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    Terry O’Neill, el fotógrafo de las estrellas

    Su carácter encantador, su ingenio chispeante y su planta de galán, proporcionaron a Terry O’Neill un acceso privilegiado a las celebridades de la gran pantalla, las estrellas del rock, e incluso la realeza, que, frente a su cámara, se despojaban de la máscara permitiendo al espectador atisbar retazos de su personalidad genuina. Tras medio siglo en la brecha, el fotógrafo británico ha sido distinguido con una medalla de la Real Sociedad Fotográfica por “una contribución sostenida y significativa al arte de la fotografía.”
    Su relación con los personajes que inmortalizó fue también estrecha: salió con la musa de los años 60, la modelo Jean Shrimpton, se casó con Faye Dunaway y fue uña y carne de los Beatles y los Rolling Stones. “Hay pocas personas que hayan escapado de mi cámara. Sólo cuando di por terminada mi carrera fui consciente de lo que había hecho. He retratado a los mejores. Y nadie podrá compararse jamás con ellos. Nunca.” Su único remordimiento es no haber podido inmortalizar a Marilyn Monroe, pero esta ‘falta’ tiene su explicación. O’Neill salía con la publicista de la inolvidable rubia quien le advirtió que la actriz “siempre se acuesta con los fotógrafos”. No queriendo irritar a su pareja, tuvo que dejar pasar la ocasión.
    Su envidiado archivo es una fuente inagotable de sorpresas. “Hay millones de negativos por analizar, y aún sigo redescubriendo tomas que había olvidado. Apenas pasa un día sin que me encuentre algo que me recuerde la existencia tan privilegiada que he tenido. Mi vida ahora consiste en estudiar mis fondos, inaugurar exposiciones y viajar por el mundo. Me siento asombrado y agradecido de que la gente sienta respeto y fascinación por mi trabajo. Creo que perciben que mis fotografías son piezas periodísticas honestas que cuentan una historia, que fueron realizadas en un momento y un lugar en el que los fotógrafos eran respetados y no estaban sometidos a control. Hoy en día las imágenes que ves en las revistas son fruto del marketing y la publicidad. Ya no ves a las personas reales.” Conversamos con el afamado fotógrafo inglés con motivo de su visita a Madrid para presentar su primera exposición individual en una galería española, en la madrileña Mondo Galería. [Terry O’Neill. Foto: Richard Periera]. Vanessa García-Osuna

    Empezó su carrera en los 60, ¿qué era lo mejor de ser fotógrafo en ese momento? ¿Echa de menos algo de los ‘viejos tiempos’? En los sesenta el fotógrafo era tan importante como la banda. Nos necesitaban para conseguir que se hablara de ellos en las revistas de música y los periódicos. Los Rolling Stones me llamaron para que hiciera eso para ellos cuando estaban buscando un contrato de grabación y querían parecer una estilosa banda trotamundos. Hoy todo está controlado y manipulado por los gerentes y los relaciones públicas. Cuando yo empecé tenías un acceso completo y nadie te decía lo que podías o no podías hacer. En la actualidad hay un equipo de personas que se interpone entre el personaje y tú. La espontaneidad y la autenticidad se han perdido.

    Si empezara su carrera ahora, ¿dónde buscaría la inspiración? ¿Le inspiran las celebridades actuales? Hay pocas personas que me apetezca fotografiar hoy debido a que, como decía antes, su imagen está férreamente controlada y se trata más bien de publicidad. Las últimas personalidades a quienes tuve el honor de retratar fueron Amy Winehouse, Nelson Mandela y Pelé.

    ¿Quién ha sido el retratado perfecto? Audrey Hepburn era una dama especial y poseía una belleza extraordinaria. No podías sacarle una mala foto. Tenía instinto para intuir cuando una toma podía convertirse en algo bueno. Una de las mejores fotos de mi carrera precisamente se la hice a ella, con un sombrero y una paloma posada sobre su hombro. Todo el mundo cree que me pasé horas hasta conseguir que el ave se colocara allí, pero no fue así. Fue un increíble golpe de suerte. El pájaro voló hasta el patio donde estábamos haciendo la sesión y permaneció unos segundos sobre su hombro. Audrey no se inmutó – sabía que sería una imagen maravillosa- simplemente bajó la mirada y yo saqué la fotografía.

