La vida de las emperatrices chinas durante la dinastía Qing, entre 1644 y 1912, es el tema de esta fascinante exposición. A pesar de sus logros y el estatus que ostentaban en la corte (eran consideradas la “Madre del Estado”), su figura ha sido a menudo soslayada. A través de retratos imperiales, mobiliario, vestuario (joyas y trajes) y arte religioso, la muestra revela detalles poco conocidos sobre el mundo de estas mujeres que lograron influir en la religión, el arte y la política de su tiempo. Se exponen cerca de 135 objetos que recrean las vidas de cinco soberanas que habitaron tras los muros de la Ciudad Prohibida. Desmontando el tópico que las presenta como figuras pasivas, glamurosas o serviles, la muestra desvela que viajaban con frecuencia, montaban a caballo y desempeñaban innumerables tareas regias. Muchas demostraron ambición e inteligencia y algunas incluso cuestionaron la tradición de que «las mujeres no deben gobernar».
