“Cada artista posee un arma ofensiva que le permite retar a la tradición. Yo he utilizado la máquina como otros han recurrido al cuerpo desnudo o a la naturaleza muerta”, dijo Fernand Léger, que cantó como ningún otro las glorias de las máquinas y el mundo tecnológico. Nacido en 1881 en el seno de una familia ganadera de Normandía y formado como arquitecto, se convirtió en uno de los artistas más importantes de principios del siglo XX. Se vinculó a diferentes movimientos vanguardistas -desde el cubismo y el futurismo hasta el purismo y el De Stijl-, pero conservando siempre su individualidad artística. Cuadros como La partida de cartas (1917), La ciudad (1919) o Le grand déjeuner (1921), son considerados hoy iconos del arte moderno. Repasamos la vida de este artista que aspiraba a instaurar un nuevo orden plástico basado en la sensibilidad del hombre del siglo XX. [Fernand Léger en su estudio Foto: Roger Viollet/Cordon Press]