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    Lynne Cooke: «La fotografía es capital para el arte del siglo XXI»

    ¿Debe estar presente la fotografía como disciplina artística en un museo? Se trata de una candente cuestión a la que tratamos de arrojar luz de la mano de Lynne Cooke, nueva subdirectora del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS). Hasta su incorporación al equipo que dirige Manuel Borja-Villel, Cooke era la máxima responsable del Dia Art Foundation en Nueva York. (www.diacenter.org) emblemático centro multidisciplinar dedicado al arte contemporáneo. Cooke es escritora, ha sido profesora de arte contemporáneo en el University College de la London University, y fue la directora artística de la Bienal de Sidney (1996).

    ¿Qué ha supuesto pasar del Dia Center de Nueva York al Reina Sofía?
    Llevo en Madrid seis meses, y desde luego ha sido un enorme cambio en todos los aspectos. Principalmente por lo que supone pasar de una institución cuya colección y programa se centra en la década de los años 60 hasta nuestros días, a un museo de arte moderno y contemporáneo. Se abre ante mí la oportunidad de profundizar en el arte español y, al mismo tiempo, adquirir una perspectiva más amplia del arte.

    Aunque la cámara oscura fue un elemento capital en la ‘prehistoria’ de la fotografía, ya desde el Renacimiento fue empleada por algunos de los pintores españoles y extranjeros que trabajaban aquí, sin embargo, fue en Francia e Inglaterra donde la fotografía se desarrolló como medio aunque fuera también practicada en España a los pocos meses después de su descubrimiento en 1839. Pero mientras que la fotografía se incluye de pleno derecho en los fondos de algunos museos europeos -como el Victoria & Albert de Londres y otras prestigiosas instituciones internacionales- otros demoran incomprensiblemente su incorporación. ¿Cuál debería ser el lugar de la fotografía en un museo de arte?.
    Desde una perspectiva amplia, un museo es una institución centrada en la cultura visual por lo que la fotografía debería formar parte del núcleo de cualquier colección del siglo XX.
    Pero creo que es importante hablar de la fotografía como medio con gran espectro de funciones y papeles. Junto a su dimensión documental –en el ámbito cotidiano- puede ser también arte strictu sensu. En mi opinión, la pregunta alcanza su máximo sentido en las primeras décadas del siglo XX cuando una vertiente de la fotografía comienza a tomar parte de la vida diaria, bien a través de los periódicos o de las instantáneas hechas por aficionados, etc…mientras que por otro lado surge la fotografía de autor propiamente dicha.
    Y aquí viene el meollo de la cuestión ¿deben coleccionarse ambas?. Algunas instituciones así lo hacen, mientras que en otros países se hace una división entre las dos categorías. Hace décadas que la fotografía de autor podría estar incluida en un museo de bellas artes como la Tate, mientras que la fotografía más documental, podría tener cabida en uno como el Victoria & Albert junto a las colecciones de artesanía, diseño industrial, etc… No obstante, a partir de los años 60 la división entre fotografía y demás prácticas artísticas se ha difuminado, y muchos artistas jóvenes que utilizan exclusivamente la fotografía en su trabajo, como Thomas Struth, se autodefinen como artistas plásticos. ¡Su trabajo es una obra de arte!. Este es su discurso. Sin embargo, si hubiera trabajado hace treinta o cincuenta años, como Ansel Adams, hubieran sido conocidos como fotógrafos. Así que desde los años setenta van surgiendo nuevas preguntas sobre la fotografía coincidiendo con su mayor protagonismo como práctica del arte contemporáneo.

    Entonces ¿cuál debería ser el papel de la fotografía en un museo en España?
    El papel de la fotografía en un museo nacional, como el Reina Sofía, es equiparable al que tendría en el MoMA de Nueva York o en el Pompidou de París. Los museos pueden alterar su organización desde una perspectiva histórica; de hecho el MoMA tiene departamentos específicos según las distintas especialidades. Tiene un departamento de fotografía y otros de bellas artes, pintura y escultura, mientras que el Pompidou tiene conservadores responsables de distintos temas con divisiones muy flexibles.
    Y el Reina Sofía tampoco tiene departamentos. Creo que la fotografía juega un papel capital para contar el arte visual de los siglos XX y XXI. Y este museo tiene obras que podrían considerarse como fotografía documental – por ejemplo en las salas de los años cincuenta-, pero también de artistas que desempeñaron su papel dentro del mundo de arte como Bill Brandt.

    ¿Cuál es la política general del museo respeto al medio fotográfico?. ¿Cómo podría ayudar para que los visitantes aprendieran sobre la fotografía como disciplina artística?
    Cualquier museo de arte contemporáneo mostrará la fotografía dentro de una amplia gama de posibilidades: hay artistas como Gerhard Richter, el pintor alemán, que producen obra basada en la fotografía. Y al contemplar sus pinturas, es evidente que sus fuentes no son la realidad sino que parten de una representación fotográfica. Son lo que se llama imágenes ‘camera-based’ [imágenes realizadas por una cámara o ‘soporte fotográfico’).
    ¡Los visitantes acuden al museo para ver arte pero la presencia de la cámara está por doquier! —ya sea en un cuadro, en una escultura o en un video, sin contar las propias fotografías.
    Estamos rodeados de imágenes y observar obras de arte, nos puede ayudar a reflexionar sobre el papel que juegan las imágenes, de qué manera nos impactan y cómo condicionan nuestra aprehensión del mundo.

    ¿Cuál es la política de adquisiciones del Museo? Y ¿qué requisitos debe cumplir una fotografía para ser incluida en la Colección Permanente?
    Nuestra política consiste en coleccionar aquellas piezas que formen unas narrativas coherentes con la historia visual del arte y la historia cultural. El museo no sólo colecciona obras clasificadas (estrictamente) como fotografías, sino que también piezas que fusionen la fotografía con otras disciplinas o trabajos de artistas plásticos que incorporen fotografías. Son unos criterios muy amplios. Estudiamos su inclusión en la colección independientemente de su procedencia internacional o nacional, aunque, eso sí, hay que tener en cuenta su proximidad con la historia de la producción visual del país.

    Rosalind Williams

    Cooke

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