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    Stephan Loewentheil: Corazón de tinta

    Cada vez que la Casa Blanca tiene que hacer un regalo de Estado suena el teléfono del anticuario Stephan Loewentheil, alguien capaz de suministrar desde una carta firmada por los Reyes Católicos hasta una primera edición de Copérnico o la copia personal de la Teoría de la Relatividad del propio Einstein. Por las manos de este anticuario neoyorkino han pasado joyas de papel que ahora enriquecen las bibliotecas del sultán de Brunei, el Dalai Lama, Oprah Winfrey o Bill Clinton, entre otros. Su otra gran pasión, a la que ha dedicado media vida, es la fotografía antigua china. Vanessa García-Osuna

    ¿Cómo nace su fascinación por China? Cuando yo empecé, pocos occidentales hablaban chino y por ello gran parte de su cultura quedaba fuera de nuestro alcance. La invención del papel fotográfico en el tercer cuarto del siglo XIX, justo antes de las transformaciones derivadas de la Revolución Industrial y el espectacular avance de la China moderna, permitió captar imágenes de esta gran nación, sus gentes y lugares, retratándolos tal como habían sido durante siglos. Me fascina el poder de la fotografía para transportar a los espectadores a través del tiempo, el espacio y la historia.

    ¿Por qué hay tan poca fotografía antigua china en el mercado? Debido a los avatares de la historia china en el siglo XX, entre ellas la Revolución Cultural. Muchos de los grandes fotógrafos de esa época editaron sus obras en pequeñas cantidades para el mercado de exportación, por lo que éstas se desperdigaron por todo el mundo. Además, había pocos coleccionistas extranjeros interesados por la fotografía china, y menos aún en China, de ahí que apenas se constituyeran colecciones importantes para preservar estas instantáneas.

    ¿Tiene algún fotógrafo favorito? William Saunders. Sus preciosos álbumes fotográficos coloreados a mano se dispersaron por el mundo y conseguir una colección digna es casi imposible. Durante mucho tiempo me afané buscando un buen ejemplo de sus álbumes hasta que, al fin, en 2012, localicé una copia única en una subasta sueca. Mientras que todas las copias completas de álbumes conocidos de Saunders contienen 50 fotografías, ésta tenía más de 70. Stacey, mi asistente, viajó a Estocolmo para pujar por el preciado álbum. Meses después, en una increíble coincidencia, descubrí un exquisito grupo de fotografías coloreadas a mano de Saunders en la Feria del Libro de Nueva York. Después de décadas de paciente búsqueda, llegó mi compensación.

    Como anticuario ha vendido piezas de gran valor. ¿Cuál ha sido la más importante? Fue una edición príncipe, primera impresión, de la carta que Cristóbal Colón escribió en 1493 anunciando su descubrimiento del Nuevo Mundo. Existen alrededor de 21 copias conocidas y yo tuve la suerte de venderle a un reputado coleccionista una de las dos que aún permanecían en manos privadas.

    También es un apasionado de Shakespeare y Cervantes Les considero los dos escritores más grandes y he dedicado treinta años de mi vida a buscar obras suyas. He tenido el honor de haber poseído y vendido cinco Primeros Folios de las obras de Shakespeare -más que ningún otro anticuario vivo. Y sigo embarcado en una odisea quijotesca para conseguir un conjunto de primeras ediciones de El Quijote. Por desgracia este empeño aún no ha dado sus frutos. Tal vez alguien que esté leyendo esta entrevista podría ayudarme a localizar el libro más valioso que nunca he vendido…

    Por sus manos han pasado auténticas joyas de papel. ¿Cuáles le dejaron una huella indeleble? He vendido grandes volúmenes, muchos de los cuales cambiaron drásticamente el curso de la historia. Entre las primeras ediciones a las que encontré un nuevo hogar figura La divina comedia de Dante (1472); los “Comentarios” de Julio César (1469); la copia personal de Adam Smith de su obra La riqueza de las naciones (1776); el ensayo científico De Revolutionibus (1543) donde Copérnico expone su tesis del universo heliocéntrico; el gran atlas mundial de Ortelius (Theatrum Orbis Terrarum (1570), el primer manuscrito hebreo completo del Éxodo (siglo VIII) tras los Rollos del Mar Muerto, o la copia familiar de George Washington de El Federalista (1788), el libro fundacional de la democracia americana.

    ¿Cuál ha sido su última gran venta? Hace poco vendí una joya de la bibliofilia, el Talmud Blomberg, una rara primera edición de 1520. Tiene una historia fascinante. Su publicación fue obra de un impresor cristiano de Venecia que fue el primero en hacer una edición completa de esta obra emblemática para el judaísmo. El Talmud es un compendio escrito de la ley oral del judaísmo rabínico que contiene la sabiduría de sus sabios acumulada a través de los milenios. Nuestra copia había pertenecido a la Abadía de Westminster, y ahora está en la biblioteca de un bibliófilo judío.

