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    El Prado recibe en préstamo el Ecce Homo de Caravaggio

    El Museo Nacional del Prado y Colnaghi acaban de anunciar el préstamo temporal de la obra maestra de Caravaggio, Ecce Homo, que permanecerá expuesta en una instalación individual especial desde el 28 de mayo hasta el próximo mes de octubre. Pintada por el gran artista italiano hacia 1605-09 y que formó parte de la colección privada de Felipe IV de España, es una de las, aproximadamente, únicas 60 obras conocidas de Caravaggio que existen, lo que confiere a la misma un valor extraordinario.

    Desde que en abril de 2021 el Museo del Prado alertara al Ministerio de Cultura español de la relevancia del cuadro tras su reaparición en la casa de subastas Ansorena, cuando se atribuyó a un alumno de José de Ribera, este cuadro ha estado bajo la custodia de la galería Colnaghi, en colaboración con Filippo Benappi (Benappi Fine Art) y Andrea Lullo (Lullo Pampoulides) y ha sido restaurada por el especialista Andrea Cipriani y su equipo bajo la supervisión de expertos de la Comunidad de Madrid. Los resultados de este minucioso proceso se recogen en una exhaustiva publicación que estará disponible tras la presentación de la obra a los medios el 27 de mayo.

    Desde su aparición en subasta hace tres años, el Ecce Homo ha representado uno de los mayores descubrimientos de la historia del arte, logrando un consenso sin precedentes en lo que a su autentificación se refiere. Tras una profunda investigación diagnóstica realizada por Claudio Falcucci -ingeniero nuclear especializado en la aplicación de técnicas científicas al estudio y conservación del patrimonio cultural-, la restauración se ha llevado a cabo de manera rigurosa y rigurosa, y cada decisión se ha apoyado en una evaluación exhaustiva de los materiales de la obra y el historial de conservación del cuadro, reafirmando la atribución inicial al maestro italiano. El estudio de la obra ha corrido a cargo de Maria Cristina Terzaghi (catedrática de Historia del Arte Moderno en la Universidad Roma Tre y miembro del comité científico del Museo di Capodimonte de Nápoles), Gianni Papi (historiador del arte y escritor), Giuseppe Porzio (profesor de Historia del Arte en la Universidad de Nápoles) y Keith Christiansen (comisario del Metropolitan Museum of Art). El minucioso proceso de autentificación ha demostrado que la pintura es, sin lugar a dudas, una obra maestra de Caravaggio. 

    Caravaggio, Ecce Homo (después de la restauración). Foto: cortesía de colección privada

    Para Miguel Falomir, director del Museo Nacional del Prado: “El Prado desempeñó un importante papel en la recuperación de esta obra al alertar al Ministerio de Cultura de su importancia, lo que impidió su salida de España. Gracias a la generosidad de su actual propietario, el Prado pone ahora a disposición del público y de la comunidad científica una obra excepcional de uno de los más grandes pintores de la historia”. Por su parte, Jorge Coll, director general de Colnaghi, ha manifestado: “En los últimos cien años, ningún artista como Caravaggio, con su biografía aventurera y su estilo inconfundible, ha fascinado a tanta gente de todas las edades y ha atraído a tantos expertos de todo el mundo. Esta obra constituye, por tanto, uno de los mayores descubrimientos de la historia del arte, y su venta marca la culminación de dos años de trabajo en colaboración con muchos líderes en sus respectivos campos. Me siento honrado de haber formado parte de este proceso y de haber apoyado el increíble proceso de investigación y restauración, el cual ha confirmado y reforzado nuestra primera sospecha de que la obra es realmente una obra maestra de su tiempo, y también del nuestro”.

    El óleo representa el motivo histórico del gobernador romano Poncio Pilato presentando a Cristo al pueblo con las palabras “Ecce homo” (“He aquí el hombre”), uno de los momentos más dramáticos de la Pasión, recogido en el Evangelio de Juan (19:5). La obra es un poderoso ejemplo de la maestría de Caravaggio en cuanto al proceso de concepción: una hábil composición que presenta una escena tridimensional y dinámica totalmente innovadora dentro de los límites de una tradición iconográfica arraigada.

    El Ecce Homo de Caravaggio (aprox. 1605-1609) se menciona posiblemente por primera vez en un compromiso escrito en Roma entre el artista y el aristócrata Massimo Massimi, firmado el 25 de junio de 1605. Más adelante, en 1631 la obra pasa a formar parte de la colección de Juan de Lezcano (secretario de Pedro Fernández de Castro, embajador de España en Roma hasta 1616 y más tarde virrey de la corte de Palermo, hermano de Francisco de Castro, virrey de Nápoles). La obra se menciona más tarde en el inventario elaborado con motivo de la marcha a Madrid de la esposa de García de Avellaneda y Haro Delgadillo. Delgadillo fue el segundo conde de Castrillo (1588 – 1670) y virrey de Nápoles (1653 – 1659). Posteriormente, el Ecce Homo ingresó en la colección privada de Felipe IV en 1666, y luego se menciona que estuvo expuesto en la vivienda de su hijo Carlos II entre 1701 y 1702. En 1789, figura como expuesta en el Real Sitio de la Casa de Campo, hasta que en 1816 se documenta en el Palacio de Buenavista de Madrid como parte de la colección de Manuel Godoy (1767 – 1851), Secretario de Estado de Carlos IV y célebre coleccionista de arte. A la muerte de Godoy, el cuadro fue cedido a la Real Academia de San Fernando. En 1821, Evaristo Pérez de Castro Méndez (1769 – 1849), diplomático español y miembro honorario de la Academia de San Fernando, recibió el Caravaggio a cambio de otros cuadros donados a la academia de bellas artes. La obra permaneció en la familia hasta que cambió de propietario en 2024. Tras su redescubrimiento siguieron dos años de intensa investigación y restauración.

    Caravaggio, Ecce Homo (durante el proceso de restauración). Foto: cortesía de colección privada
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