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    Tony Oursler: «El arte no es para hacer dinero»

    Tony Oursler

    Conocido por su innovadora combinación de video, escultura y performance, las obras del artista multimedia Tony Oursler (Nueva York, 1957) exploran la naturaleza de las relaciones humanas con humor, ironía e imaginación.
    La galería Soledad Lorenzo ha expuesto sus proyectos más recientes -False-Color Actions-, instalaciones de figuras a gran escala y en colores vivos resultado de una combinación de burbujas de distintos colores realizadas en vidrio soplado, impresiones fotográficas y esculturas en fibra de vidrio.
    Soledad Lorenzo recuerda haber descubierto a Oursler en la galería Metro Pictures de Nueva York, en la que celebró su primera exposición individual en 1994, y admite que no cejó hasta conocer personalmente a este artista al que considera muy representativo de los nuevos gustos e inquietudes de los coleccionistas.
    La obra de Oursler, fresca, compleja y densa, es también divertida, y está concebida para desconcertar a la mente más inquieta. Su obra forma parte de las colecciones de museos como el MoMA de Nueva York, la Tate Gallery de Londres y el Centre Pompidou de París.

    Háblenos de sus comienzos ¿Qué le motivó a interesarse por el arte?
    Tuve un profesor cuando estaba en el instituto que insistió en que me marchara a California a estudiar artes plásticas.
    Me parecía algo absurdo dado que yo ya pintaba mucho en mi ciudad, pero debo admitir que estudiar la carrera en el California Institute of the Art fue una experiencia importantísima. Estar allí, en esa época, con artistas como Jonathan Borofsky, que hacía instalaciones, video, performances, arte multimedia, etc, era fascinante.
    De niño también solía ver mucha televisión. ¡Me crié en plena eclosión de los medios de comunicación!. Lo que más me interesaba era comunicarme con la gente. La televisión formaba parte de mi vida, y era lógico que más tarde se convirtiera en un aspecto integral de mi trabajo artístico. Mis primeros trabajos son narraciones de cosas que me sucedieron cuando tenía entre seis y trece años. Mi principal interés ha sido la imagen en movimiento, es decir, la televisión, el cine, etc. Si tuviera que explicar cómo llegué al mundo del arte diría que fue por un profesor, que me orientó en los primeros momentos… Por supuesto, me formé en una de las mejores escuelas de arte del país para aprender la tecnología necesaria para desarrollar mi trabajo, y también fue decisivo mi entorno familiar, los trabajos que tuve mientras estudiaba…

    Usted cultiva distintas disciplinas. ¿En cuál se siente más cómodo?
    No olvidemos que en el California Institute of the Art se podían estudiar varias materias de las llamadas “nuevas disciplinas”.
    También aquí fueron los profesores los que me ayudaron avanzar en mi carrera. En este caso fue John Baldesarri quien me animó a enviar trabajos a festivales de video de todo el mundo.
    En aquel tiempo podías hacer copias a un precio relativamente barato y te permitía difundir tu obra. En cierto modo, era similar a lo que te ofrece hoy Internet.
    [La escuela, California Institute for the Arts, a la que asistió Oursler está en Valencia, California, no muy lejos de Los Ángeles. Fue fundada e ideada por Walt Disney a principios de los 60 y contaba con un interesante elenco de profesionales entre los docentes. Desde sus inicios, el centro materializó el sueño de Disney de que fuera un centro interdisciplinario un “Caltech de las Artes”. CalArts proporciona un entorno de colaboración para artistas de todas las disciplinas. Los alumnos tienen libertad para desarrollar su propio trabajo (sobre el que conservan el control y los derechos de autor) dentro de una estructura de taller, como miembros respetados de una comunidad de artistas en la cual la autoridad es constantemente cuestionada y donde la docencia se fundamenta en la persuasión y no en la coacción. El intercambio entre artistas ayuda a la práctica y a la comprensión del proceso del que nace el arte.]
    Imagino que debo decir que mi medio es, básicamente, el video. Estudié en los 70 y, desde el punto de vista de los movimientos artísticos, el arte conceptual era lo más avanzado… En los años 70 y 80 el
    mundo de arte estaba compartimentado en “guetos”. El gueto de las películas, el de la pintura y el del video. Los espacios alternativos solían apostar por obras relacionadas con la fotografía, o que tuvieran algún elemento fotográfico, y por eso el público pensó que era lógico mostrar también trabajos en video.
    En aquella época podías ir a San Francisco a ver este tipo de trabajos artísticos en dos o tres sitios. Fue John Baldesarri quien me habló de los circuitos dedicados al videoarte y fue él quien me animó a
    enviar mis cintas a todo el mundo. Una distribuidora de Nueva York, Electronic Art Intermix, comenzó a promocionar mi trabajo. Al poco tiempo ya estaba participando en festivales de video y mi obra se programaba en espacios alternativos.
    Gracias a Nam June Paik ¡tuvieron que pasar treinta años para que el mundo aceptara el video como arte!.

