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  • Sigmund Freud y la obsesión por la antigüedad

    A finales de la década de 1890, mientras escribía La interpretación de los sueños, Sigmund Freud desarrolló una obsesión por la antigüedad, la belleza, el mito y la arqueología que le llevaron a crear un fascinador museo privado de más de dos mil piezas, entre estatuas, jarrones, relieves, bustos, fragmentos de papiro, anillos, piedras preciosas y estampas. La imagen popular de Freud como alguien distante e intimidante se contradice con su colección, que revela una personalidad muy diferente: un derrochador impulsivo, un hedonista, un esteta informado y quisquilloso, un turista que se deleitaba en viajes sensuales y mediterráneos, un tipo generoso que prodigaba regalos exquisitos a su familia y amigos, y un negociador duro en busca de gangas. [Foto: Cortesía Freud Museum, Londres]

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