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    Fragancias visuales. La colección de Ernesto Ventós

    De familia de perfumistas y rodeado de fragancias desde niño, Ernesto Ventós ha aprendido a desarrollar uno de los sentidos más primarios y necesarios: el olfato. Y aunque es uno de los sentidos más olvidados en la sociedad contemporánea, el olor mantiene su poder de retrotraernos a recuerdos del pasado y despertar intensas emociones. El empresario catalán unió su pasión por el arte con su sentido más especial, y así nació su colección, que se distingue de las demás por valorar sus obras no por sus calidades visuales o táctiles sino por las olfativas. Su Fundación, olorVISUAL, ubicada en la zona alta de Barcelona, cuenta con una importante colección de artistas nacionales e internacionales, entre ellos, Ignasi Aballí, Sergi Aguilar, Miquel Barceló, Carmen Calvo, Joan Brossa, Maria Girona, Salvador Dalí, Jannis Kounellis, Huan Zhang, Robert Mapplethorpe, Ouka Lele, Zush… Anna Camp

    Usted pertenece a una familia de perfumistas, ¿cómo ha influido esto en su vida? Ha influido en todo: en mi profesión, en mi forma de contemplar el arte, en el día a día -estamos siempre oliendo sin querer y sin darnos cuenta- en desear que la gente tenga presente el sentido olfativo… ¡y que no lo pierda!

    ¿Ha creado algún perfume? Sí, he creado varios perfumes, pero prefiero no citar marcas. Cuando empecé como perfumista hacía perfumería fina (así llamamos al perfume de cosmética), pero después mi línea se trasladó al mundo de las fragancias.

    ¿Hay antecedentes artísticos en su familia? Mi abuelo pintaba y expuso en alguna galería de Barcelona. También mi hermano Luis es artista plástico.

    ¿Cuál fue su primer contacto con el arte? A mi familia siempre le ha interesado el mundo del arte y sobre todo el arte catalán (tal vez la época influía en que conociéramos más el arte que teníamos cerca).

    ¿Cómo empezó su colección?, ¿recuerda cuál fue la primera obra que compró? Mi colección empezó a partir de la exposición llevada a cabo en la Fundació Miró de Barcelona el año 1978, Suggestions Olfactives, donde participé junto a otros colegas como perfumista y donde se hablaba del mundo del olfato y de las esencias en general, pero en cambio no hacía referencia en ningún momento al mundo del arte. Hacía tiempo que buscaba un motivo muy especial para iniciar mi colección, y allí estaba: el olfato y el mundo del arte, ¡una forma de ver el arte plástico a través de mi sentido más especial! La primera obra fue Lavanda de Albert Ràfols-Casamada, a quien debo dar siempre las gracias, pues fue él quien entendió perfectamente qué estaba buscando, y me abrió el camino a otros artistas y a las galerías.

    ¿Todas las obras de su colección se basan en la sugerencia del olor? Sí, siempre, porque cuando sólo se mira se llega a la conclusión de que una obra de arte puede gustarte -o no- estéticamente. Cuando se percibe a través del olfato, se va más allá porque se conecta con el interior de uno mismo y se despiertan sentimientos íntimos que tal vez ya no se recordaban.

    ¿Cómo elige las obras de su colección? Cuando estoy delante de una obra, ésta me sugiere algún recuerdo olfativo, despierta mi memoria olfativa y entonces digo “esta obra huele”. También relaciono la obra de arte con mi trabajo como perfumista: el artista va mezclando poco a poco -colores, otros materiales, recuerdos- y despacio va dando forma a la obra que tiene en su cabeza; yo en mi trabajo tengo la fórmula -en mi cabeza, en el papel- y la voy plasmando a través de las pequeñas mezclas de los productos con los que trabajamos. Todo ello lo relaciono, casi sin darme cuenta, cuando estoy delante de la obra de arte y entonces… ¡huele!

