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  • El color en libertad

    El efervescente capítulo que se abrió con la Transición tuvo su eco en las artes plásticas de la mano de jóvenes artistas cuyo trabajo se impregnó del clima de libertad de aquella década y dieron forma a una nueva imagen de España tras el fin de la dictadura franquista. Surgió así una pintura figurativa rebelde, hedonista y sin propósito político, sobre la que pone el foco el Museo Carmen Thyssen Málaga en la exposición Pintura liberada. Joven figuración española de los 80. A través de una treintena de cuadros de más de veinte artistas, la muestra, patrocinada por la Fundación Unicaja y comisariada por Bárbara García Menéndez y Alberto Gil, compone un mosaico heterogéneo y vitalista de la pintura figurativa que se convirtió en símbolo de la modernidad. “Esta exposición podría ser la continuación de otra, Reflejos del pop, que organizamos en 2016, comisariada por Simón Marchán, y precisamente ésta comienza donde aquella acababa. Lo hace con Luis Gordillo, un autor que trasciende el encasillamiento de artista pop, y con Eduardo Arroyo. Ellos constituyen dos preámbulos a lo que ocurre después que es una pintura que se libera de los corsés que había tenido anteriormente, durante la primera etapa del franquismo, que era una pintura especialmente reivindicativa, con un concepto político de lucha. Hay una eclosión de la pintura misma, del gusto de pintar por pintar”, explica Lourdes Moreno, directora artística del museo. “Es un momento en el que todo el panorama artístico del país experimenta una reconfiguración. Nacen algunos de nuestros grandes museos, como el Reina Sofia de Madrid o el IVAM de Valencia, y también galerías que todavía siguen teniendo vigencia, algunas de las cuales apoyaron de forma muy decidida a estos artistas como Buades, La máquina española… es decir, surge un tejido cultural del que todavía hoy somos deudores”. Esta etapa tenía sus antecedentes en los 60 y, sobre todo, los 70, con la irrupción de nuevas propuestas figurativas de artistas como los citados Gordillo y Arroyo, o los llamados esquizos de la figuración madrileña, como Guillermo Pérez Villalta, Carlos Alcolea, Manolo Quejido, Carlos Franco, Chema Cobo o Herminio Molero. Estos pintores fueron pioneros en ofrecer una figuración multicolor, dotada de gran expresividad y plasmada en lienzos de gran formato. A estos precursores, les seguirán en los años 80 otros muchos autores que comenzaron entonces sus carreras, como Patricia Gadea, Ferrán García Sevilla, Menchu Lamas y Antón Patiño, entre otros, y en algunos casos con un arrollador éxito internacional, como Miquel Barceló. En sus obras late el entusiasmo por la llegada de un nuevo período de libertades que se abría tras la caída del régimen en España. Para Lourdes Moreno, “el momento creativo que abordamos aquí es fundamental para comprender el origen de los últimos cuarenta años de pintura. De hecho, aunque se han planteado hasta la fecha bastantes exposiciones sobre este tema –en general mezclando las expresiones figurativas y las abstractas–, es un relato que parece inagotable, aún abierto en su interpretación y valoración, y del que seguimos destacando obras y autores para entender el cambio significativo que se produce en un momento crítico como lo fue la transición. La explosión de color y libertad de aquellos artistas fue, sin duda, el primer y decisivo paso de una nueva etapa para el arte contemporáneo en nuestro país”. [Hasta el 14 de septiembre. Museo Carmen Thyssen. Málaga. Carmenthyssenmalaga.org]

    Miquel Barceló, Mapa de carne, 1982. Colección de Arte Contemporáneo Fundación “la Caixa” © Miquel Barceló, VEGAP, Málaga, 2025
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