Las conmovedoras pinturas y esculturas que el joven Pablo Picasso creó entre 1901 y 1906 son objeto de esta esperada muestra. A los veinte años, el genio en ciernes se embarcó en la búsqueda de nuevos temas y formas de expresión, que refinó hasta alcanzar la perfección. Una revolución artística siguió a otra, en una vertiginosa sucesión de estilos y cambiantes mundos visuales. Sin embargo, entre todas ellas, las mágicas obras de sus periodos Azul y Rosa, pintadas en España y Francia, poseen una belleza universal. Los temas existenciales -la vida, el amor, la sexualidad, el destino y la muerte- se encarnan en jóvenes figuras femeninas y masculinas, y en niños y ancianos marcados por la vida, cuyo abanico de emociones incluye la felicidad y la alegría, pero también la soledad y la melancolía. [Acróbata y joven arlequín, 1905 © Succession Picasso / 2018, ProLitteris, Zurich]