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    Yvon Lambert: «Compré mi primera obra con catorce años»

    Yvon Lambert

    Influyente galerista, descubridor de talentos y gran coleccionista, el francés Yvon Lambert es uno de los popes del mundo del arte. Durante cuarenta y cinco años, su galería ha jugado un importante papel en la promoción de los artistas más innovadores y transgresores de nuestro tiempo. Todo comenzó a principios de los setenta cuando Lambert, con gran visión, decidió representar artistas americanos pioneros de los movimientos Minimalista, Conceptual y Land Art como Carl Andre, Robert Barry, Sol LeWitt, Richard Long, Brice Marden, Robert Ryman, Cy Twombly, Lawrence Weiner, Jean Michel Basquiat, y Niele Toroni, entre otros. En la actualidad su galería representa a una cuidada nómina de artistas que incluye, entre otros, a Douglas Gordon, Jenny Holzer, Joan Jonas, Anselm Kiefer, Bertrand Lavier, Roman Opalka y Andrés Serrano.

    Como cada año desde hace cinco, la ciudad francesa de Aviñón acoge la celebración del Forum d’Avignon, un estimulante laboratorio de ideas al servicio de la cultura cuyo objetivo es analizar los vínculos entre los mundos de la cultura y de la economía y proponer reflexiones. Este foro –que se celebró entre el 15 y el 17 de noviembre en esa localidad francesa y del que Tendencias del Mercado del Arte ha sido media partner– organiza sugestivos encuentros internacionales que propician debates inéditos entre los principales agentes de la cultura, de las industrias de la creación, de la economía y de los medios. Coincidiendo con este evento, el museo que acoge la Colección Lambert ha preparado una exposición con las obras maestras de la colección que el galerista francés donó al Estado francés, y a la ciudad de Aviñón. Se trata de la donación más valiosa hecha a Francia desde el Legado Picasso y la donación Moreau-Nélaton efectuada en 1906, que enriqueció los fondos del Louvre con obras de Géricault, Corot, Delacroix, Manet, Monet, Renoir y Sisley entre otros. De su extraordinaria colección y su dilatada carrera en el mundo del arte hemos hablado con Yvon Lambert.

    Usted abrió su primera galería en París en 1966, pero su pasión por el arte surgió mucho antes. ¿Cuando adquirió su primera obra?
    Era muy joven, solo tenía catorce años, y trabajaba de cartero. En aquella época, un niño de catorce años era muy niño; hoy en día, con esa edad, cualquiera se puede comprar un cuadro, o lo que sea, no es nada extraordinario. Pero entonces sí lo era. Me compré un cuadro de un pintor inglés, que vivía en mi región, y que todavía conservo. Es una pintura postimpresionista que representaba una vista de Vence.

    ¿Cuál ha sido su experiencia más impactante, más memorable, en su trayectoria tanto como galerista como coleccionista?
    ¡Hay tantas! Pero, para mi, el punto de inicio de mi carrera fue cuando vi una exposición en Berna que se titulaba Cuando las actitudes se hacen forma, creo que fue en 1967 o 1968. Esta exposición en la Kunsthalle ofrecía una panorámica de la joven escena artística del momento; había artistas europeos, pero sobre todo americanos. Estaban Lawrence Weiner, Hans Haacke, Jannis Kounellis, Eva Hesse, Robert Barry, Carl André, Robert Morris, Bruce Nauman, Claes Oldenburg, etc. Aquella muestra despertó en mi una gran fascinación por muchos de los artistas que participaban, con muchos de los cuales trabajé después, aunque en aquel momento no los conocía. Eran creadores que iban a contracorriente de movimientos como El Pop art. Eran artistas conceptuales que trabajaban con estructuras primarias y materiales brutos.

    Muchos de aquellos jóvenes artistas se convirtieron con el tiempo en grandes figuras del arte del siglo XX, como Cy Twombly, Daniel Buren, Nan Goldin.. ¿Cúal ha sido el artista o la experiencia que ha modificado su mirada como coleccionista?
    Mi colección ha estado íntimamente ligada a mi actividad profesional. Está formada por obras de artistas con los que he colaborado. Hay muy pocas de artistas con los que no he trabajado. ¿Grandes impactos? Cy Twombly. Era un aristócrata americano, una persona tremendamente reflexiva. Su presencia como hombre, como persona, su aura, y su trabajo ha sido muy importante para mi.

    Háblenos de la construcción de su colección, ¿la adquisición de una nueva pieza responde a algo puntual, a un impacto emocional, o es una reflexión madurada, dentro del contexto global, lineal, de la colección?. Dicho de otro modo, ¿manda lo sensible o el intelecto?
    Muchas veces, decido quedarme con una de las obras que estoy exhibiendo en una exposición. La decisión obedece a un sentimiento o la convicción de que tengo que guardarme esta pieza para mí. No es algo pensado fríamente considerando la estructura de mi colección. Durante muchos años, no tenía constancia de lo que formaba parte de mi colección. Quedé muy sorprendido cuando hace unos diez años contemplé, por primera vez, a todas las piezas como un todo, de manera global. Eran unas 800 obras. Ahí nació mi colección. La componen obras que me gustaron. Mi colección no es como las colecciones de otros marchands, que muchas veces están formadas por obras que no vendieron en su momento.

    ¿Una colección es un autorretrato del coleccionista?
    Eso dicen…¡pero no soy yo quien debe decirlo!.

    ¿Como percibe la profesión de galerista hoy en día?
    No tiene nada que ver con lo que era hace cuarenta años, cuando empecé. Es completamente distinta. Incluso los coleccionistas actúan de manera distinta. Es otro oficio.

    ¿Es una tarea del galerista actual, por ejemplo, dar a conocer el trabajo de un artista, aunque no se venda? Hace unos días estuve en su galería de París, viendo el trabajo de Loris Greaud, que puede ser difícil de vender a un coleccionista debido a la monumentalidad de las piezas…
    Efectivamente, la de Loris Greaud es una exposición de museo. Proyectos de este calibre son maquinarias muy pesadas, pero en este caso concreto, estoy bastante contento. Se inauguró hace diez días y está funcionando bastante bien, hemos vendido ya algunas piezas. Hay exposiciones en las que no vendemos absolutamente nada y aún así me quedo satisfecho si hemos recibido público y hemos tenido eco. ¡No vendemos en todas las exposiciones!. Hemos llegado a celebrar, por ejemplo, tres muestras del mismo artista sin vender nada, ¡y aún así he seguido haciéndolas porque su trabajo me interesaba!… hasta que finalmente hemos vendido. Vender no es el “motor” de mi trabajo, aunque, como todos, necesito vender para subsistir.

    ¿Cómo ha evolucionado el mercado del arte desde sus inicios, en 1966? ¿Se sentía usted a contracorriente de las propuestas de las demás galerías?
    Sí, ¡totalmente a contracorriente!. No suscitaba ningún interés para la prensa ni para el público. Las cosas son ahora muy distintas. Cuando miramos los catálogos de las subastas, vemos que hay obras de artistas de todo tipo, incluso bastante malos, pero con unos precios exorbitantes. Como le decía, hoy en día ser galerista es una profesión muy diferente de la que conocí.

    ¿Qué opina entonces de un artista como Damien Hirst?
    Ciertamente es un artista interesante, pero las cantidades por las que se venden sus obras son excesivas, desmedidas. De cualquier forma, el tiempo se encarga de poner las cosas en su sitio.

     Anne Morin
    Directora Artística de MadridFoto

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