Cuando André Bretón conoció la obra de Kahlo afirmó que era una surrealista espontánea y la invitó a exponer en Nueva York y París, ciudad esta última en la que no tuvo una gran acogida. Frida nunca se sintió cerca del surrealismo, y al final de sus días rechazó abiertamente que su creación artística fuera encuadrada en esa tendencia: “Se me tomaba por una surrealista. Eso no es correcto. Yo nunca he pintado sueños, lo que yo representaba era mi realidad”. Kahlo fue retratada tanto o más que cualquier estrella de cine en México y sus fotos alimentaron su protagonismo en su entorno. Desde muy joven, junto a su padre, el fotógrafo Guillermo Kahlo, Frida aprendió a posar. Complacida, permitía que otros la retrataran. El colombiano Leo Matiz tuvo la oportunidad de fotografiarla en innumerables ocasiones, y una selección de estas instantáneas argumentan esta deliciosa muestra. [Frida posando, Xochimilco, Mexico, c.1941 ©Fundación Leo Matiz]