Su obra choca, sorprende, fascina, interroga, y, a veces, ofende, pero Yasumasa Morimura (Osaka, 1951) pasa, absolutamente, desapercibido. Hay que hacer un esfuerzo para oír ese hilo de voz que emite al hablar, sin apenas mover los labios. Viste elegantemente, todo de negro, con una camisa... Leer más