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    Thaddaeus Ropac: «Una exposición de Beuys cambió mi vida»

    «Me gusta hacer posibles los sueños de los artistas” dice el renombrado galerista austriaco Thaddaeus Ropac (Klagenfurt,1960),sobre la esencia de su trabajo. Con cuatro espectaculares espacios en París y Salzburgo, Ropac despliega una energía formidable para coordinar una agenda de artistas que incluye a Andy Warhol, Anselm Kiefer, Robert Longo, Erwin Wurm, Tony Cragg, Georg Baselitz, Richard Deacon, y, tal vez el más especial de todos para el marchante, Joseph Beuys, un artista cuyo magnetismo va más allá de todo culto. El apellido Ropac es sinónimo de un inusual sexto sentido para detectar piezas importantes, de acceso privilegiado a los grandes protagonistas del mercado y de talento para ofrecer a sus clientes notables oportunidades de inversión. En Salzburgo, además, es muy apreciado por sus generosas donaciones al Museum der Moderne y otras instituciones. En 2009 el galerista obsequió al museo con una colección de arte valorada en casi un millón de euros, lo que equivalía al presupuesto de la institución para nuevas adquisiciones para los próximos diez años. Cuando le preguntaron al escultor británico Tony Cragg cómo había conseguido exponer en el Louvre, el artista admitió que la clave habían sido las grandes conexiones de su representante, Ropac, con quien había mantenido una dilatada relación profesional. El galerista logró que la espectacular instalación de Cragg Versus, una escultura en madera con forma de sol rojo, se erigiera sobre el patio de la Pirámide del Louvre, la entrada principal al museo. Está claro que el marchante no escatima medios para hacer felices a sus artistas. De sus vivencias en el mundo del arte y sus experiencias en el negocio, hemos hablado con Thaddaeus Ropac –que participó en el Forum d’Avignon- quien nos explica, además, por qué la cultura da razones para la esperanza en tiempos turbulentos. Vanessa García-Osuna

    ¿Cuál fue su primera experiencia memorable con el arte? Se remonta a cuando yo tenía 19 años. Hicimos una visita al Museo de Historia del Arte de Viena [Kunsthistorisches Museum] que había adquirido recientemente una serie de instalaciones de Joseph Beuys. Esta compra había generado una gran controversia. La gente no acababa de entender por qué había que gastar tanto dinero público en esta clase de obras de arte. Yo me sentí confundido y fascinado al mismo tiempo por lo que estaba viendo: una obra titulada Basisraum Meyfarth Wäsch (Habitación sencilla, ropa mojada) que constaba de tres tuberías de desagüe. Aquella visita fue un verdadero punto de inflexión en mi vida.

    Años después, en 1982, usted trabajó como becario para Joseph Beuys. ¿Cómo lo recuerda? En efecto, trabajé durante un breve periodo como becario de Joseph Beuys, ayudando a la instalación de la pieza Blitzschlag en Berlín. En aquella época yo aún tenía la aspiración romántica de convertirme en artista, pero rápidamente me di cuenta de que podía contribuir al mundo del arte sin ser artista. Fue entonces cuando empecé a organizar pequeñas exposiciones, lo que me llevó a abrir una galería.

    Desde que abriera su primera galería en 1983. ¿Cómo ha cambiado el mundo del arte, y el negocio? Yo diría que la mayor diferencia en el mundo del arte desde cuando empecé es que éste solía ser una pequeña torre de marfil, mientras que hoy tanto éste como el negocio del arte tiene una estructura tentacular. Como galería, nosotros hemos ido creciendo adaptándonos a los cambios.

    Durante su estancia en Nueva York usted conoció a jóvenes promesas como Jean-Michel Basquiat, Keith Haring y Robert Mapplethorpe. ¿Qué recuerda de esa época? Joseph Beuys me presentó a Andy Warhol, quien a su vez me presentó a Robert Mapplethorpe, a Jean-Michel Basquiat y a Keith Haring. Warhol me llevó al estudio que Basquiat tenía en el SoHo, en un sótano, donde lo encontramos pintando en el suelo. Estuve un rato viéndole trabajar y luego él me preguntó si me interesaría hacer una exposición con sus dibujos. Cogió veinte obras, las metió en un libro y me las entregó. Confiaba en mí porque yo había venido de parte de Andy Warhol (“You came from Andy!”). [Eventualmente el galerista, tuvo que devolverle los dibujos a Basquiat al no conseguir comprador. Ahora estas obras, por las que pedía entonces 300 dólares, serían codiciadas por cualquier adinerado coleccionista]

    Habiendo trabajado con grandes artistas como Georg Baselitz, Anselm Kiefer, Gilbert & George, Tony Cragg… ¿Quiénes le han impresionado más? Todos ellos son artistas con los que he trabajado durante muchos años y con quienes he establecido relaciones estrechas, basadas en la confianza y en ayudarles a llevar a cabo sus ambiciosos proyectos artísticos. En cuanto a los artistas que me han impresionado más, yo diría que Joseph Beuys por su increíble carisma y por ser autor de una obra radicalmente independiente. También recuerdo a Andy Warhol, que era muy distinto a Beuys, pero puedo decir que ambos compartían una intensidad muy parecida.

