La premisa de esta muestra es nuestra tendencia natural a proyectar historias sobre objetos inanimados, incluidas las obras de arte contemporáneo que vemos en los museos. Para demostrar la importancia del lenguaje y de la narrativa -incluso en la era híper-visual actual- la exposición se apoya en piezas como el diamante resultante de las cenizas del arquitecto mexicano Luis Barragán; un arreglo floral confeccionado por la artista Kapwani Kiwanga emulando los que se usaron en las ceremonias en las que los países africanos obtuvieron su independencia; una pila de cartas dirigidas al personal del museo que se acumulará sin abrir mientras dure la exhibición, siguiendo las instrucciones de Mungo Thomson; una bola de hojas de cacao masticadas por mineros bolivianos en Potosí convertidas en plata por Antonio Vega Macotela, o un fragmento de madera petrificada del taller de Carol Bove. [Kapwani Kiwanga, Flores para Africa. Cortesía de la artista y Galería Jérôme Poggi. Foto ©Aurélien Mole]
