Han pasado veinte años desde que Ernesto Alterio (1970) se metiera en la piel del genial surrealista Salvador Dalí al que dio vida en la película de Carlos Saura Buñuel y la mesa del rey Salomón. Porteño de nacimiento y madrileño de adopción, hemos visto su rostro en el cine, la pequeña pantalla y el teatro. Su versatilidad no ha pasado desapercibida para cineastas como Mariano Barroso, Fernando Colomo o Achero Mañas. Nominado en tres ocasiones a los premios Goya, Alterio no sólo disfruta de la pintura como espectador (es asiduo visitante del Reina Sofía) sino que también suele sentarse frente al caballete. Aquí rememora un inolvidable viaje a Florencia, un encuentro con el escultor vasco Jorge Oteiza y su fascinación por el pintor argentino Antonio Berni. [Raquel García-Osuna. Foto: Valero Rioja]