    ¿Es difícil descubrir nuevos talentos hoy? ¿Cuáles han sido sus “descubrimientos” más excitantes? En los últimos años he prestado especial atención a la obra de artistas iraníes y, en particular, de pintores como Ali Banisadr cuyos trabajos ahora forman parte de las colecciones permanentes de museos como el MOCA y el MET. También hemos colaborado con el videoartista Cory Arcangel, a quien el Museo Whitney de Nueva York dedicó una importante exposición el año pasado.

    Usted dirige dos galerías en Salzburgo y dos en París. ¿Tienen una filosofía común? Con el tiempo nuestra firma ha adquirido una posición importante en la Europa continental y considero que nuestras galerías de Salzburgo y París son complementarias entre sí. París puede considerarse más internacional, y además es una ciudad con importantes estructuras museísticas; en Salzburgo, por el contrario, nos dirigimos a coleccionistas de nuestros vecinos como Alemania y Suiza. Como galerista me siento orgulloso de poder trabajar con algunos de los creadores más importantes de nuestra época, así como con artistas más jóvenes y emergentes y mi objetivo siempre es hacer posible sus visiones.

    Beuys, el chamán
    “El carisma de Beuys era increíble, no había conocido a nadie igual en el mundo del arte –evocaba Ropac- Recuerdo su voz, profunda y embriagadora como la de un chamán. Beuys había sembrado el caos en la Academia de Bellas Artes de Düsseldorf al afirmar “todo el mundo es un artista”. Eso suscitó una ola de candidatos y sobre aquel episodio se fundó su mito. Yo le escribí una carta. Intuía que algo estaba pasando allí y quería vivirlo. Beuys estaba preparando su pieza Monuments au cerf para la exposición Zeitgest Norman Rosenthal en el Gropius Bau de Berlín en 1982. Y allí fui como un ayudante más. Tenía 22 años de edad, pero no me echaban más de 16. Beuys era tal como decía su leyenda, huesudo, con un sombrero encasquetado sobre la cabeza, y permanentemente rodeado de su séquito.”

    Razones para la esperanza

    ¿La cultura/imaginación creativa le dan razones para la esperanza?
    Para mí, la cultura y la creación siempre han tenido un valor de esperanza porque son un aspecto fundamental de la mente y confirman la capacidad de ésta para inventar, para renovarse, para desarrollar y para sugerir. Es un movimiento constante e interminable. La cultura se basa en el conocimiento de uno mismo y del otro y genera conocimientos para compartir y enseñar.
    La cultura une a las personas, va hacia el otro.

    ¿Quién encarna mejor esta esperanza?
    Cada actor de la vida cultural actúa en su nivel y representa un eslabón de la cadena. Desde quien produce cultura (el artista, el escritor y el compositor), a quien la transmite (el maestro, el actor, el intérprete), sin olvidar el apoyo esencial del patrocinador público o privado y el coleccionista, que hacen posible los proyectos y permiten que éstos sean difundidos (museos privados, donaciones, colecciones…). Los artistas con los que trabajo construyen sistemas, crean mundos y brindan opiniones críticas y constructivas sobre nuestro entorno, y algunos de ellos añaden a estas críticas algunas sugerencias muy concretas o utópicas. Esta es la manera de compartir la esperanza, para mostrar que otros caminos son posibles.

    ¿Qué iniciativa personal/ proyecto / obra simboliza su razón para la esperanza?
    Cada dibujo, cada performance o cada obra es la expresión de una visión y de una sensibilidad sobre el ser humano y su entorno. Este derecho a la expresión y esta libertad es una de las razones para la esperanza. Desde este punto de vista, mi vocación y mi proyecto personal es permitir, promover y apoyar con mis medios la creación. Toda mi energía se orienta a trabajar con artistas vivos de hoy y del arte del mañana, apoyando sus proyectos y difundiéndolos.

    ¿Cómo transmitiría esta esperanza a las generaciones venideras?
    Llevo treinta años apoyando artistas, y confío en seguir respaldándolos muchos años más, con el fin de que puedan reflejar su tiempo y ser parte del futuro. Mi ambición sería que sus obras se convirtieran en un puente entre generaciones. Respaldando proyectos relacionados con nuestro tiempo, estamos haciendo algo por transmitir esta esperanza a la cultura del mañana. Pero es necesario tener en cuenta que el futuro hoy llega más rápido que antes. No hace tanto los artistas vivían de una manera bastante aislada y en mundos más restringidos. Hoy, cada producción
    es inmediatamente transmitida a todo el mundo, emitida, conocida y compartida. El artista está más preocupado hoy por cómo será el futuro, y por cómo será percibida su obra entonces, lo que nos hace aún más responsables de apoyar su mensaje.

     

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