    A medida que su trabajo se hacía más visible gracias a su participación en festivales de video y espacios alternativos, ¿se volvió también más vendible?
    ¡No!. ¡Nada de ventas!. Trabajé duro desde 1979, hasta que terminé la escuela de arte, hacia 1992, y durante todo ese tiempo hice solamente una venta, una acuarela que adquirió una empleada de una de las galerías donde expuse.
    Sí que conseguí becas (el National Endowment for the Arts, la de la New York Foundation for the Art, etc). Iba realizando instalaciones al mismo tiempo que enviaba solicitudes de becas. Cuando entré en este circuito los caminos se cruzaron y empecé a exponer en varios países. En Holanda, en The Kitchen, en 1983, en el Centre Pompidou en 1985.
    ¡La gente tenía ganas de ver las nuevas formas!. Para un artista joven esto era ideal, era como estar dentro de una “perfect storm”(tormenta perfecta). ¡Se celebraban una treintena de exposiciones por
    todo el mundo!.

    ¿Qué importancia tiene la fotografía en la pieza final que produce?
    Es parte integral de mi trabajo. Sin embargo, recuerde lo que le decía antes sobre los “guetos”.
    Mi trabajo no puede circunscribirse a ningún “gueto”. Es una “mélange” de video, cine, sonido, música, fotografía, pintura y escultura. Todo esto se interrelaciona a través de la tecnología.
    ¡Ésa es la parte difícil!.

    ¿Tiene una secuencia planificada de su trabajo?
    Depende de a qué se refiera usted con la palabra “secuencia”. Si me pregunta si cada pieza tiene un comienzo y un final, debo decirle que depende de la obra. Algunas de las narrativas que más me interesan se remontan a 1963, cuando yo tenía seis años. Recuerde que vengo del video y la tecnología, pero que mi primera formación fue la de pintor. Sin embargo, el camino a las creaciones en video tiene varios circunloquios. Colaboro con distintos artistas, y la pieza final puede tener dos o tres resultados diferentes.
    Hemos experimentado usando capas sobre capas de proyecciones de video hasta convertirlas en una pintura, poniendo una banda sonora en algunas piezas.
    También hemos usado el sonido y la música, etc. He grabado ruidos de las autopistas de Los Ángeles que he integrado en algunas obras—bueno, este material puede ser incluido en otras piezas más adelante. Suelo leer e investigar mucho sobre varios temas al mismo tiempo.
    En una entrevista que me hicieron dije: “Después de una exposición en Hannover, me tomé unos meses sólo para leer e investigar”.
    Había recopilado bastante material sobre la historia de la televisión y las tecnologías que la precedían. La mayor parte de mis trabajos recientes tenían que ver con las tendencias actuales y la vida cotidiana en relación con la tecnología, pero al investigar sobre el pasado reciente me chocó leer sobre los aspectos psico-tecnológicos del arte y la historia. Al principio empecé a hacer una gran cronología de las implicaciones sociales de la tecnología que mostraban el desarrollo tecnológico en paralelo a las distintas tendencias culturales, sobre todo las relacionadas con el horror y el miedo. Sorprendentemente, esta investigación me llevó directamente al género del bodegón.

    ¿La mayoría de su trabajo está en el sector público o privado?
    ¡Habría que poder “conectarlo” todo! Quiero decir que toda la maquinaria debe funcionar correctamente, en caso contrario pueden presentarse algunas dificultades. Con respecto al sector público, es económicamente complicado y también más caro desde el punto de vista del artista para producir la obra. Hace tiempo que no recibo encargos públicos. Tuve uno para un parque de esculturas en Oslo. También hice una obra en esta línea para Barcelona. Trabajé en ella durante dos años. Proyectar sobre la arquitectura es algo fascinante. ¡Esto es un “lienzo” que apenas se ha tocado!.
    En cuanto al coleccionismo particular… podría concebir una obra para que fuera proyectada en un jardín, pero es difícil convencer a la gente de algo así, generalmente optan por algo más sencillo.
    Me gustaría proyectar una imagen en un espacio público—una opción desalentadora con las nuevas tecnologías.

