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    Málaga, capital del mejor arte ruso

    El Museo Estatal de Arte Ruso de San Petersburgo ha inaugurado hoy su flamante filial en Málaga en la que ofrece un recorrido por cinco siglos de creación artística a través de 169 obras que permiten aproximarse a la historia, la cultura y las tradiciones de ese país. El Museo de San Petersburgo posee una colección de más de 400.000 piezas, de las que sólo expone un cinco por ciento en sus cinco palacios de la ciudad rusa, y el acuerdo con Málaga tiene una duración de diez años prorrogable.
    El Museo Ruso de Málaga cuenta con una superficie expositiva de 2.300 metros cuadrados distribuidos en varias salas. La primera está dedicada a los iconos religiosos, una disciplina desarrollada en Rusia entre los siglos X a XVIII por distintas escuelas y de los que en Málaga se han seleccionado siete fechados a partir del siglo XVI.
    La sala reservada para los retratos y paisajes del XVIII y XIX revela cómo, en la época de Pedro I el Grande, el arte ruso y la decoración de sus palacios «giraron hacia los gustos europeos», como en los retratos de Catalina II, de Dmitri Levitski, o del arzobispo Teodosio Yankovski, de Alekséi Antrópov.
    Durante la guerra con Napoleón y la posguerra se desarrolló un romanticismo más melancólico que en otros países, con paisajes de iluminación mística que reflejan escenas cotidianas.
    Un autor destacado de este periodo es Alekséi Venetsiánov, presente con dos cuadros, mientras que en las obras de Aleksandr Ivánov destacan el tratamiento del color y los desnudos, algo muy novedoso en la década de 1830.
    Otro pintor, Nikolái Petrov, da cuenta de las tradiciones, los trajes nacionales y la gastronomía rusa en la obra «Presentación de la novia», y Vasili Perov aporta uno de los lienzos más famosos de la colección, «El descanso de los cazadores». También está considerada una obra maestra del arte ruso «El inicio de la primavera», de Iván Yendogúrov, e Iliá Repin plasma un acontecimiento histórico en «La boda de Nicolás II y la gran duquesa Alejandra Fiódorovna».
    En la sala reservada al final del XIX sorprende por su gran formato «El ritual del beso», de Konstantín Makovski, todo un compendio sobre las fiestas populares rusas, y Grigori Sedov ofrece en «El zar Iván el Terrible contempla la belleza de Vasilisa Meléntieva» una faceta de este personaje histórico más conocido por su carácter sanguinario.
    Pero uno de los apartados que más expectación ha levantado es el de las vanguardias, y es que San Petersburgo posee la mayor colección del mundo de este periodo, con más de un centenar de obras de Malevich o una veintena de Kandinsky.
    Además de estos dos autores, en Málaga están presentes Marc Chagall, Vladímir Tatlin, Aleksandr Ródchenko, Iliá Mashkov, Olga Rózanova o Pável Filónov, entre otros.
    Otra sala de esta primera exposición anual se dedica al realismo socialista, en una época en la que los temas prohibidos en la URSS hizo que el motivo predominante en la pintura fuera el industrial.
    La primera exposición temporal que acoge la pinacoteca es «Arte ruso de la época de Diaghilev», un autor conocido especialmente por su trabajo en el teatro y el ballet, y cuenta con 69 obras de artistas como Leon Bakst, Nathan Altman, Mijail Vrubel, Zinaida Serebriakova, Alexandr Golovin o Boris Kustodiev.

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