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    Abre los ojos

    Roser Figueras y Josep Inglada son el alma máter de Cal Cego, una colección de arte contemporáneo que propone una fascinante aventura intelectual.
    El proyecto Cal Cego nace en el año 2006 y parte de una colección privada nacida del gusto personal de sus artífices, Roser Figueras y Josep Inglada. Esta colección catalana, que cuenta con cerca de 400 obras, no tiene sede permanente y trabaja a partir de la idea de colección nómada. Estos días, y hasta el 18 de mayo, puede visitarse en la Fundación Francisco Godia de Barcelona, la exposición Iceberg. La realidad invisible que muestra una selección de obras de esta prestigiosa colección particular que dialogan con dos piezas emblemáticas de la Godia. La colaboración entre la Fundación Francisco Godia y Cal Cego se centra en torno a un concepto clave: ¿Qué son las imágenes? ¿Qué muestran? ¿Qué ocultan? ¿De qué manera debe enfrentarse a ellas el espectador? ¿Cuál es el papel del arte frente al torbellino de imágenes que nos rodea?. A partir de esta idea inicial, Montse Badia, directora artística de Cal Cego y comisaria de la exposición, ha creado un itinerario muy sugerente. 19 obras de la colección de Cal Cego, desde mediados de los años noventa a la actualidad, nos aproximan a algunas de las lecturas más potentes sobre la relación entre arte y realidad, que han surgido en el campo del arte contemporáneo. Para enmarcar el discurso de la exposición, dos obras clásicas, de la Fundación Francisco Godia: un óleo del pintor barroco español Juan van der Hamen, que pone de relieve las convenciones de tiempo y espacio en la pintura de bodegón, su carácter simbólico, más allá de la precisión realista; y una obra de Lucio Fontana, Concetto spaziale. Attese (1966): una tela rasgada que muestra que tras el lienzo, existe otra realidad. En el caso de las fotografías de Wolfgang Tillmans (Remscheid, Alemania, 1968), bodegones contemporáneos, que captan los rastros de la memoria, se establece un vínculo directo. En otras ocasiones se trata de un juego simbólico y metafórico. La exposición presenta la obra de un conjunto de artistas internacionales, de diferentes contextos y generaciones: Ignasi Aballí, Christine Borland, Javier Codesal, Tacita Dean, Stan Douglas, Dora García, Douglas Gordon, Rodney Graham, Pierre Huyghe, Andreas M. Kaufman, Santiago Sierra, Wolfang Tillmans y Jeff Wall. Fotografías, vídeos e instalaciones que plantean interrogantes, construyen y desvelan relatos, nos invitan a descubrir cómo se construye la imagen de lo que entendemos como realidad. Nadia Hernández, directora de la Fundación, destaca que Cal Cego representa un nuevo paradigma de coleccionismo: una colección bien construida, bien visualizada, en una red con los propios creadores, galerías, museos, instituciones académicas y mecenazgo. Iceberg. La realidad invisible es una exposición de tesis, bien trabajada y compleja, que presenta, además, el aliciente, de mostrar por primera vez al público un grupo importante de obras de la colección de Cal Cego. Lo que distingue a esta colección es la aproximación al arte como una experiencia intelectual que persiste en la voluntad de conocimiento y el anhelo de belleza. El curioso nombre de la colección: Cal (la casa) Cego (del ciego) viene del sobrenombre por el que se conoce la casa familiar. Uno de los antepasados de Josep Inglada era ciego y de ahí viene el apodo. A los coleccionistas les gustó el juego de palabras y lo paradójico que suponía llamar a una colección de arte contemporáneo Cal Cego. Vanessa García-Osuna

    Ustedes empezaron a coleccionar en 2006. ¿Qué les impulsó a ello? ¿Trazaron algún eje concreto para su colección? En realidad, empezamos a adquirir obras en los 80 y fue al cabo de un tiempo que nos empezamos a plantear qué sentido tenía aquel conjunto de piezas y pensamos en la necesidad de elaborar un proyecto que las articulara, con unos objetivos concretos y con posibilidades de darle visibilidad. En el 2006 junto a Montse Badia, nuestra directora artística, definimos el proyecto Cal Cego, que toma la colección como punto de partida, aunque es mucho más amplio porque implica toda una serie de programas, colaboraciones y actividades.

