Pionera del arte conceptual y musa de John Lennon, Yoko Ono lleva sesenta años en la vanguardia artística.
Movida por el deseo de hacer el bien a la sociedad, Yoko Ono (Tokio, 1933) crea obras -performances, esculturas, instalaciones, música- que cuestionan el efecto de las ideas sobre las acciones de los seres humanos, permitiendo al espectador ver algunos temas bajo una nueva luz. Su trabajo aspira a propiciar debates, a tender puentes, como su pieza Arising, que presentó en la 55ª Bienal de Venecia en Palazzo Bembo, como parte de la exposición Personal Structures. La inolvidable compañera del beatle John Lennon,una leyenda viva del arte contemporáneo, la música y el cine experimental, concedió esta entrevista a las comisarias de la exposición Personal Structures, Karlyn De Jongh y Sarah Gold, durante su visita a la ciudad italiana para hablar de su carrera e ideales artísticos. En la actualidad el Museo Guggenheim de Bilbao le dedica una retrospectiva –A-Half-a-Wind-Show– con motivo de su ochenta aniversario. La muestra, que cuenta con el patrocinio de Seguros Bilbao y que puede visitarse hasta el 1 de septiembre, reúne cerca de doscientas obras que recrean el poliédrico universo artístico de Yoko Ono a través de más de cinco décadas de creatividad, desde mediados de los años cincuenta hasta la actualidad.
Sarah Gold (SG): Yoko Ono, es un gran honor sentarse aquí con usted, y contar con su pieza Arising en nuestra exposición Personal Structures. Creo que su obra brinda una oportunidad asombrosa a las mujeres de expresar sus experiencias. Además su propuesta ha tenido una acogida sorprendente: mujeres de todo el mundo le han hecho llegar cartas y correos electrónicos y también han podido sentarse en el escritorio que usted ha colocado en el Palazzo Bembo, para escribir sobre sus vivencias personales. No solo ha ayudado a las mujeres que han participado en esta acción compartiendo sus historias, sino que ha abierto una puerta a otras mujeres.
Me siento feliz de que mi obra se presente en la exposición Personal Structures. Pienso que es necesario que lleguemos a otras mujeres. Después de crear esta pieza, pensé: «¿Me habré olvidado de los hombres?». Pero pongamos por delante a las mujeres porque llevan más de dos mil años con problemas. Durante todo este tiempo ha existido una sociedad masculina. Basta escuchar por lo que han tenido que pasar las mujeres. Es muy interesante oír sus historias y no esperaba que este proyecto abriera una puerta tan grande. ¡Y ahora la puerta está abierta! Había muchas mujeres deseando hablar, y ahora están viniendo aquí, al Palazzo Bembo. Esto es algo muy grande: es como si el mundo femenino tuviera, por fin, la oportunidad de expresarse. Una parte de mi obra consiste en pedir a la gente una participación conceptual, pero otras veces reclamo una implicación física. Por eso me resulta tan sugestivo que estas mujeres me hablen a mi y se produzca un gran intercambio. Espero que esto ayude un poquito al mundo. También pensé, y esto es un detalle interesante, que solo necesitaríamos una veintena de cartas.
Karlyn De Jongh (KDJ): La respuesta ha sido abrumadora. ¡Ha recibido muchísimas más cartas de las que esperaba!
¡Sí! En cuanto abrimos la página web [www.imaginepowerarising.com], 84 mujeres se pusieron inmediatamente en contacto para contar su historia. Pensé, «¿qué voy a hacer?» Pues voy a atesorar cada uno de estos relatos y vamos a hacer un libro como testimonio directo de la mujer en nuestra sociedad.
KDJ: Para este trabajo, Arising, usted solicitó a las mujeres que le enviaran una fotografía de sus ojos. ¿Por qué desea unir la imagen visual de la persona con su historia? ¿Por qué ha pedido sólo una foto de sus ojos?
