“Apreciar el dibujo es fácil y difícil al mismo tiempo; difícil porque hay que ser un auténtico connoisseur para apreciar sus cualidades, y fácil porque este medio es gratificante desde un punto de vista intelectual y también emocional” nos explica el anticuario Michel Descours. Destinado a permanecer escondido, guardado a menudo en archivos que raramente veían la luz, el dibujo ha experimentado un avance paulatino en el mercado del arte aunque al mismo tiempo espectacular, atrayendo cada vez a más artistas y coleccionistas. La pujanza que vive este medio, el más sincero e inmediato de todos, se refleja en la aparición de ferias especializadas, como el Salon du Dessin de París, referencia mundial en este campo. 39 galerías (entre ellas las españolas José de la Mano y Artur Ramon Art) ofrecen un millar de dibujos, de distintas épocas y estilos. La cita es en el majestuoso Palais Brongniart, construido a instancias de Napoleón, del 22 al 27 de marzo. [Henry Ryland, Lumen de lumine. Galerie Ary Jan]
