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    Irónica, sorprendente y majestuosa: Joana Vasconcelos

    La naturaleza del proceso creativo de la artista portuguesa Joana Vasconcelos (París, 1971) se basa en la apropiación, la descontextualización y la subversión de objetos preexistentes y realidades cotidianas. La artista ofrece una mirada cómplice y a la vez crítica, sobre la sociedad contemporánea, abordando cuestiones como la situación de las mujeres, la diferenciación por clases o la identidad nacional. Vasconcelos ha sido la primera mujer en exponer en el Palacio de Versalles, y ahora representa a Portugal en la Bienal de Venecia. Vanessa García-Osuna

    ¿Qué le llevó a embarcarse en una carrera en el arte? Convertirme en artista ha sido un camino más que una decisión objetiva tomada en un momento dado. Yo era una niña normal, aficionada a los deportes y a las actividades creativas, y mientras estudiaba en el instituto (hice el bachillerato artístico en una escuela especializada) empecé a experimentar con distintos medios. Creo que fue ahí cuando me ‘enganché’ a hacer descubrimientos…

    ¿Cuál es su filosofía como artista? Me interesan los símbolos, los objetos y las conductas de la sociedad contemporánea.

    ¿Hay artistas, u obras de arte concretas, que le hayan inspirado de forma especial? Soy una gran admiradora de Louise Bourgeois; creo que sus representaciones intimistas son muy poderosas. Para mi, sus Celdas son recreaciones profundas de un mundo interior. Las considero un gran ejemplo de la indiscutible habilidad de Bourgeois para materializar la intimidad.

    ¿Cuáles diría que han sido los hitos de su carrera? ¿Cómo recuerda su exposición en el Palacio de Versalles? La trayectoria de un artista se va construyendo a través de sucesivos momentos clave que, cuando se producen, modifican el curso de una carrera abriendo el campo a posibilidades de más envergadura. Versalles fue uno de esos momentos, pero también lo fue, por ejemplo, exponer La novia en la Bienal de Venecia de 2005; fue la primera vez que mi obra recibió la atención de un público internacional.

    ¿Qué obras plantearon un desafío mayor? ¿De cuáles se siente más orgullosa? Me siento orgullosa de todos mis trabajos; de hecho, a menudo vuelvo a mirar mis primeras obras y siento que siguen siendo tan relevantes y pertinentes hoy como lo fueron cuando las creé. He tenido diversos desafíos a lo largo de mi carrera; algunas obras fueron complicadas de ejecutar desde un punto de vista técnico, financiero, burocrático, etc… Mi último proyecto ha sido particularmente ambicioso: transformar uno de los transbordadores de Lisboa en un pabellón flotante. Con esta obra represento a Portugal en la Bienal de Venecia de este año. Llevarla a cabo me ha planteado diversos retos… ¡tuve que sumergirme en el universo naval del que apenas sabía nada!

    ¿Qué define las dimensiones de sus piezas? ¿Qué le atrae de la idea de exceso? El tamaño es fruto de decisiones previas, al igual que la elección del material, lo que significa que, no es tanto una meta, un objetivo, sino una consecuencia. Me interesa el exceso por sus diversos significados; ya sea su asociación con el lujo, que nos traslada al mundo de objetos deslumbrantes; o por sus implicaciones sociológicas, generalmente compensando la insustancialidad actual; o incluso como símbolo de un mundo más plural y global.

    Estudiando su producción artística es inevitable pensar en una tradición artística que ha adoptado entre sus prácticas la artesanía femenina: Louise Bourgeois, Rosemarie Trockel, Tracey Emin… ¿se siente parte de este linaje? Me siento heredera tanto de Louise Bourgeois como de Richard Serra. Mi corpus artístico es, en muchos sentidos, sumamente variado, por lo que el uso de técnicas tradicionalmente femeninas solo es un aspecto más de mi práctica artística. Yo diría que mi trabajo da continuidad a un linaje mucho más vasto, con el propósito de responder a las complejidades de la contemporaneidad a través de voces diferentes y, por consiguiente, mediante el uso de una amplia gama de técnicas y materiales.

    Usted dió una conferencia en la última edición de la feria TEFAF Maastricht. ¿Qué opina de las ferias? ¿Le gusta visitarlas? Los lugares como TEFAF Maastricht me sorprenden porque, además de estar meticulosamente organizados, acercan al público obras de arte que han logrado resistir la prueba del tiempo. Además, me encanta la gran artesanía y me interesa explorar las nociones de gusto, así que es estupendo ver cómo la feria ofrece una brillante panorámica de su evolución a lo largo de los tiempos.

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