Me alegra que me haga esa pregunta. Lo hicimos así porque, todavía, muchas mujeres están en peligro por hablar claro. Tenemos que protegerlas. No podemos descubrir su rostro porque podrían volver a ser agredidas. Por eso pedí solo un trocito, -un fragmento de su cara- para que pudiéramos conectar con ellas. Me impactó ver cómo algunas miradas reflejaban la destrucción. Algunos ojos están claramente asustados o sobresaltados. Las vivencias de esas mujeres son palpables en sus ojos. Creo que mi idea funcionó. El hecho de que no podamos pedirles que nos descubran sus caras, ni que escriban su nombre completo, se explica por como es nuestra sociedad actual. Es un reflejo de cuánto nos amenazan y asustan. Como seres humanos es natural que nos asustemos, es normal. Pero tenemos que protegernos los unos a los otros.
SG: Su obra se llama Arising. ¿Qué significa el título?
Nosotras, las mujeres, estamos creciendo juntas ahora. Arising expresa el resurgir de nuestros espíritus.
KDJ: Arising se presentó por primera vez en Venecia, una ciudad visitada por decenas de miles de personas a diario. ¿Qué le llevó a escoger Venecia como lugar para mostrar este trabajo?
El sitio no era lo principal. Simplemente sucedió así. Muchas de mis creaciones desprenden una especie de fe poderosa que yo no he creado. Es algo que llega a mi y que valoro mucho. Averigüé que era muy difícil hacer algo en Venecia, por el tema de la quema de los cuerpos de mujeres de silicona. «¿Me habré equivocado?», pensé. ¡No! Cuando ves la obra y el vídeo, te das cuenta de que era muy importante que se hiciera aquí, en Venecia. El sonido que se oye en el video es mi voz, de mi disco Rising de 1996. La grabación dura cerca de 14 minutos, y es igual desde el principio hasta el final –no ha sido editada. Creé aquella pieza mucho antes de este Arising. Y las dos encajan muy bien.
SG: ¿Cuál es entonces la relación entre la instalación Arising y el disco? ¿Por qué dice que se complementan?
En Rising le decía a la gente que era el momento de levantarse y luchar por nuestros derechos. Pero en el proceso de luchar juntos, las mujeres siguen recibiendo un trato distinto, de una forma inhumana. Esto debilita el poder conjunto de hombres y mujeres. Espero que Arising despierte el poder femenino y haga que hombres y mujeres, podamos sanar nuestras heridas juntos. Es interesante el modo en que fue creado este disco. Estaba a punto de entrar en una sesión de grabación con mi hijo Sean y unos amigos suyos. Y en aquella época, mi hijo era adolescente y él y sus amigos eran imposibles [dice sonriendo]. Asistieron a la sesión y me pregunté «¿Qué voy a hacer? ¿Puedo confiar en que toquen en mi pieza?» Pensaba que solo haría una armonía y les pedí, «Tocad esto desde el comienzo hasta el final». Y todo salió «de un tirón». Sin editar, sin ensayar. Pienso que es importante que grabara esto porque es la voz de una mujer –la mía– que había sufrido mucho. La razón por la que creé una música así –que disgustó a mucha gente y por eso tal pueda atribuirme algún mérito–, fue porque cuando yo era una muchacha joven, mi madre solía decirme: «No te acerques nunca a las habitaciones de los criados porque hablan de cosas que no querrías saber». Naturalmente, ahí era justo donde deseaba ir. Me colaba a hurtadillas y les escuchaba hablar: «¿Sabes que mi tía acaba de tener un bebé?»¡Y tener un bebé es una cosa rara porque ella gritaba «ahhhh!». Cuando escuchaba cosas así pensaba, «Uh, qué miedo» y regresaba corriendo a mi cuarto. Pero nunca me olvidé de esto. Más tarde comprendí que en la sociedad, las mujeres gustan por ser guapas, por emitir sonidos agradables y cantar canciones bonitas. ¡Esas son las mujeres que venden más y no las que cantan «ahhhhh!». «Y si no puedes venderlo, ¿qué vas a hacer? Pensé, tengo que decirle al mundo que las mujeres no son solo bonitas. ¡Hemos creado la raza humana!. Hemos traído a los niños a este mundo. Y dar a luz es un acto muy difícil. No se habla demasiado sobre ello pero parir es una experiencia arriesgada. Muchas mujeres fallecen durante el parto. Es un asunto importante y peligroso y debería analizarse. No es algo bonito y feliz, ¡en absoluto!. ¡Es un tema muy serio! E incluso más poderoso que un gran terremoto. Cada niño que viene al mundo influirá en nuestra sociedad.
