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    SAM, un oasis de arte moderno

    Pasear por la sabana africana imaginada por Barceló, dejarse seducir por una odalisca matissiana de Manolo Valdés, recrearse con la poética luz que emana de una escultura de Jaume Plensa o conocer a la pizpireta Huguette Ramié a través del genial lápiz de Picasso, son algunas de las propuestas que pueden encontrarse en SAM, el Salón de Arte Moderno, que celebra su cuarta edición del 6 al 11 de julio en el espacio Velázquez 12 de Madrid. Promovida por el galerista Jorge Alcolea, esta feria boutique cuya seña de identidad es el arte moderno y las vanguardias reúne a una docena de galerías españolas: Jordi Pascual, Roger Viñuela, Pilares, Fernando Pinós, Cortina, Carlos Teixidó, Benlliure, Jorge Juan, Aleseide, Del Cisne, Marc Calzada, Art Petritxol y J.Bagot Arqueología.

    Odalisca, Manolo Valdés. Galería Benlliure
    Odalisca, Manolo Valdés. Galería Benlliure

    De uno de los titanes del arte español contemporáneo, Antoni Tàpies, cuyas pinturas han superado el millón de euros en subastas internacionales, se ofrece Cadira i fustes (2002), una obra de grandes dimensiones en la que conjuga materiales como la arena, la pintura o la madera para obtener un efecto tridimensional; este cuadro, una de las obras principales del stand de Jordi Pascual, dialoga con 7 etagères (1997) de Miquel Barceló, en el que el mallorquín evoca el paisaje de Malí a través del barro y una paleta de ocres, y con una rareza, Lluvia neoplasticista (1982), un homenaje de Manolo Valdés a Mondrian, creado apenas un año después de la disolución del Equipo Crónica. Hace 37 años los hermanos Vicente y Alejandro Segrelles fundaron Benlliure, convertida hoy en un referente artístico en la capital del Turia. Entre las piezas que han reservado para esta cita, destaca Odalisca (2003) que evidencia la destreza con el color y la arpillera de Manolo Valdés; así como Cabeza E (2003) de Luis Gordillo, una pintura que navega entre el pop y el expresionismo abstracto.

    7 etagères, Miquel Barceló. Galeria Jordi Pascual
    7 etagères, Miquel Barceló. Galeria Jordi Pascual

    Además de organizar este evento, Jorge Alcolea participa como expositor con piezas como Femme fille au chat, pintada en París en los años 40 por Antoni Clavé y cuya paleta evoca el período azul de Picasso; o la escultura La llarga nit (2010) de Jaume Plensa que reivindica el tiempo misterioso que acompaña la noche y se inspira en unos versos del poeta valenciano Vicent Andrés Estellés: “No t’han parit per a dormir: et pariren per a vetllar en la llarga nit del teu poble.”
    Especializada en escultura, Aleseide, ofrece una selección de obras únicas o series muy limitadas; junto con bronces de autores como José Luis Sánchez o Rafael Canogar, destacan “los relieves en acero para pared de Amadeo Gabino, decorativos, elegantes y originales, que son una alternativa muy interesante a la pintura”, explica su director, Ignacio Gutiérrez.

    Jeune fille au chat, Antoni Clavé. Galería Jorge Alcolea
    Femme fille au chat, Antoni Clavé. Galería Jorge Alcolea

    En 2019, Antonio López presentó su escultura más monumental (8 metros de altura) Mujer de Almanzora, realizada en mármol de Macael, que domina la entrada a la ciudad almeriense de Olula del Río. Esta figura femenina, que evoca a los colosos de la antigüedad clásica, tiene también versiones más asequibles como la que pone a la venta (ed. 8/20), la galería Jorge Juan. Amigo de Dalí y Miró, que alabaron la fuerza de su surrealismo onírico, Joan Ponç fue uno de los fundadores del grupo Dau al Set, que en pleno franquismo promovía la vanguardia pictórica apostando por una dimensión mágica de la realidad. Ejemplo de su mundo inquietante y visionario es un retrato que pone a la venta Fernando Pinós.
    José Guerrero, un exiliado cultural en busca de la pintura, como a él le gustaba definirse, era hijo de una humilde familia granadina, y había conseguido sobrevivir a base de becas en Madrid, Roma y París. En 1949 se instaló en Nueva York y sucumbió al expresionismo abstracto en el que se integró como uno más. Entre sus primeros valedores estaba James Johnson Sweeney, director del Guggenheim, así como la mítica galerista Betty Parsons, que le fichó para formar parte de una nómina en la que incluía a Rothko, Pollock, Still o Newman. Una de sus composiciones, fechada en 1981, con campos de color verde, rosa y negro, es la pieza estelar de la galería del Cisne.

    Mujer de Almanzora, Antonio López. Galería Jorge Juan
    Mujer de Almanzora, Antonio López. Galería Jorge Juan
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