    ¿Se considera un pionero?
    La palabra ‘pionero’ puede sonar algo pomposa. Sin embargo, en cierto modo soy un pionero del videoarte. Estaba en el sitio adecuado en el momento justo. Nací con la cultura del video, la cultura televisiva. Vi mucha televisión durante mi infancia. El adolescente normal ve mucha televisión y duerme poco. Empecé a trabajar con el video cuando tenía 19 o 20 años… Esto ya lo hacían los artistas pop. ¡Warhol rodó películas enloquecidas!.
    La primera vez que vi una cámara de video no se me ocurrió que podía producir algo. He visto como el video, dentro del contexto de la instalación, se ha transformado en imagen en movimiento.
    La edición de 1991 de la Documenta de Kassel fue un hito para el arte de la videoinstalación. Artistas como Bill Viola, Katie Nolan, etc. participaron con obras ese año. Yo llevaba una década haciendo videos. Fue un Zeitgist, todo cambió de cara a la aceptación del video y la instalación.
    ¡Ese año cambió mi vida!. Pienso, de todos modos, que el arte no es para hacer dinero sino para fomentar ideas. Durante años hice toda clase de trabajos. Era un videoartista que, de vez en cuando, trabajaba como videógrafo. Mi tarea consistía en ir grabando la vida de los alumnos de una escuela de sordomudos, y eso me ayudó a reflexionar sobre la situación de las personas que sufren este tipo de limitaciones. Una vez trabajé en una tienda de marcos. El propietario había sido artista, luego ejecutivo de una agencia de publicidad y más tarde compró una tienda de marcos. Le preocupaba cómo el resultado final en la pared de una obra de arte. Siempre tuve que trabajar porque, aunque mi familia era acomodada, no tenían dinero para pagar los estudios de cinco hijos.
    ¡Trabajé de todo!. Como artista me encargaba de todo el proceso, desde los guiones y bocetos hasta la lectura. Y creaba las distintas piezas que integraban la obra.

    ¿Ha tenido algún efecto sobre su obra formar parte del mundo del arte internacional?
    ¡Sin duda! Obviamente me resulta más fácil enviar videos por todo el mundo. A medida que el video ha sido aceptado como arte más allá del reducido mundillo de los festivales y los espacios alternativos, mi obra goza de mayor aceptación. Expongo, además de en varias ciudades estadounidenses, en más de 20 países de todo el mundo, entre ellos España. Esta es mi quinta exposición en la galería Soledad Lorenzo.

    ¿Qué le gustaría hacer que no haya hecho hasta ahora?
    Quizá trabajar más sobre la idea de proyecciones y arquitectura. Me gustaría tener más encargos públicos. Curiosamente, estoy volviendo a la pintura con imagen en movimiento. Y fantaseo con la idea de utilizar el láser.

    La mirada pensante
    Ojos enormes con televisores por pupilas, la cara de una muñeca en llanto perpetuo… La obra del videoartista Tony Oursler siempre ha logrado inquietar y fascinar a la vez. En las imágenes de sus videos y presentaciones, ya sean narrativos o abstractos, se recogen los temas más actuales de nuestra sociedad (como la alienación social, la fragmentación de la memoria colectiva post-moderna, la manipulación mediática) vistos siempre por los ojos de uno de los artistas más críticos con nuestro entorno.
    Descendiente de una familia de célebres escritores e intelectuales norteamericanos, Oursler se ha convertido en un referente imprescindible en el mundo artístico por sus innovaciones en la conciliación de la tecnología más vanguardista con la creatividad más tradicional, en el lenguaje más universal conocido por el hombre: la imagen en movimiento.

    Efectos de la crisis
    “¡Claro que sí! –responde el artista a la pregunta de si le ha afectado la crisis económica- En 2008 tuve una exposición en Londres que iba acompañada de un catálogo. Fui a la galería a montar la exposición en septiembre y debía haber vuelto para la inauguración. Todo esto supuso un gasto tremendo para la galería porque yo había estado trabajando durante dos años en las obras. Pues bien, un cliente había comprado tres piezas y reservado otras. ¡Pero al final no se vendió nada! Los clientes se echaron atrás en el último momento y las reservas quedaron en papel mojado. Finalmente, se vendió una obra, pero tardaron siglos en cobrarla. La última crisis, sin embargo, no ha sido tan mala. Obviamente ha “agitado” las aguas del mundo del arte, pero se sigue creando y el arte avanza.”

    Rosalind Williams

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