El universo visionario de Yayoi Kusama (1929) ha convertido a la artista japonesa, casi centenaria y aún en activo, en una figura de culto. Repasamos la biografía de la “princesa de los lunares”, con motivo de su retrospectiva en la Fundación Beyeler de Basilea que recorre las más de siete décadas de su prolífica y longeva carrera. Junto con algunas de sus piezas más famosas, se presentan obras tempranas nunca antes vistas en Europa, así como otras de reciente producción y una de sus caleidoscópicas Infinity Mirror Rooms. Yayoi Kusama nació en el seno de una familia de prósperos industriales dedicados al negocio de las semillas de plantas. Hija pequeña de cuatro hermanos, desde muy niña solía ir al campo con un cuaderno bajo el brazo y sentarse entre las violetas, peonías y zinias a dibujarlas. Este entorno no sólo espolearía su imaginación sino que también fue el escenario de sus primeros trastornos mentales. Ella misma ha contado que un día sintió que las flores le hablaban. “Hasta entonces había pensado que sólo los seres humanos tenían el don del habla, así que me sorprendió que las violetas utilizaran palabras. Estaba tan aterrorizada que mis piernas empezaron a temblar.” Aquella fue la primera de una serie de alucinaciones -a las que se refiere como despersonalizaciones- que la atormentaron en la infancia. Ya desde niña demostró un carácter fuerte y tenaz. Cuando su madre le rompía sus dibujos, ella hacía más. Y cuando no podía permitirse comprar materiales artísticos, utilizaba lo que encontraba por casa… [Yayoi Kusama con Yellow Tree/Living Room, en la trienal de Aichi, 2010 © Yayoi Kusama, Cortesía de Ota Fine Arts, Victoria Miro, David Zwirner]




