• tendencias del arte

    Helmut Newton: El disparo desnudo

    Helmut provocador. Helmut misógino. Helmut voyeur. No están mal como apellidos para quien ni siquiera era Newton por parte de padre, sino Neustaedter. Pero haber nacido en Berlín en 1920, ser de familia judía y escuchar el estallido de los escaparates la aciaga Noche de los cristales rotos (ese día le advirtieron: “No vuelvas a casa. Vete”) pedían a gritos un cambio que se pudiera pronunciar sin levantar malos pensamientos ni provocar preocupantes suspicacias. Helmut se embarcó rumbo a Hong Kong, aunque no acabó la travesía y se bajó antes de tiempo, en Singapur. Tenía unos escasos veinte años y ganas de zamparse Oriente. De ahí, a Australia. No tardaría demasiado en firmar un contrato con Vogue Francia que dispararía su popularidad. Para fotoperiodista no servía, era demasiado lento, pero a su ojo no se le escapaba una buena pose. Las modelos lo sabían. Y June, mucho más que su esposa y compañera, también.

    La Fundación Marta Ortega Pérez (Fundación MOP) ha reunido en A Coruña una impresionante retrospectiva de seis décadas, Helmut Newton. Fact & Fiction, impulsada en colaboración con la Fundación Helmut Newton y comisariada por Philippe Garner, Matthias Harder y Tim Jefferies y que incluye la propuesta espacial de Elsa Urquijo Arquitectos que arranca en un silo industrial alto y de paredes desconchadas, cuidadosamente heridas. Es ahí donde se suceden las polaroids (el enmarcado es un acierto), que tan importantes fueron para su trabajo, pequeñas pinceladas en color, apuntes abocetados de obras de arte mayor. “Ahí empieza todo, como si fuera una línea narrativa de su trabajo”, cuenta Garner, quien señala que “Newton se convirtió en Newton en París en los años sesenta”. Una vez vistas llegan los vídeos cortos, como fogonazos y de ahí a la sala de exposiciones, en penumbra, con la iluminación adecuada para centrar el ojo en la imagen.

    Vista de la exposición © Profirst. Mathieu Ridelle

    Se suceden vitrinas con libros y cartas, como la enviada por el maestro Richard Avedon, recortes de Prensa, portadas de revistas, su colección de barbies, zapatos con tacón de aguja, pechos de mentira y una maleta muy viajada con sus iniciales en amarillo firmada por Louis Vuitton donde guardaba sus tres cámaras. Desde la pared, con una pose descuidadamente estudiada, Newton te clava los ojos, te analiza y te mira desde el más allá mientras tú eres incapaz de apartar la mirada de la pared. La fotografía la firma June, claro. 

    En A Coruña se da la vuelta al mundo. Al de Newton, que es el nuestro: París, Los Ángeles, Montecarlo, Berlín, Viena, Las Vegas. Desfilan sus homenajes al cine de Hitchcock, Murnau o Truffaut, o su declarado tributo a Velázquez, a través de una Venus (habrá unas cuantas en las paredes) un pelín más erótica que la del espejo. “Se considera un pistolero a sueldo que exploraba los límites”, comenta Garner de unas imágenes “que te pueden seducir y también desconcertar”. ¿Da poder a la mujer y la lleva a la cima o la reduce a un mero objeto de deseo sin más? Cada uno puede ver en las fotografías (139 en total, que incluyen sus poco vistos paisajes) lo que quiera, lo que pueda.

    Si hay un retrato con poder (¿O es quizá la imagen de una mujer en decadencia, vulnerable ya?) ese es el de Margaret Thatcher, con la fuerza inmensa que otorga el blanco y negro, de frente, sin atributos pero con la mirada serena. ¿En qué convirtió a la maleable Charlotte Rampling? La actriz confesaba no sentirse segura de sí misma, mientras que el fotógrafo veía en ella a un animal capaz de merendarse el objetivo de la cámara: “Fue capaz de sacar de mí cosas que ni siquiera conocía”, ha dicho la intérprete. Después del retrato cubierta con un abrigo de piel, sandalias de aguja y las piernas entreabiertas fue contratada para protagonizar la polémica Portero de noche, dirigida por Liliana Cavani en 1974.

    Le gustaban a Newton la playa y nadar. Y fotografiaba a medio día, con el sol de frente. Ni retocaba ni utilizaba flashes. Huía del estudio: “Le parecía algo claustrofóbico; quería salir al mundo y colocar a sus mujeres en un contexto. Y trabajar con la luz del momento. Su sensibilidad hacia la atmósfera resultaba increíble”, añade Garner. Bowie, Versace, Saint Laurent, Grace Jones, Monica Bellucci, las cinco modelos vestidas en una pared y desnudas en la de enfrente (“importa la pose, no la ropa, parece querer decirnos”) lo saben. [Gema Pajares. Hasta el 1 de mayo. Fundación Marta Ortega Pérez. A Coruña. Themopfoundation.org]

  • Portada

     

  • Caixaforum

  • Barcelo La Pedrera

  • Museo Picasso Malaga

  • Chillida Leku

  • Museo Mares

  • Lanzarote

  • Museo Goya