La galería Out of Africa de Sitges, Barcelona, presenta una exposición de Okoye Emeka (Nigeria, 1997), artista representado por Mitochondria Gallery de Houston, en Texas, desde que, en 2022, fuera seleccionado como uno de los artistas emergentes destacados para la exposición en Thurgood Marshall College Fund, en la que participaron Sam Gilliam, David Hockney, Roy Lichtenstein, Sarah Slappey, Derrick Adams, Kehinde Wiley, Amoako Boafo y Jeff Koons. Empezó de niño dibujando caricaturas; y al ver que muchas personas conectaban emocionalmente con ellas, decidió estudiar arte en la Universidad de Uyo, Nigeria. Al principio, pintaba más bodegones y paisajes, hasta que se sintió tocado por los autorretratos de Rembrandt, quien pintó, como sabemos, con verdadero virtuosismo y con un profundo estudio de la expresión de las emociones.
Los retratos que ahora presenta son obras recientes, de 2023; Okoye es joven y ya es un maestro en captar las expresiones humanas. Rostros, gestos y lenguaje corporal nos hacen participar de sus emociones. Aparte del dominio de la técnica, es especialmente interesante su enfoque y su proceso de trabajo, que nos puede llevar a la catarsis de La Poética de Aristóteles y desde ahí al psicoanálisis de Freud y de Jung y a técnicas contemporáneas de liberación emocional. Recordemos que para Aristóteles la tragedia griega era una manera de educar al pueblo provocando en el público un proceso de identificación con los conflictos de los actores, que permitía que afloraran las emociones y su liberación, la catarsis.
Antes de pintar un retrato, Okoye mantiene profundas conversaciones con sus modelos, sobre cómo fue su vida; así puede explorar, con sus personajes, sus pensamientos, sentimientos y emociones, razonando sobre el proceso de curación y crecimiento por los que pasaron, y eso le inspira a pintar. Las emociones que vemos en estas pinturas van mucho más allá de una representación pictórica, porque Okoye busca revelar algo íntimo de la esencia de su retratado; la mayoría de pinturas responden a un proceso performativo, que incluye una puesta en escena ante el modelo, introduciendo los objetos o escenas que mejor se adapten al evento que ocurrió; así, reviviendo la situación, sea placentera o conflictiva, la emoción es real y Okoye puede captarla con gran verosimilitud, sugiriendo el ambiente y el estado de ánimo.
La mayoría de los personajes son jóvenes y de mediana edad, para él significa que desde pequeños estamos llenos de energía, de ambición, de esperanza y de sueños que conducen a experiencias y acontecimientos memorables, pero que en algún momento, mirando hacia atrás, no serán más que recuerdos del pasado. De ahí la necesidad de liberar el pasado, y en ese proceso de liberación surgen los gestos y las miradas de más profundidad, lo que llamaríamos un retrato psicológico. Él mismo se impregna de la emoción de sus personajes, especialmente después de las conversaciones profundas que ambos mantienen, y está convencido de que ponerse en el lugar del otro es lo que le permite representar con sinceridad lo que cada uno de ellos siente.
Okoye nos enfrenta a la fragilidad humana de todas las épocas, razas y creencias, y a la necesidad de desarrollar y fortalecer la inteligencia emocional y la empatía, esa capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás, que hoy día se considera uno de los pilares de la inteligencia. Miedo, amor, tranquilidad, alegría, indiferencia o resignación es lo que nos comunican sus personajes y, aunque son emociones comunes a toda la humanidad, frente a las que podemos sentirnos identificados en muchas de ellas en algún momento de nuestra vida, su pintura se centra también en su identidad negra, en su interés por la historia de su país y, en general, por la de África, por hechos como el colonialismo o la inmigración a Estados Unidos y el fenómeno afroamericano.
[Marga Perera. Galería Out of Africa. Sitges. Del 20 de enero al 25 de febrero. Ooagallery.com]