Farideh Lashai (Rasht1944-Teherán 2013) es una de las artistas iraníes contemporáneas más relevantes. Desde joven practica la pintura, la talla en cristal, y la escritura. Recuerda su infancia como un paraíso de selvas frondosas en Rasht, cerca del mar Caspio. Proviene de una familia acomodada de provincias en la que no existe armonía. A partir de 1950, en el colegio de Teherán, se refugia en la literatura que estimula su imaginación y sus sueños románticos. Los acontecimientos políticos, transmitidos por tradición familiar y el conocimiento, a través de su hermano Kourosh, de Mohamed Mosaddeq, símbolo de independencia y libertad, que fue elegido democráticamente y posteriormente depuesto por un golpe militar, forjan su rebeldía, la búsqueda de su identidad, su individualidad e independencia.
A partir de 1962 comenzó una carrera artística en Alemania que no interrumpió hasta su muerte. En Munich estudia literatura, cine y teatro. También conoce a pintores que le introducen en el ambiente artístico. Desde entonces no dejará de pintar y exponer en numerosos países.
En 1964 en la universidad de Frankfurt estudia literatura alemana. Bertolt Brecht será el hito más significativo en la evolución de su pensamiento. En los años 70 estudia artes aplicadas en Viena. Desde mediados de la década anterior comparte estancias entre Alemania y Teherán y se relaciona con círculos intelectuales de carácter revolucionario.
Es encarcelada en la prisión de Qasr entre 1974 y 1976, será testigo de la revolución de 1979, de la guerra Irán- Irak (1980-1988). Se exilia en Estados Unidos entre 1981 y 1984. Vuelve a Teherán donde vive el bombardeo de la ciudad en 1986. En 2011 seguirá desde el hospital los levantamientos conocidos como la primavera Árabe, con enorme preocupación por las consecuencias que acarrearía a las poblaciones. A lo largo de su vida desarrolla un profundo sentido de la justicia y de la compasión, el repudio de la violencia, de los dogmatismos y siente una honda inquietud ante la fatalidad del destino.
En su madurez escribe su autobiografía Llegó el chacal publicada en 2003. En ella está la clave y el origen de sus obras multimedia de los últimos siete años. En 1989 padece una depresión y a partir del año siguiente luchará contra una terrible enfermedad hasta el final. Sin que disminuya su implicación con los sucesos históricos y su repercusión en los hombres y mujeres afectados. Sin dejar de trabajar muere en Teherán en 2013.
Cinco décadas de dedicación al arte desde su pintura cercana a la abstracción, gestual, lírica y, a menudo, inquietante, hasta que, obligada por la enfermedad, que le impide utilizar pigmentos, influida por la forma literaria que adopta en su autobiografía y gracias a la aparición del video, en los últimos años de su vida, utiliza sus paisajes como fondos donde proyectar animaciones extraídas de escenas icónicas de la literatura, el teatro, el cine o de la pintura misma; metáforas para expresar narrativa y plásticamente, su honda visión de nuestro mundo y su compromiso estético, social y político. En las videoinstalaciones se diluyen las nociones de tiempo, espacio y realidad, en un diálogo entre leyendas y hechos históricos, lugares y sensaciones.
Cuando cuento estás solo tú… pero cuando miro hay solo una sombra, es su última obra.