LOOP, la primera feria dedicada al videoarte, ha celebrado su décima edición en el Hotel Catalonia de Barcelona, donde la galería N2 presentó un trabajo inédito de Peter Greenaway (Newport, Gales, 1942) realizado a propósito para el certamen: 40.000 Years in 4 minutes [40.000 años en 4 minutos] donde trata los ciclos de las glaciaciones en cinco pantallas. Al llegar al hotel, encontramos a Greenaway en la cafetería rodeado de fans; el hotel está lleno y conseguimos un lugar tranquilo para charlar. Seguro de sí mismo y de su charme, habla apasionadamente de su trabajo, subrayando sus palabras con una sonrisa y gestos.
Empezó su vida artística como pintor y su cine siempre ha estado vinculado a la pintura y su historia. Autor de famosas películas, como El contrato del dibujante y El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante, después de haber creado películas para el gran público, considera que “el cine ha muerto”, aunque esto no es el final porque cree en el videoarte como otra manera fascinante de continuar la experiencia cinematográfica.
Sus trabajos recientes se basan en la investigación de algunas de las pinturas más famosas de la historia, llevar este análisis pictórico al lenguaje cinematográfico, y finalmente proyectarlo sobre la pintura real, con un resultado realmente sorprendente; un ejemplo de esta relación entre pintura y video puede verse en Two thirds SKY /one third LAND, paisajes dinamizados con video, en la galería Ignacio de Lassaletta.
Empezó su carrera como pintor, después se dedicó al cine y ahora es artista multimedia, ¿podría explicar su evolución?
Estudié en la Walthamslow College of Art de Londres donde hacíamos un poco de todo; de hecho fue allí donde empecé a interesarme por el cine italiano y la Nouvelle Vague; durante mucho tiempo estuve haciendo películas, pero mi nombre no era Spielberg ni Scorsese… Yo no buscaba explicar historias con mi cine, había empezado como pintor y lo que quería era aplicar conceptos de arte a mi cine.
Todas mis películas tienen muchos componentes teatrales y por eso empezaron a llamarme de los museos para hacer exposiciones; las he hecho en el Louvre, la Akademia die Bildenden Künste de Viena, la Fundación Miró de Barcelona, el Rijksmuseum de Amsterdam, el Park Avenue Armory de Nueva York.
Los museos pueden ver mis películas como una deconstrucción, con la posibilidad de reconstruirlas en otro medio. También me gusta hacer catálogos, escribo los guiones de mis películas y por eso me encargo de hacerlo todo.
En la galería Ignacio de Lassaletta usted presenta pinturas en movimiento gracias a las posibilidades técnicas, ¿podría explicar cómo es su visión de la pintura en relación al cine?
Un gran pintor, Velázquez, fue el primero en introducir el movimiento en la pintura; si nos fijamos en Las Meninas, las manos de los personajes parecen moverse, y en Las Hilanderas, el huso también da la sensación de que tiene movimiento… así, que hace 400 años que los pintores ya introdujeron el movimiento en la pintura. Creo que tenemos más sentidos que la vista, el olfato, el oído, el gusto y el tacto… poseemos, además, el sentido de la humedad, y hay que introducir en la pintura todos los sentidos. He titulado la exposición Two thirds SKY / one third LAND, que es la distribución tradicional de los pintores de paisaje holandeses: dos tercios para el cielo y un tercio para la tierra, porque estamos en los Países Bajos.
El sentido de la humedad, ¿lo introduce con la imagen y el sonido del agua?
No necesariamente; el agua es un elemento que revela espiritualidad y es una oportunidad de evocarla; he hecho muchos trabajos relacionados con el agua, me sugiere que está conectada con el cuerpo humano, el cuerpo desnudo… el agua es muy fotogénica, es muy elemental, y en la foto y el cine siempre queda bien.
Acaba de presentar Heavy Waters. 40.000 Years in 4 minutes. ¿Cómo puede aplicarse la percepción del tiempo de 40.000 años en 4 minutos?