KDJ: Entonces, ¿por qué se muestra solo el lado bonito?
Pues porque los hombres no pueden tener bebés. Ellos no quieren saber que el otro sexo es capaz de hacer algo así. Prefieren ignorar el tema, no piensan en ello. Hablan de la situación con eufemismos, diciendo que es algo hermoso que las mujeres disfrutan haciendo. ¿Qué las mujeres disfrutan pariendo? Dejen que lo hagan ellos. Descubrirán que no es tan agradable. Pensé que al menos debería grabar algunos sonidos que nosotras, las mujeres, emitimos. Y en cuanto me puse a cantar, «¡Whooaaaa!», mi hijo y sus amigos dejaron de trabajar y se metieron al cuarto de baño. Como no podían decir que querían marcharse, se fueron directos al baño. Cuándo hicimos la canción, John [Lennon] me preguntó: «¿Lo hiciste al final?» comprobando si la canción se había grabado. Fue uno de los momentos más raros que grabamos. Esta es la clase de cosas por las que las mujeres deben pasar y cuando escuchas aquella canción, entiendes que está hablando de tu emoción. Es tu propia experiencia convertida en música.
KDJ: Cuando quemamos los cuerpos de silicona en su performance, acudimos con un gran grupo de gente a una de las islas de la Laguna de Venecia. Había también muchos hombres presentes. Quemar aquellos cuerpos fue una experiencia muy fuerte para todo el mundo, no sólo para las mujeres que estaban allí. Me pareció que también para los hombres fue una experiencia poderosa.
Sí, sería injusto decir que los hombres solo aprecian las voces dulces. Ellos no son nadie sin la presencia femenina. Cuando les enfrentas a esta realidad, entonces comienzan a entender. Ahora existen también lo que llamo «hombres new-age» que son comprensivos y sufren a causa de esta empatía. John era así y siempre decía que se sentía solo, porque no conocía a muchos hombres que le entendieran. Él deseaba que hubiera habido un grupo de hombres como él para hablar de ello, porque se sentía tremendamente solo. Ahora hay muchos hombres de la «nueva era» y eso es genial. Cuando estoy en Nueva York y voy a Central Park, veo a muchos hombres empujando un carrito de bebé. Ahora esto es natural, a nadie le sorprende. Pero no saben que John lo hacía cuando nadie más lo hacía. Ningún hombre quería ser visto con un cochecito de bebé. Me hace increíblemente feliz que ahora esto se vea con normalidad. Le agradezco a John que fuera tan valiente.
KDJ: Tengo la sensación de que a través de la participación, en este proyecto en concreto, las mujeres se sienten parte del mismo. Pueden compartir sus pensamientos, y tal vez incluso compartir «su» obra. Parece casi como si la obra la hiciera «el grupo», mas que usted sola como individuo.
Es cierto. Interactuar y contar la propia biografía parecen casi una terapia. Las mujeres me pueden mandar sus historias en las que cuenten lo que han tenido que soportar. Sin embargo, esto es mejor que la terapia, porque con un psicólogo hablas de tus sentimientos, se graban las conversaciones y tienes que pagar por ello. En mi proyecto, se trata solo de expresarlo. Siento el poder de la gente.
KDJ: ¿Qué espera del futuro?
Bueno, sueño con que seamos capaces de crear una sociedad mejor, y creo que lo estamos logrando. Algunas personas se muestran escépticas porque todavía tenemos guerras. Es verdad. Pero la realidad es que el mundo aún no se ha derrumbado. Tal vez estamos sosteniendo el cielo con nuestras manos, pero al menos aún estamos bien. Ya no podemos permitirnos el lujo de regodearnos en pensamientos negativos, porque la cosa se está volviendo increíblemente peligrosa y compleja. Si queremos sobrevivir como raza humana, tenemos que empezar por ser positivos. Sea positivo primero, y quéjese después.
Karlyn De Jongh – Sarah Gold