Picasso visitó París por primera vez cuando tenía 19 años, en el otoño de 1900. Durante esa escapada descubrió a muchos artistas en la Exposición Universal, pero también en las galerías privadas y en los atractivos carteles colgados por sus calles. Desde entonces y hasta 1904, fecha en que se instalaría definitivamente en la Ciudad de la Luz, alternó estancias en París, Madrid y Barcelona. El impacto que experimentó el joven artista en sus dos primeros viajes a la capital francesa se documenta en una selección de dibujos, pinturas y esculturas que reflejan su fascinación por los artistas de vanguardia y cómo empieza a forjarse su estilo tan personal, pasando de una pintura mundana a otra de notable carácter simbólico. [Desamparados, Barcelona, 1903 © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid 2018]