    Su proyecto de crear obras sobre el olor ha sido largo, ¿podría explicar cómo era su proyecto inicial y si acabó realizándose tal como usted lo había imaginado? Sí, llevo 34 años coleccionando y sobre todo al principio pensé que tal vez mi proyecto no sería viable. Me costó hacer entender que el sentido olfativo también es válido para contemplar el mundo plástico. He conseguido con la Colección olorVISUAL hacer realidad mi proyecto inicial. Disfruto mucho cuando, al explicar en qué consiste la colección, un artista se ofrece a crear una obra sólo para olorVISUAL, creo que entonces él busca sus recuerdos olfativos y los plasma en su obra. Siempre que una obra entra a formar parte de la colección, se le pide al artista que escriba algunas líneas relacionando su obra y el sentido olfativo… es entonces cuando todo queda completado: la plasticidad de la obra y el pensamiento olfativo del artista. Éste es mi proyecto. Otra cosa que también me complace es poder llegar -a través de los programas educativos que acompañan las exposiciones- a los niños para enseñarles a oler y colaborar a que su sentido olfativo, todavía libre, siga creciendo.

    ¿Quiénes fueron los primeros artistas que compartieron este proyecto?, ¿qué artistas hay hoy en su colección? Ràfols-Casamada fue quien me cogió el testigo y Joan Brossa, quién dio nombre a mi colección: “yo hago poemas visuales, y tú, olor visual”, me dijo un día compartiendo mesa. Después de 34 años coleccionando hay muchos artistas y no me gusta citar porque para mí todos son igual de importantes.

    ¿Compra obras por encargo? Las primeras obras fueron encargos, pero ahora proceden de galerías, ferias y talleres de artistas.

    ¿Cuántas obras tiene en su colección? El número no importa; lo importante para mí es el conjunto, los artistas que participan de mi idea… Que una colección tenga más o menos obras no la hace mejor ni peor.

    ¿De qué obra no se desprendería nunca? Todas tienen importancia, pero la sensación de ‘piel de gallina’ te la producen pocas… algunos recuerdos son más fuertes que otros y mi relación olfativa con ellos hace que tenga esta reacción. No me gusta desprenderme de las obras que forman parte de la historia de la colección, y de alguna forma de mi propia historia.

    Decía Andy Warhol que llevar perfume es una forma de ocupar más espacio, ¿qué le parece? Es cierto, porque el olor va siempre ligado al color, y el color ocupa espacio. Además, cuando pasa alguien por tu lado y lleva algún perfume que te llama la atención, eres más consciente de la existencia de aquella persona… eso es para mí ocupar más espacio.

    Amigos artistas
    “Chema Alvargonzález, que murió hace poco, fue un gran amigo con quien compartí muchos momentos interesantes; además me enseñó mucho sobre el arte. Me gusta visitar los talleres de los artistas y que me expliquen lo que hacen; siempre se aprende. Me acuerdo que nos costó encontrar una obra de Carlos Pazos que me sugiriese olfativamente. Carlos me dijo que le dejara trabajar y que me avisaría; al cabo de un tiempo fui a su taller y al entrar me fijé rápidamente en la obra que hoy está en la colección, Mon Manège à moi; enseguida dije: “esta pieza sí que huele”, y la relaciono olfativamente con el mundo de las salas de fiestas, con la prostitución…”

    La psicología del olor
    El color rojo sugiere pasión, amor y también la violencia de la sangre, por lo que se emplea en perfumería para caracterizar colonias serias y perfumes sofisticados. El azul es, sin duda, relajante y denota dulzura, frescor, alegría y nobleza, siendo típico en las fragancias marinas. El verde, asociado al brote vegetal, es un color común al simbolizar naturaleza, vida y crecimiento, y suele emplearse en las colonias juveniles de componentes naturales. Romanticismo, sabiduría, pureza y limpieza, acompañan siempre al blanco, color normalmente utilizado en productos de belleza e higiene. El negro, cargado de simbolismo, tristeza y elegancia, se relaciona con la perfumería alcohólica, mientras que el amarillo se relaciona con el sol, la luz y la juventud. Las colonias familiares suelen ser de esta tonalidad y su variante, el dorado, simboliza el lujo y el poder.

    Ernesto-Ventos

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