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    Desnudo por amor a Venus

    Un hombre se despoja de su ropa y se derrama una botella de leche frente al cuadro El origen de la Vía Láctea de Tintoretto en la National Gallery de Londres. No se trata de un arrebato fruto de la emoción sino de una acción del performer Adrián Pino Olivera, bautizado como “el novio de Venus” después de quedarse en cueros frente al Nacimiento de Venus de Botticelli en la Galleria Uffizi de Florencia. Cuando los vigilantes del museo le preguntaron por qué lo había hecho, respondió escuetamente “por amor”. Un amor, como explica el artista español, a lo divino, lo femenino y la naturaleza. Aquella acción formaba parte del proyecto que le está llevando a quitarse la ropa frente a obras icónicas como la Gioconda del Louvre, el Desayuno en la hierba de Manet en el Museo de Orsay, la Ofelia de John Everett Millais de la Tate o La maja desnuda de Goya del Prado, entre otras.

    El propósito no es otro que “evocar el poder divino de lo femenino, de la diosa Venus, encarnación de la belleza, el amor y el deseo y reivindicar esas tres fuerzas frente a la mediocridad y la oscuridad del mundo contemporáneo masculino en el que vivimos.” Cada performance -están previstas 22- es un manifiesto estético: “me coloco frente a la obra de arte elegida, para adorarla y expresar con mi cuerpo la belleza que veo en ella. Lo hago siempre con los genitales entre las piernas, dibujando así la V de Venus que da nombre al proyecto y emulando el sagrado cuerpo de la mujer, a la que considero un ser superior. Siempre oculto mis genitales masculinos convirtiéndome así en un ser andrógino y angélico.” La mayoría de las piezas elegidas son clásicas, renacentistas o neoclásicas, conectadas con lo mitológico. “Creo necesaria una revaloración de la belleza y la cultura grecorromanas su celebración del cuerpo desnudo y el sentido espiritual del Arte –manifiesta- En cada nueva acción busco plasmar un matiz distinto de ese Femenino: lo materno, la explotación sexual de la mujer, su condición divina, su poder creador y destructor… Hay unas pocas obras donde no aparecen representadas mujeres, sino hombres y ahí mi cuerpo simbólicamente castrado frente a la obra introduce una relectura de la historia y una crítica al dominio de lo masculino.”

     

    ADRIAN PINO

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