Tentación, ése es el sugerente título de la venta que la casa Giquello & Associés de París celebra el 6 de junio en el Hôtel Drouot. La protagonista indiscutible es La Bourguignonne de Amedeo Modigliani (1884-1920), un óleo de 1918 estimado en 7 millones de euros. A su muerte, Modigliani, una de las estrellas más rutilantes de la Escuela de París, dejó tras de sí 400 pinturas. El atribulado artista, a quien un amigo describió como “un joven dios”, destacó en dos géneros: el desnudo femenino y el retrato, donde inmortalizó sobre todo a sus musas y modelos, así como a sus amigos de la bohemia parisina. El periodo 1917-1919 marcó un momento álgido en su carrera. Huyendo de los bombardeos de la Primera Guerra Mundial, se estableció en el sur de Francia, en Cagnes-sur-Mer, donde vivió durante trece meses junto con su compañera Jeanne Hébuterne, entonces embarazada de su hija. Fue una etapa más serena en la que se alejó de sus demonios y pintó a gente anónima, campesinos, niños y niñas y criados. Le interesaba más captar una tipología de persona que una individualidad, como se ve en este óleo, en el que recrea a una joven criada borgoñoña. Más que coleccionistas, Modigliani contó con fieles amigos, entre ellos Jonas Netter, quien poseía la mayor colección de obras suyas, y Roger Dutilleul, que fue el primer propietario de este lienzo.
Modigliani conoció a Max Jacob a su llegada a París en 1906 y desde entonces mantuvo con el pintor y poeta una relación muy estrecha, pues apreciaba su sensibilidad, su sentido del humor, su erudición y su interés por el misticismo y la cultura judía. Entre 1915 y 1917, le hizo cinco dibujos y dos pinturas, una con un sombrero, que se encuentra en el Museo de Dusseldörf y otra sin él, que se conserva en el Museo de Cincinnati. En esta subasta se ofrece un dibujo, fechado en 1915 y tasado entre 150.000 y 200.000 euros, en el que el artista plasmó a su amigo con la cuenca del ojo derecho vacía, igual que en el retrato del dramaturgo que está en el Musée des Beaux-Arts de Quimper.
Sin duda, una de las grandes sorpresas de esta venta es el esqueleto de un Ornitholestes, un pequeño dinosaurio del período jurásico tardío, que fue descubierto en 2010 en el Rancho Red Fork de Kaycee (Wyoming). Esta especie fue descrita por primera vez por el paleontólogo estadounidense Henry F. Osborn en 1903. Tenía afilados dientes cónicos y un pequeño cuerno sobre su nariz. Era carnívoro y su cabeza era proporcionalmente más pequeña a la de la mayoría de los dinosaurios depredadores. Fue un veloz corredor bípedo que se alimentaba de pequeños lagartos y de carroña pero también de peces que atrapaba en lagos y ríos. Los restos de este ejemplar se ofrecen entre 250.000 y 350.000 euros.