de arte en miniatura con una atención al detalle única.
    En 1977 Otto Jakob abandonó su Karlsruhe natal para instalarse en Munich y estudiar en una academia de arte local con una estrella de la escena artística alemana: Georg Baselitz, aunque desistiría de su empeño de ser pintor al cabo de tres años -“tras darme cuenta de que nunca sería un buen artista” dijo en una entrevista al New York Times. Apenas unas semanas después, el joven Jakob, que contaba entonces 27 años, encontró una nueva senda en la que proyectarse, convirtiendo lo que había sido un hobby infantil, en algo práctico. Siempre había sido habilidoso y podía retorcer un metal hasta convertirlo en algo cercano a una joya. Su esposa Veronika evocaba en aquella entrevista que durante un viaje de estudiantes a Roma, cuando eran adolescentes, Otto vio como un vendedor callejero vendía un anillo hecho a mano y le prometió su novia que algún día le haría uno. Recordaba cómo su novio había cogido un hilo de metal y lo había convertido en un sugerente anillo en forma de flor. Otto Jakob empezó a formarse por su cuenta visitando museos y estudiando antiguas técnicas etruscas, medievales y renacentistas. Sus referentes estaban en Italia e iban desde un maestro del Renacimiento como Benvenuto Cellini a un diseñador del siglo XIX como Fortunato Pio Castellani. Muy pronto aprendió la forma de tejer el oro para convertirlo en una cadena, dominó el arte del esmalte cloisonné, y el de la granulación del oro, una compleja técnica de la orfebrería etrusca. Paradójicamente, aunque Baselitz le había inculcado el arte de dar brochazos rápidos y furiosos sobre la superficie de un lienzo de grandes dimensiones, Jakob acabó trabajando en algo que le exigía una disciplina férrea y una precisión microscópica. En este nuevo capítulo de su carrera, contó con el apoyo de su mentor, el propio Baselitz, quien le compró varias joyas, así como el del marchante del pintor, Hans Neuendorf, quien adquirió virtualmente casi toda su producción inicial. Rápidamente Jakob se convertiría en el favorito de los artistas, coleccionistas y marchantes alemanes. El resto del mundo no tardaría en ponerse a sus pies.[ottojakob.com]

    Otto Jakob

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