    Está especializado en manuscritos literarios e históricos. ¿Recuerda la emoción que sintió al ver por primera vez alguno de ellos? Uno de los momentos memorables de mi carrera fue el hallazgo de un manuscrito de principios del siglo XVI relacionado con Colón. Cuando reconocí su contenido mis emociones pasaron de la sorpresa al asombro. Después de 500 años, las fuentes inéditas sobre la historia del Descubrimiento son rarísimas y poseer un documento contemporáneo supera las expectativas más optimistas de cualquier anticuario.

    ¿Qué contaba este documento? Su autor, el monje benedictino Bernardus de Albenga, consultó personalmente con el amigo y compañero de tripulación de Colón, Michele de Cuneo, en la preparación de este escrito. La estrecha relación de Cuneo con Colón y su papel en el segundo viaje son bien conocidos. Samuel Eliot Morison observa que Cuneo era “de una familia noble de Savona… a unas pocas millas al oeste de Génova. Su padre, Corrado de Cuneo, en 1474 había vendido a Domenico Colombo, padre del Almirante, una casa de campo cerca de Savona; y es probable que fueran amigos de la infancia… Cuneo fue en el segundo viaje como caballero voluntario… participó en la primera expedición de exploración … al interior de la Española, y con Colón hizo el viaje de descubrimiento a Cuba y Jamaica de abril a septiembre de 1494.” Es sobrecogedor tener entre tus manos un documento único de la era de los descubrimientos vinculado a un amigo y compañero de tripulación de Colón. Y lo que es más emocionante, obtener información inédita de primera mano sobre los viajes del Almirante. ¡Es una experiencia única en la vida!. No hay día que no dedique tiempo a estudiar este manuscrito mientras sigo buscándole un hogar apropiado.

    También vendió una carta de los Reyes Católicos sobre la expulsión de los judíos Este documento es uno de los más admirables que han pasado por mis manos. Como sabe, la expulsión de los judíos de España ocasionó trastornos económicos y sociales. En él, el rey y la reina instruyen a un funcionario, en una localidad cercana a la actual provincia de Valladolid, para que informe sobre la confiscación de los bienes judíos y sobre las consecuencias financieras y económicas de la incautación. Un documento firmado por los Reyes Católicos en 1492, el año del Descubrimiento, es uno de los tesoros más codiciados por cualquier coleccionista y hallar uno sobre la expulsión de los judíos acontecida ese mismo año es prácticamente imposible. Se lo vendí a un particular de Estados Unidos y tengo entendido que tiene la intención de donarlo a un importante museo sobre la historia hebrea.

    ¿Ha habido más obras relacionadas con España? Otra joya que he vendido recientemente son los famosos Desastres de la Guerra de Francisco de Goya. Estos célebres grabados, realizados durante las guerras napoleónicas, no se publicaron hasta años después de la muerte del artista. Nuestro conjunto, que fue a parar a un admirador americano del gran artista aragonés, era una de las únicas doce copias de lujo impresas para su presentación a la familia real y los funcionarios principales.

    Entre sus clientes hay numerosas celebridades En efecto, nuestros libros enriquecen las colecciones de personalidades como el Dalai Lama, el Papa Juan Pablo II, Benjamin Netanyahu, Mijaíl Gorbachov, Isaac Rabin, Tony Blair, el rey Abdullah de Arabia Saudí, y el sultán de Brunei. También hemos tratado con bibliófilos tan diversos como el científico Carl Sagan, la actriz y presentadora Oprah Winfrey, el presidente Bill Clinton y su hija Chelsea, y John Warnock, fundador de Adobe Systems, entre otros muchos.

    De su galería también han salido volúmenes que han sido regalos de Estado Uno de los grandes honores de mi carrera ha sido suministrar libros que han sido regalos oficiales de los presidentes de Estados Unidos de los últimos 28 años, desde George H. W. Bush hasta Barack Obama. El primero de estos obsequios, y uno de los más memorables, fue el que entregamos a George H. W. Bush para que agasajara a Gorbachov durante su primera visita oficial a Estados Unidos. Sugerí una copia de la primera edición de Vida de George Washington, la biografía escrita por John Marshall. El presidente Bush estaba tan entusiasmado que acabó invitándonos a mi esposa y a mí a la ceremonia de presentación en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca.

    ¿Qué obras de su librería están ahora en museos? Me considero un coleccionista de raza. Una de las alegrías de mi profesión es crear colecciones de obras, valiosas e importantes que, cuando se toman en conjunto, son aún más esclarecedoras y fascinantes que de forma individual. He colaborado estrechamente con muchas instituciones, como la Biblioteca de Manuscritos y Libros Raros de la Universidad de Cornell. Una de mis aportaciones fue uno de los álbumes fotográficos más importantes de la Guerra Civil americana; había sido compilado por Luis-Felipe de Orleans, conde de París, noble francés e historiador que se ofreció voluntario al ejército del general George McClellan de la Armada Unionista –fue un regalo de mi mujer y mío y se convirtió en el volumen 8 millones de la soberbia biblioteca de Cornell.

    Stephan Loewentheil

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