Clásico vivo del cine español, Carlos Saura es también un admirado fotógrafo. Aunque reconocido internacionalmente por su filmografía que incluye títulos como La caza, Cría cuervos, El Dorado y ¡Ay, Carmela!, Carlos Saura (Huesca, 1932) ha compaginado su labor de director con la de fotógrafo. Debutó en esta práctica a una edad temprana y su primera exposición tuvo lugar en la Real Sociedad Fotográfica de Madrid en 1951. Su interés por el medio abarca no sólo la acción de fotografiar sino que se extiende también a las propias cámaras lo que le ha llevado a atesorar una colección de calidad museística que reúne más de 600 modelos históricos.
¿Recuerda su primera experiencia memorable con el arte? Fue el ver a mi madre tocar el piano en casa. Desde siempre me ha fascinado la música. Esa fue mi primera experiencia memorable con el arte y que a día de hoy me sigue influyendo ya que soy un gran melómano.
¿Qué maestro del pasado le hubiera gustado conocer, y qué le preguntaría? Velázquez, porque creo que es uno de los grandes pintores de la historia. Si le conociera me gustaría que me explicara cómo se le ocurrió pintar Las Meninas y cómo realizó el juego con los espejos.
Un sitio que le inspire de forma particular. El Museo del Prado es uno de esos lugares que me gusta especialmente.
Un encuentro que le haya dejado huella. Sin duda fue el conocer a Luis Buñuel. Luis era un gran cineasta y se convirtió en un buen amigo.
¿Qué famosa obra de arte se llevaría a su casa? Me llevaría Las Meninas para poder verlas todos los días.
¿Qué obra icónica le hubiera gustado crear? También diría que Las Meninas porque es el cuadro más mágico que conozco.
Un creador que le haga soñar o por el que sienta una afinidad especial. Francisco de Goya. Creo que es una de esas personas con las que tengo una especial afinidad debido a su poderosa visión del presente y del futuro.
Un descubrimiento excitante. La fotografía es el mayor descubrimiento de mi vida. Es un invento que ha revolucionado al ser humano ya que le permite conservar fielmente su pasado con tan solo apretar el obturador. Nunca antes había existido nada así.
Una obra o un artista que tengan un significado personal especial. Sin duda, mi hermano el pintor Antonio Saura.
¿Qué creador reivindicaría que el gran público aún debe descubrir? Reivindicaría la figura de Jerónimo de Ayanz y Beaumont, un navarro que en el siglo XVI, bajo el reinado de Felipe II, fue el precursor del uso y diseño de la máquina de vapor e inventor de una campana para bucear y llegó a diseñar un submarino. Destacó como pintor, cosmógrafo, músico e inventor. Es una de las grandes figuras desconocidas.