40.000 años en 4 minutos parece realmente imposible; hay gente que piensa que la tierra es más joven, pero soy un gran darwinista y creo que tiene 400 millones de años o más; es algo difícil de concebir y es lo que intento plasmar.
¿Lo plantea como un problema de cambio climático, o como ciclos de las glaciaciones?
En primer lugar, es un tema de moda… pero aparte de esto, también es un motivo de preocupación personal porque vivo en Ámsterdam, y probablemente en treinta años la ciudad desaparecerá; mi casa está a dos o tres metros bajo el nivel del mar…
¿No ha pensado en cambiar de ciudad?
No, ¡dentro de treinta años ya estaré muerto!.
A veces, en el arte multimedia no hay palabras, ¿qué cree más importante, la imagen o la palabra?
Como mi formación es de pintor, para mí la imagen es importante, y creo que el cine es imagen y no palabra… pero ¿por qué se preocupan tanto por las palabras? El cine está basado en el texto y no debería ser así…
Entonces no deben gustarle películas como Pauline à la plage.
Hay sitio para todo tipo de películas, pero el cine debe ser imagen y no tanto palabra…
En clave de humor, ¿se podría pensar que vive usted en Holanda por Rembrandt?
[Sonrisas]. No vivo en Holanda por Rembrandt, sino porque tengo un productor holandés, que vive en Rotterdam, y se ocupa de mi producción; al principio, iba de Londres a Ámsterdam, pero en un momento, hace 16 años, me enamoré de una holandesa y allí sigo.
¿Es coleccionista?
Tengo obras de Francis Bacon, Blake, y dos o tres piezas más, aunque, entre los contemporáneos, mi favorito es Anselm Kiefer. Es el mejor artista vivo.
¿Ha hecho algún intercambio de obra con otros artistas?
No lo he hecho muy a menudo, no me gusta dar mis pinturas… sé que no queda bien decirlo, pero no me agrada. Soy ateo, pero creo en el poder de los iconos, y no quiero desprenderme de ellas…
Pero están a la venta…
Ya… bueno, no tengo prisa en desprenderme de ellas, pero ante una cifra importante…
¿Cuáles son sus proyectos?
Mis obras, como La Ronda de noche de Rembrandt, La Última Cena de Leonardo da Vinci, Las Bodas de Caná de Veronese, se proyectan sobre la pintura, y tengo un proyecto sobre el Guernica de Picasso, coincidiendo con el 75 aniversario de la pintura, Las Meninas de Velázquez, Los nenúfares de Monet, La Grande Jatte de Seurat, y una composición de Jackson Pollock, y el Papa me ha invitado a hacer El Juicio Final de Miguel Ángel, en la Capilla Sixtina, que será para 2016.
Todo esto lleva mucho tiempo… ¡y no pretendo estar haciendo lo mismo toda la vida! Son pinturas que todo el mundo conoce aunque nunca las haya visto. También tengo otros proyectos, sobre Einsenstein, El Bosco y Kokoschka.
¿No le gustaría hacer una obra sobre Kiefer?
Sería difícil hacer una obra mía sobre un artista vivo; me lo han ofrecido muchos, pero, como he dicho, no voy a pasarme la vida haciendo lo mismo. También me han pedido Los desposorios de la Virgen de Rafael, pero no podré hacerlo.
¿Cuáles son sus mejores recuerdos de su relación con España?
Me acuerdo de cuando Rosa Maria Malet me invitó para una exposición en la Fundación Miró de Barcelona, que fue muy divertida y lo pasé muy bien; solía venir a Barcelona dos veces al año, y estuve seis meses rodando en la Estación de Francia de Barcelona. En el Teatre Grec, también en Barcelona, estuve hace tres años y presenté un VJ, que es un trabajo parecido al de los DJ pero con montaje y proyección de imágenes. También he sido invitado al Festival de Cine de Terror y Fantástico de Sitges [donde ha sido galardonado con el Premio que concede el Festival, La Máquina del Tiempo].
