Una etérea vista de Roma que era una de las últimas obras maestras de Turner que aún se conservaba en manos privadas, fue adjudicada ayer en Sotheby’s Londres por 38,6 millones euros, estableciendo un récord mundial en subasta para el artista. La exposición en la Tate sobre los últimos años del pintor y la película de Mike Leigh han despertado una ‘turnermania’ que ha coincidido con la salida a pujas de esta obra. Pintada en 1835, Roma, desde el Monte Aventino se halla entre las recreaciones más sutiles y atmosféricas de la ciudad italiana, un tema que cautivó a Turner durante más de veinte años. Alex Bell, co-presidente del Departamento de Maestros Antiguos de Sotheby’s, comentó: “A día de hoy quedan menos de diez Turner importantes en manos privadas y este lienzo es uno de los mejores. Esta pintura, que tiene casi 200 años, luce como si acabara de salir del caballete del artista; no ha sido reentelada ni restaurada nunca. El cuadro conserva la frescura del momento en que fue pintado: los pelos de los pinceles de Turner, las gotas de pintura líquida que resbalaron hasta el borde del lienzo, y cada raspado de espátula pueden apreciarse aún con un increíble detalle». Roma, desde el Monte Aventino evidencia el virtuosismo del artista inglés como pintor de paisajes. Se trata posiblemente de la visión más serena y encantadora de Roma realizada por Turner – una imagen intemporal, en la que plasma cada detalle de la ciudad minuciosamente. Con infinita sutileza captura los primeros rayos de luz de la mañana disipando la niebla del Tíber y bañando la Ciudad Eterna con un suave brillo dorado. Esta espectacular panorámica de Roma fue un encargo de Hugo Munro de Novar, amigo y principal mecenas de Turner entre 1820 y 1830. Cuando el artista visitó Roma por segunda vez en 1828, Munro le pidió que le pintara lo que él llamó «una copia de la ciudad», «un cuadro de la Roma moderna». Sin embargo, no fue hasta 1835, siete años después, cuando Turner pudo concluir su pintura basándose en los apuntes detallados que había tomado durante el viaje. Cuando expuso su trabajo en la Royal Academy en 1836, el diario Morning Post escribió: «Es uno de esos cuadros asombrosos por los cuales el señor Turner deslumbra por su imaginación y confunde toda crítica: excede de cualquier alabanza.”