    ¿Qué adquisiciones recuerdan con especial emoción? Todas las obras que adquirimos tienen un gran significado para nosotros, pero es cierto que en los 80 cuando adquirimos una pintura de Zush, de alguna manera tomamos conciencia de que iniciábamos nuestros primeros pasos como coleccionistas. Pero también fueron momentos especiales cuando después de un tiempo pudimos incorporar a nuestra colección una caja de luz de Jeff Wall, una instalación de Christine Borland o la serie de los cien retratos de Hans-Peter Feldmann.

    Si los artistas reflejan su época como un sismógrafo. ¿Qué panorama ofrecen las obras de su colección? Creo que lo que reflejan es que vivimos en un momento en que no hay respuestas absolutas y que es necesaria una actitud de interrogación constante.

    Las obras de una colección reflejan también la personalidad de sus dueños. ¿Cómo definiría sus gustos artísticos? Debe suponer un reto intelectual, que sugiera diferentes lecturas y que te invite a descubrir, a querer saber más. Para nosotros coleccionar y el acercamiento al arte es una manera de conocimiento.

    En apenas 8 años han adquirido 400 obras. ¿Se han puesto algún límite al número de piezas de su colección? ¿Tienen estas obras algún hilo conductor? En realidad, empezamos a coleccionar en los 80, es decir, hace treinta años. No nos preocupan los números, sino que la ampliación de la colección responde a un proceso natural, a una evolución personal y a un compromiso a largo plazo con el arte y los artistas.

    La fotografía tiene un peso fundamental en su colección. ¿Qué artistas, temáticas o estilos les interesan más? La fotografía es un medio más. Si está bien representado en la colección es porque en los últimos años ha sido un medio de expresión muy utilizado por los artistas. Entre las temáticas que nos interesan está la arquitectura, los espacios y su incidencia a nivel tanto personal como social.

    ¿Les gusta visitar los estudios de los artistas? En las últimas décadas la idea de estudio de artista ha cambiado mucho, los artistas viajan y realizan colaboraciones. En muchas ocasiones su estudio se encuentra en su ordenador. Lo que es importante es tener un contacto directo con los artistas para poder conocer más de cerca sus procesos de trabajo.

    ¿Han hecho algún encargo? Sólo en casos en los que tenemos una relación muy directa con los artistas, creadores que hemos seguido desde hace mucho tiempo y de los cuales hay una representación amplia en nuestra colección, como puede ser el caso de Ignasi Aballí.

    Definen su colección como «nómada». ¿Les gustaría que ésta tuviera en el futuro una sede permanente abierta al público? Desde el principio nos gustó la idea de tener flexibilidad y no atarnos a un espacio fijo. Este aspecto «nómada» nos permite ser más dinámicos y poder colaborar con otras instituciones, otros profesionales, buscar formas diferentes de plantear proyectos, etc.

    ¿Coleccionan para la posteridad? Coleccionamos con una idea de futuro, con el propósito de que el conjunto de las obras perdure en el tiempo.

    ¿Cuáles han sido sus descubrimientos memorables, de un artista o una obra concreta? Descubrir, conocer y seguir el trabajo de un artista siempre es emocionante, porque te permite ampliar el conocimiento, participar de sus ideas y compartir su visión del presente. Esta sensación no ha cambiado con el tiempo, sino que se ha intensificado.

    ¿Qué obras, o artistas, tienen un significado personal especial para usted, o han sido particularmente inspiradoras? Tienen un significado especial aquellas en las que hemos podido establecer una relación especial y personal con el artista y seguir su trayectoria a largo plazo. No podemos pensar en prescindir de ninguna obra porque tienen sentido dentro del conjunto que es la colección.

    Su colección reúne creadores de diferentes contextos y generaciones. ¿Qué diálogos les parecen más sugerentes? Los diálogos más sugerentes son los que permiten trazar genealogías de artistas, que van más allá de contextos y generaciones. Por ejemplo, una genealogía podría empezar en On Kawara, seguir con Ignasi Aballí y continuar con Daniel Jacoby, a partir de la idea de la imposibilidad de representar y de la imponderable necesidad de clasificar. Otra genealogía se centraría en la reflexión sobre la imagen y concretamente en el cine como articulador del imaginario colectivo; en ella encontraríamos a Jeff Wall, Rodney Graham, Andreas M. Kaufmann y Douglas Gordon, entre otros.

    ¿Qué nos contarían de la exposición Iceberg. La realidad invisible en la Fundación Godia? Utilizamos la imagen del iceberg como metáfora de una realidad que sólo muestra una parte y el resto queda sumergida e invisible. En el caso de las obras que conforman esta exposición evidencian como vemos la realidad a partir de sus apariencias y que es necesaria una mirada más atenta para descubrir esos otros niveles de lectura que permanecen escondidos.

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