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    La era Vervoordt

    La singular visión de Axel Vervoordt, anticuario, coleccionista y diseñador de interiores, ha marcado una época.

    Es una leyenda en el mundo del arte: coleccionista, anticuario, marchante de arte contemporáneo, rehabilitador de patrimonio arquitectónico, interiorista, comisario de exposiciones, gurú del estilo solicitado por casas reales, estrellas del rock, magnates y celebridades… es Axel Vervoordt (Amberes, 1947). Este año su stand será una de las grandes bazas de la prestigiosa feria BRAFA de Bruselas en la que exhibirá un conjunto de obras que definen su filosofía: arte contemporáneo, con obras de Antoni Tàpies, y piezas de arte antiguo. Vervoordt, un hombre culto, refinado y muy atento, ha hecho un hueco en su apretadísima agenda a Tendencias del Mercado del Arte para hablar de su visión del arte.

    Axel Vervoordt. Foto: Bertrand Limbour

    Usted comenzó a coleccionar cuando tenía sólo 14 años de edad. ¿Cómo recuerda aquellas primeras experiencias?
    En realidad, empecé a comprar a los 7 años; entonces adquiría pequeñas piezas, de madera, de piedra… y a los 14 dejé a mi familia y amigos y me marché a Inglaterra porque mi ilusión era ir allí a descubrir cosas y comprar. Lo que no dejé, naturalmente, fueron los estudios [dice sonriendo]. Y fue entonces, a los 14 años, cuando adquirí mi primera pieza importante; lo recuerdo aún hoy, era un pequeño candelabro. Me gusta mucho la luz, su significado es muy importante para mí.

    Usted ha comisariado una exposición importante dedicada al artista español Antoni Tàpies en el Palazzo Fortuny. ¿Qué ha sido lo que más le ha seducido de su arte?
    Me sentí atraído por él porque era un hombre muy culto, con un saber enciclopédico; sentía gran interés por Japón y la filosofía Zen, por la cultura oriental y las escrituras esotéricas y dejó constancia de esto en sus creaciones; Tàpies hizo una obra única, plasmando todo su saber filosófico en su pintura, y lo hacía de manera muy espontánea, sin reflexión previa. Me resulta muy difícil hablar de Tàpies porque su obra es muy compleja y puede explicarse de distintas maneras. [Entre las publicaciones de Axel Vervoordt, destaca Axel Vervoordt: wabi inspirations escrito con Tatsuro Miki (Flammarion, 2011), un libro sobre la inspiración wabi, corriente estética japonesa de amar la soledad de vivir en la naturaleza].

    ¿Puede compartir con nosotros algunos de sus más preciados recuerdos con Tàpies? ¿Está interesado en otros artistas españoles?
    Tengo muchos recuerdos… yo le admiraba mucho y él también me apreciaba mucho a mi, leía mis libros, los tenía en su casa. En los años 80 Tàpies era un artista muy cotizado. Me impresionó descubrir su obra en Europalia de 1985, que se celebró en Bruselas, entre Velázquez y Zurbarán, dos de los maestros españoles que me cautivaban; los blancos de Zurbarán son sublimes y la pintura de Velázquez es eterna, los encuentro extraordinarios entre los maestros antiguos. En cuanto a los contemporáneos, también me gusta Barceló, pero Tàpies mucho más.

    ¿Tiene filosofías diferentes cuando trabaja con arte contemporáneo y antiguo?
    No, no, en absoluto. El arte antiguo me ha permitido conocer el moderno, y el moderno me ha hecho redescubrir los grandes maestros, como Velázquez, Rafael, Rubens…

    ¿Cuáles son sus civilizaciones antiguas favoritas?
    Es difícil decir… Siempre busco lo universal. Busco las cosas que son esenciales en el hombre, ajenas a las modas. No me interesan nada las modas. En realidad, para que una obra me seduzca, tengo que ver reflejada en ella la eternidad.

    Hablenos un poco de su colección particular. ¿Hay algún artista u obra que tenga un significado especial para usted?
    ¡Todas tienen algo especial! [dice sonriendo y con énfasis] por eso las he elegido. En todas ellas encuentro esa serenidad y eternidad que busco. En mi colección no hay nada de guerras y tampoco de relojes…

    ¿No tiene usted relojes ?
    [Sonríe]… Bueno, tengo pocos relojes en casa… no me gusta sentirme presionado por el tiempo. He de tenerlo en cuenta, evidentemente, debido a mi agenda llena de compromisos, pero no, no me gustan los relojes.

    ¿Puede recordar algún «descubrimiento» emocionante?
    ¡Los hago constantemente! Hoy mismo, por ejemplo, hemos tenido una reunión muy interesante para hablar de la proporción en la naturaleza, la proporción que la naturaleza imprime en el arte. Y esto es emocionante.

    Como marchante, y en relación con los últimos dos años, ¿ve usted nuevos movimientos interesantes, artística y comercialmente?
    Para mí, existe un movimiento basado en la filosofía… hoy existe mucha gente interesada en la filosofía en busca de la esencialidad; que experimentan gran interés por el concepto de vacío. Por eso me gusta tanto el arte egipcio, porque parece como si estuviera deteniendo el paso del tiempo. Por eso me atraen también el Grupo Zero, Jackson Pollock y Lucio Fontana. Fontana, con sus «conceptos espaciales», logró dar cuerpo al vacío; sostenía que, después de la destrucción de la guerra, él expresaba las tres dimensiones en la tela, para abrir una ventana a un mundo desconocido. A los 21 años compré mi primer Fontana; fue una puerta de entrada a una nueva dimensión. También me cautivó el Grupo Gutai, a quienes descubrí cuando nadie les conocía y no tenían galería porque no querían estar en el mercado.

    Marga Perera

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