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    Los tres tesoros de Stuart Weitzman

    «Siempre soñé con coleccionar las más grandes rarezas que existían en el campo de la filatelia y la numismática, y poner estos extraordinarios tesoros, ocultos durante décadas, a la vista del público. Me propuse hacerlo y lo hice. Hoy mi sueño es otro: destinar los ingresos por la venta de estas joyas a obras benéficas”, explica Stuart Weitzman sobre la venta que hoy celebra Sotheby’s  en Nueva York en la que salen al mercado tres piezas legendarias de la filatelia y la numismática.
    Suya es una moneda mítica, el Águila Doble de 1933, estimada entre 8,3 y 13 millones de euros. Esta moneda de oro con un valor facial de 20 dólares, es exclusiva en el sentido de que es el único ejemplar que puede ser legalmente propiedad de un particular. Cuando Weitzman la compró en 2002 por 7,59 millones de dólares batió un récord mundial en subasta. La venta se llevó a cabo en nombre del Gobierno de los Estados Unidos tras un acuerdo legal histórico que, por primera y única vez, autorizó la propiedad privada de esta excepcional pieza, conocida como “la moneda que sacó a Estados Unidos del patrón oro”. Diseñada por el escultor Augustus Saint-Gaudens a instancias del presidente Roosevelt, su anverso plasma a la Libertad avanzando a grandes zancadas mientras que su reverso crea un águila americana en pleno vuelo.

    Durante más de un siglo, la cúspide del coleccionismo ha estado representada por el sello magenta de un centavo de la Guayana británica emitido en 1856. En las cuatro ocasiones en que ha salido a pujas ha conseguido un resultado memorable, la última de ellas en 2014, cuando Weitzman pagó por él 9,4 millones de dólares. Su historia se remonta a 1852, cuando la Guayana Británica comenzó a recibir sellos postales regulares fabricados en Inglaterra por Waterlow & Sons; en 1855, debido a un error administrativo, la escasez de los sellos importados amenazó con interrumpir el servicio postal en la colonia y obligó al jefe de correos a encargar a una imprenta local un suministro de contingencia: el magenta de un centavo, el magenta de cuatro centavos y el azul de cuatro centavos. De todos ellos, sólo sobrevive el magenta de un centavo, que ahora cambiará de manos preciado entre 8,3 y 13 millones de euros. Siguiendo la tradición de sus anteriores dueños, Weitzman ha añadido en el reverso sus iniciales «SW» junto al dibujo de un zapato de tacón de aguja como guiño por su conexión con la moda. El tercer lote de la subasta corresponde al “Jenny invertido” de 1918 el error filatélico más célebre de la historia. Emitido por el correo aéreo de Estados Unidos, en una de las planas, el biplano Curtiss Jenny JN-4HM se imprimió boca abajo. Sólo se publicaron 100 ejemplares y la tira que se ofrece, con cuatro de estos deseados sellos defectuosos, sale a pujas valorada entre 4 y 6 millones de euros.

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