    Usted es autor de una pléyade de fotografías célebres, pero ¿cuáles intuyó, en el momento de hacerlas, que serían icónicas? ¿Cuáles fueron importantes para su carrera? Ni en un millón de años pensé que mis fotos resistirían el paso del tiempo y llegarían a ser tan valoradas y admiradas. Recuerdo que una noche, mientras me tomaba una copa con los Beatles y los Rolling Stones, todos estuvimos de acuerdo en que la montaña rusa de los años sesenta en la que estábamos montados no podía durar y que cuando acabara tendríamos que encontrar puestos de trabajo reales. ¡Ringo tenía previsto abrir una cadena de peluquerías!.

    Ha dicho: “He fotografiado a los mejores y nunca habrá nadie que pueda compararse a ellos.” ¿Quiénes le dejaron una huella más profunda? Fotografié a Frank Sinatra a lo largo de 30 años y él fue, y sigue siendo, la persona que más admiro. No era sólo cantante y actor, sino que poseía una personalidad tremendamente carismática además de ser un artista de gran talento. Pero al mismo tiempo era un hombre lleno de conflictos que sólo era dichoso cuando ensayaba con grandes de la música o en el escenario, mientras actuaba en directo.

    ¿Sigue disfrutando de la fotografía? ¿Cuál es el secreto de su longevidad como fotógrafo? No tengo una fórmula mágica para explicar mi éxito. Se me daba bien hacer sentirse cómoda a la gente, conseguir que se relejaran y me dejaran ver su auténtico yo, en lugar de su imagen fabricada. A los jóvenes fotógrafos que me preguntan cómo mejorar, les digo que, simplemente, sigan tomando fotografías. La única manera de aprender es ser tu peor crítico.

    En lo que respecta a las personas a las que fotografió antes de que se hicieran famosas, ¿qué siente al ver el desarrollo de sus carreras? ¿ha mantenido el contacto con ellas después? Bill Wyman, Michael Caine y Eric Clapton siguen siendo grandes amigos. Nuestras carreras despegaron al mismo tiempo y todos éramos unos muchachos de Londres subidos a esta enloquecida ola de éxito. Sigo en contacto con algunas estrellas de Hollywood que, con el paso de los años, se convirtieron en amistades personales, como Raquel Welch.

    ¿Ha vivido experiencias inolvidables con alguno de estos iconos? Frank Sinatra me cambió la vida. Me enseñó a permanecer en un segundo plano y no acercarme demasiado al objetivo. Quedarte en la sombra te permite concentrarte en atrapar el momento. Si estás demasiado entretenido siendo simpático con las estrellas otro acabará haciendo la foto. Hay una fotografía que siempre me sentiré arrepentido de no haber sacado. Regresando de un viaje a España, a mediados de los años 60, vi a Brian Jones drogado e inconsciente tirado en el sueño de la sala de espera de una compañía aérea. Pensé en tomar esa fotografía, pero no lo hice porque hubiera sido una terrible invasión de su privacidad y, además, él era amigo mío. Ahora creo que si la hubiera tomado, él se habría sentido avergonzado, habría pedido ayuda, y tal vez hoy siguiera vivo.

    Ha trabajado con las dos bandas más grandes de la historia: los Rolling Stones y los Beatles. ¿Podría compartir algún recuerdo especial? Cuando fotografié por primera vez a los Stones, aún eran unos desconocidos mientras que los Beatles ocupaban todas las portadas. Los Stones eran una banda en busca de contrato. Su joven manager y yo nos propusimos hacer que les vieran como una estilosa banda de rhythm & blues, como unos juglares viajeros. Les llevé a comprar maletas y a pasear por Tin Pan Alley haciendo como que acababan de regresar de una gira. Aquella mañana Keith Richards se compró una maleta barata. ¡Era la primera que tenía en su vida!. Fue entonces cuando se nos ocurrió la idea de convertirlos en un antídoto a Los Beatles y sus pulcros trajes. Hicimos que tuvieran un aspecto un poco desaliñado y provocador y fue entonces cuando la gente empezó a preguntarse: “¿Dejarías que tu hija se casara con una estrella de rock?”

    ¿Hay alguien a quien le hubiera gustado retratar y aún no ha tenido la oportunidad? Soy muy futbolero y hay un par de figuras a las que me encantaría fotografiar y de hecho espero hacerlo antes de que acabe el año: José Mourinho y Zlatan Ibrahimovic.

    ¿Cómo lidiaba con los egos de sus retratados? ¿Cómo logró tener los pies en la tierra rodeado de estrellas? Desde que empecé a trabajar con los Stones, los Beatles y otros, me di cuenta de que son como nosotros. Gente normal con las presiones y preocupaciones ordinarias. Es sólo su talento el que les convierte en seres diferentes. Yo les trataba como trato a mi vecino de al lado. Y la mayoría lo agradecía.

    TERRY ONEILL

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