• La Galería Borghese: un templo barroco conectado al presente

    “Non basta una vita”, dicen de Roma, son tantos los tesoros que alberga. Entre ellos, se encuentra el que muchos consideran “il museo piú bello del mondo”, la Galería Borghese, símbolo de la prosperidad que alcanzó la Ciudad Eterna en el siglo XVII. Su artífice fue el cardenal Scipione Borghese que concibió su residencia, la Villa Pinciana, como un escaparate a mayor gloria de su colección artística. Su morada, inspirada en las villas de la antigüedad clásica, está rodeada de 80 hectáreas de jardines lo que la convierte en un oasis verde en el corazón de la capital italiana. Este príncipe de la Iglesia poseía un gusto exquisito y un ojo de lince para identificar obras maestras, además de pocos escrúpulos para hacerse con ellas. Su última voluntad fue que todas sus colecciones y propiedades pasaran de una generación a otra sin dispersarse. Y así fue durante casi doscientos años hasta 1902, cuando sus descendientes vendieron el palacio y su museo al Estado italiano. El millar de obras que embellecen sus veinte salones incluye innumerables iconos como Apolo y Dafne de Bernini, Paulina Bonaparte como Venus Victrix de Antonio Canova, David con la cabeza de Goliat de Caravaggio o Dama con unicornio de Rafael. Todo en un entorno espectacular, con mosaicos, estucos, mármoles y frescos, que realzan el impacto de unos fondos que, según el historiador del arte Howard Hibbard “ofrecen una comprensión íntima de los pensamientos y procesos de los artistas, la lucha del cincel y el pincel con la piedra y el lienzo”. Desde 2020, al frente de esta institución se encuentra Francesca Cappelletti, una autoridad en el Quattrocento, Caravaggio y la historia del coleccionismo, que entiende su misión no sólo como custodia de un templo artístico sino desde la necesidad de conectarlo con el presente a través del diálogo crítico.

     ¿Qué se siente al trabajar en uno de los lugares más sublimes de Roma? ¿qué obras le siguen emocionando como el primer día? Cada vez que entro en la Galleria sigo experimentando la misma sensación de encantamiento del primer día y cada vez que paso por delante del Apolo y Dafne de Bernini y la sala de Caravaggio sigo sintiendo amor a primera vista… ¡todo el tiempo!

    Cuando asumió su cargo, dijo que su mandato se apoyaría en tres pilares: investigación, conversación y generosidad. Así es, y he tratado de poner el énfasis en ellos. En el ámbito de la investigación tenemos varios proyectos relevantes que tienen que ver con la conservación, la accesibilidad y la educación, pero destacaría el dedicado a la historia de la colección, en el que participa el Archivo Borghese, ahora alojado en el Archivo Vaticano. Estudiar todo el material relacionado con la colección, que abarca desde la época barroca hasta nuestros días, es una tarea monumental. En cuanto al concepto “conversación”, implicamos a los visitantes a través de numerosas iniciativas, y es difícil mencionar sólo una o dos. Sin embargo, nos sentimos especialmente orgullosos de los programas públicos que hemos puesto en marcha con motivo de las exposiciones, así como del uso interactivo de nuestros canales en las redes sociales. Por último, en lo relacionado con la generosidad, debe saber que todos los resultados de nuestra investigación histórico-artística se hallan disponibles de forma online para cualquier interesado. El catálogo de nuestra colección ya está completo, incluidas todas las imágenes y entradas académicas.

    ¿Cómo era la vida de la élite romana en el Barroco? La alta sociedad de la Roma barroca se caracterizaba por el sentido del espectáculo, el mecenazgo y la exhibición estratégica del poder y el gusto. Era un mundo en el que el arte, la arquitectura y el coleccionismo no eran sólo actividades estéticas, sino instrumentos de afirmación social y política. Cardenales y familias nobles competían por encargar obras a los artistas más brillantes, organizar recepciones deslumbrantes y cultivar el prestigio intelectual. Y nuestros visitantes aún pueden percibir esta atmósfera. El cardenal Scipione Borghese concibió esta villa no como una residencia privada, sino como un lugar de representación: un escenario en el que recibir invitados, exhibir su colección y poner de manifiesto su autoridad cultural. Hoy, la Galería, con su exuberante decoración, sus esculturas y pinturas y sus interiores cuidadosamente diseñados, ofrece una vívida visión de la teatralidad y la ambición que caracterizaron la vida de la élite romana del barroco… [Vanessa García-Osuna. Foto: Francesca Cappelletti en el museo © Cortesía Galleria Borghese, Roma]

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