Coleccionar es una proyección de nuestros gustos y querencias más íntimas, pero no todos los coleccionistas viven su pasión de forma solitaria; aunque resulte una excepción, hay quienes hacen de su afición una fascinante aventura compartida. Ése es el caso de Carmen Vives y Vicente Deltoro, una pareja de amigos a quienes unió en primer lugar su amor por la naturaleza –ambos son biólogos- y después una sensibilidad común por el arte. El fruto de sus desvelos es una colección de grabados exquisita –y atípica en nuestro país- de grabado de maestros flamencos y holandeses del siglo XVII cuya temática es el paisaje y las escenas de la vida cotidiana. La Fundación Carlos de Amberes de Madrid brinda la oportunidad de conocer algunas de las piezas más notables de la Colección Deltoro-Vives en la exposición El auge del paisaje. Grabados holandeses y flamencos del siglo XVII, comisariada por Concha Huidobro, que se argumenta con 36 grabados de diversos autores (Sadeler, van Uden, van Ruysdael), además otros 2 de Rembrandt, cedidos por la Biblioteca Nacional. Pocas veces se han visto en España reunidos de forma monográfica grabados de esta época en los que el paisaje es absoluto protagonista. La naturaleza, paisajes con edificios o ruinas, con animales, con figuras… son los subgéneros tratados por los grabadores flamencos y holandeses en el siglo XVII que pueden verse en esta muestra.
Carmen Vives y Vicente Deltoro nos conceden una entrevista en nuestro número de mayo para descubrirnos las claves de su pasión por el grabado antiguo.
¿Cómo surge su interés por el grabado de los antiguos maestros?
De manera completamente accidental. Durante una visita a un anticuario de Valencia cayó en nuestras manos una estampa de Claudio de Lorena, un paisaje. Se trataba de una impresión muy desgastada y tardía (es decir, impresa en una época distinta a la que fue creada) pero todavía seductora y misteriosa. A partir de ahí comenzamos a investigar sobre el paisaje en el grabado y descubrimos que fue en los Países Bajos durante su Siglo de Oro cuando donde se produjo el nacimiento y florecimiento del paisaje como género artístico autónomo y que existió una gran cantidad de pintores-grabadores que hicieron grabados de paisaje. Esto nos resultó muy sugestivo y empezamos a comprar. Con cada adquisición nuestro interés fue creciendo espoleado por la gran belleza de las estampas. Y así, poco a poco, nuestra colección fue tomando forma.
