Más de veinte años lleva Harvey Cammell visitando colecciones particulares de todo el mundo como Director de Tasaciones y Colecciones Privadas de Bonhams. En un artículo que publicamos en nuestro número de enero, el experto recuerda las ventas memorables, los hallazgos inesperados y las anécdotas más simpáticas que ha vivido. “La primera regla de un subastador es que siempre debe esperar lo inesperado –sostiene Cammell-. Aprendí esta lección hace ya muchos años, durante una visita a España para ver a un cliente de edad provecta que me había invitado a conocer su colección. Por desgracia, no había nada de auténtico valor colgado de las paredes y cuando finalizamos nuestro recorrido por la casa me acompañó a la cocina para tomarnos un café. Allí, dispuesto sobre la mesa, se desplegaba lo que solo podría describirse como una reserva de refulgentes diamantes, rubíes, esmeraldas y zafiros adquiridos en algunos de los comercios más selectos del mundo. Como no había tenido hijos, en cada ocasión especial, cumpleaños, aniversarios de boda o navidades, nuestro caballero había comprado una alhaja para su esposa. Después de cincuenta años de matrimonio, los frutos de ese amor habían florecido hasta convertirse en un tesoro valorado en una suma de siete cifras. Como Director de Tasaciones y Colecciones Privadas de Bonhams, soy plenamente consciente del privilegio que supone trabajar en este negocio extraordinario. Me fascinan las personas tanto como el arte. Mi labor me obliga a estar en contacto con la gente y encontrar soluciones para los clientes que poseen colecciones de arte, ya sea hacer una valoración de sus bienes, gestionar ventas para pagar impuestos o resolver asuntos de herencias. Admito que no soy objetivo, pero pienso que mi trabajo tiene toda la parte divertida y glamurosa asociada al negocio de las subastas.”
