Joaquín Sorolla (Valencia, 1863 – Madrid, 1923) retrató a mujeres de toda extracción social y condición, desde campesinas hasta aristócratas, interesado siempre en captar la personalidad de cada modelo. Madrileña con mantón es uno de los lotes estelares de la subasta online que Setdart celebra el 15 de abril [en imagen]. Estimado entre 90.000 y 100.000 euros, este retrato tiene una procedencia especialmente interesante, pues fue llevado a Argentina por el empresario catalán José Artal y Mayoral, personaje crucial para la difusión del arte español en la entonces floreciente ciudad de Buenos Aires. Según documentación conservada en el museo Sorolla, consta que Madrileña con Mantón es recibida y posteriormente expuesta por Artal en la primera muestra de pintores españoles de Buenos Aires en 1898. Es en la pintura de apunte y en pequeño formato donde encontramos al Sorolla más revolucionario y personal. Ejemplo de ello es Playa de Valencia que el maestro dedicó a Salvador Tuset, uno de sus discípulos. En el Museo Sorolla se conservan dos tablas de las mismas medidas (13,7 x 25,2 cm), con las esquinas redondeadas y con idéntico sello. La que ofrece Setdart está tasada entre 80.000 y 90.000 euros.
Discípulo de Sorolla y figura clave del impresionismo valenciano, José Mongrell (Valencia, 1870 – Barcelona, 1937) firma uno de los cuadros más significativos de la sesión: Pescadora de Cullera, un óleo de 1915 estimado entre 40.000 y 50.000 euros [en imagen]. Domina la composición una paleta cálida que refleja el sol mediterráneo, y que contrasta con la tonalidad oscura del traje de la pescadora, de gran fuerza expresiva.
Es innegable la influencia del emblemático Almuerzo en la hierba de Édouard Manet en este cuadro titulado Desnudos de José Ramón Zaragoza (Cangas de Onís, 1874 – Alpedrete, 1947) valorado entre 25.000 y 30.000 euros. Así como el pintor francés había introducido un desnudo femenino entre caballeros vestidos, aquí también se da cierta provocación al ubicar la figura desnuda en una escena campestre, al lado de una dama vestida de blanco, protegida con tornasol, y acompañadas ambas de una tercera muchacha de torso desnudo que porta una cesta rebosante de frutas tropicales. Su piel broncínea contrasta con las carnaciones nacaradas de las otras dos. Con ello, el pintor estaría haciendo otro guiño artístico, en este caso a Goya. Interpretaciones simbólicas aparte, destaca la calidad plástica de este óleo, la sensualidad que emana de los cuerpos gracias al hábil dibujo, así como el juego de luces y veladuras [en imagen].
En 1873 Martín Rico (El Escorial, 1833 – Venecia, 1908) visitó por primera vez Venecia, ciudad que le cautivó y en la que residiría el resto de su vida, alternando con estancias en París. Sus paisajes venecianos, en los que captó la luminosidad y la fulgurante vida de sus calles, se convirtieron en modelo a seguir para sus discípulos y copistas. En esta Vista de Venecia tasada entre 25.000 y 30.000 euros el artista inmortaliza un rincón de La Serenissima que se aleja del bullicio y los clásicos edificios ducales que acostumbró a representar. En su lugar, nos muestra una apartada escena protagonizada por un grupo de pescadores que se prepara para faenar, junto a familias de paisanos que pasean por la lonja dedicándose a sus tareas diarias. La obra del vedutista madrileño está presente en el Museo del Prado así como en el Metropolitan y la Hispanic Society de Nueva York, entre otras prestigiosas colecciones públicas.