[Finalmente, Greenaway abre su ordenador y vemos uno de sus trabajos: Las Bodas de Caná, de Veronese, un trabajo realmente espectacular, con cambios de luces y claroscuros, reforzando la perspectiva, con lluvia y tormenta, un verdadero espectáculo acuoso…]
He puesto voz a todos los personajes y se ha proyectado sobre la pintura real. La boda se celebra en el palacio construido por Palladio, y se sabe quiénes son todos los invitados: el hermano de Veronese, Tiziano, Bassano, Tintoretto, Vittoria Colonna, un buen amigo de Veronese, que era pornógrafo y pudo librarse de la Inquisición…
La gente quiere milagros, pero como ya no cree en ellos, yo hago milagros cinemáticamente.
Es un trabajo que lleva mucho tiempo, unos 3 ó 4 meses, porque hay que proteger toda la pintura. Tengo en proyecto una boda, que será la boda de Cristo con María Magdalena, y no la de Caná.
[A continuación, vemos La Última Cena, de Leonardo; uno de los detalles que comenta son las manos iluminadas de Cristo y los apóstoles sobre fondo oscuro…]
Las manos iluminadas representan las notas de un pentagrama, se las dimos a un compositor y él sacó las notas y la música; es una canción que se tocaba en el templo de Salomón y es la base de la quinta sinfonía de Beethoven. La Última Cena de Leonardo tiene una perspectiva muy potente; si continuamos las líneas de la perspectiva, predecía dónde estarían las Torres Gemelas de Nueva York y la Torre Eiffel de París… al fondo, hay tres ventanas y los personajes se distribuyen en grupos de tres, y se va iluminando para destacar la composición de tres. El fresco estaba en el refectorio del convento de Santa Maria delle Grazie, en Milán, y en el siglo XVII los monjes abrieron un paso en la pared donde estaba el fresco para poder pasar a la cocina, que estaba detrás de la pintura.
Se quejaban de que les llegaba la comida fría porque tenían que dar mucha vuelta, y destruyeron los pies de Cristo, y en mi pequeña película, por un momento, he conservado los pies. En la iconografía cristiana, existe el Cristo de tres y de cuatro clavos, según tuviera los pies clavados separados o uno encima de otro; un dato curioso es que con las pinturas de Leonardo se descubrió que era de los que creían en el Cristo de tres clavos.
Otra cosa interesante es que, al dar la vuelta al fresco, se vio que detrás de los panes, estaba el mapa del universo, con lo que Leonardo habría descubierto dónde estaba el planeta Plutón. Tengo un proyecto que es una deconstrucción de La Última Cena, reconstruyendo la mesa en un restaurante de Roma… ¡ahora se puede hacer de todo!
¿Cuántos colaboradores tiene?
Tengo un equipo de cien personas porque hay que investigar acerca de las pinturas. Por ejemplo, ahora estoy trabajando en el Guernica, Picasso quería que estuviera en el País Vasco, pero el gobierno central dijo que no, que es suyo, y desde entonces existe una disputa para no devolverlo. Lo presentaremos coincidiendo con el 75 aniversario del cuadro.
El futuro del cine
“¡El cine ha muerto! –exclama taxativo Greenaway- La generación del ordenador portátil no va al cine, sólo una media de una vez cada dos años… El cine es una invención que nació para distraer al proletariado, y los motivos por los cuales se inventó el cine ya no existen. Todas las invenciones creativas surgen y mueren, como el cine para el proletariado, pero ya no somos así; los griegos también tenían un teatro en el que se oía la caída de una pluma…”
La revolución total
“Internet es más barato que los medios de producción cinematográficos, y da más libertad y más posibilidades porque permite hacer cosas que hace diez años no podían hacerse –dice Peter Greenaway- En mi trabajo ha supuesto una revolución total. Yo empecé como aprendiz de montaje, y aún sigo montando. La tecnología me permite transformarla a usted en un plátano, hacer que camine de cabeza por el suelo… En infografía, cada día sale un nuevo programa, y se pueden incluso hacer películas. Si entra en www.secondlife.com, podrá ver que eso es el futuro del cine, es un mundo donde no hay leyes, ni policía, es un mundo virtual».
Marga Perera