La National Gallery de Londres acoge la primera exposición centrada en los retratos de Paul Gauguin. Se exhiben un centenar de obras, entre pinturas, esculturas, grabados y dibujos, muchas de las cuales rara vez se han visto juntas. Según Gabriele Finaldi, director de la institución: “Lejos de ser un retratista convencional, Gauguin poseía una visión radical que le condujo a la creación de obras impactantes, conmovedoras y, en ocasiones, perturbadoras. Esta muestra explora la manera en que proyectó su propia personalidad en sus autorretratos y en las imágenes de amigos, amantes y colegas». El padre de Gauguin, periodista francés crítico con el régimen, estaba preocupado por las consecuencias del regreso al poder de Napoleón III, y en 1848 decidió trasladar a su familia a Lima (el abuelo materno de Gauguin era un aristócrata peruano). El progenitor murió durante la travesía y la madre continuó sola el pasaje al país suramericano, donde se acogieron a la protección de su tío. La infancia de Gauguin en el país andino marcaría su carácter de adulto pues persiguió siempre una existencia «indómita» describiéndose a sí mismo como un hombre «medio civilizado, medio salvaje». [Autorretrato con Cristo amarillo © RMN-Grand Palais (Musée d’Orsay) / René-Gabriel Ojéda]