Fundada en 1997, Kowasa fue la primera galería española en exponer de forma continuada fotografía contemporánea, clásica y moderna, de autores españoles e internacionales. Hubert de Wangen, su fundador y director, también un respetado coleccionista, había abierto años atrás la mayor librería especializada en fotografía de Barcelona.
¿Cómo llega usted a la fotografía?
Empecé a interesarme por la fotografía durante una estancia en Nueva York a comienzos de los años 80. Había viajado con mi esposa y mi hija recién nacida y un amigo nos presentó al fotógrafo John Steward, quien nos retrató y enseñó su obra, formada principalmente por naturalezas muertas positivadas al carbón. Tuve una corazonada y le compré varias obras que, por cierto, aún conservo.
En aquella época ya existían galerías de fotografía en Nueva York, como la de Howard Greenberg, una famosa librería en Greenwich Village dedicada a los libros de fotografía, salas de subastas como Swann Galleries y revistas especializadas, además estaba el animadísimo International Center of Photography… ¡El coleccionismo de fotografía empezó justo en aquel momento!.
Usted es coleccionista de fotografías, fundador y director de una librería de fotografía, propietario de una galería de fotografía. ¿En qué orden fueron surgiendo las cosas?
En 1986, de regreso a Barcelona, por razones profesionales tuve que reconvertirme de ingeniero en comerciante. Comencé con un laboratorio fotográfico de positivado rápido —Kowasa- que por entonces estaba muy de moda. Los libros habían invadido toda mi casa y como en Barcelona no existía ninguna librería seria especializada en fotografía, decidí trasladarlos de mi apartamento al laboratorio, creando allí una sección de libros de fotografía.
Tras unos diez años de actividad como laboratorio, la demanda había descendido y me hacía falta más espacio para los libros. Me trasladé al actual local de la calle Mallorca 235 y abrí la librería Kowasa. Un poco más tarde adquirí el local que estaba encima y decidí montar una galería de fotografía —Galería Kowasa—con mi propia colección como base del negocio.
¿Cómo valora la actual situación de la fotografía en España?
Existe un retraso endémico en la aceptación por el gran público de la fotografía como una disciplina artística más. Pregunte a sus amigos si poseen fotografías de autor colgadas en sus casas. Le contestarán que tienen fotos familiares y de viajes en pequeños marcos de plata puestos sobre mesas y estanterías; lo que suelen colgar en las paredes son obras clásicas o modernas o contemporáneas, pero siempre pinturas.
La explicación podemos buscarla en la falta de interés de la comunidad artística española de 1920 y 1930 por las nuevas tendencias y escuelas (el constructivismo, la Bauhaus, el surrealismo, la fotografía documentalista…). Otra razón es, sin duda, el aislamiento que sufrió España durante la época franquista que se tradujo en la ausencia de intercambio de ideas, de información y de material para los fotógrafos españoles en comparación con los europeos y los del otro lado del Atlántico.
En definitiva hay un total desinterés por parte de las instituciones públicas. Baste constatar que no existe ningún Centro o Museo de Fotografía digno de este nombre y que la fotografía es la única representación artística que no recibe subvenciones ni apoyo de la Administración.
Hay que matizar, sin embargo, que en los últimos años, el comportamiento individual y colectivo se ha modificado en un sentido favorable. Han abierto nuevas galerías especializadas (en las principales ciudades y capitales de provincias), se han creado fundaciones orientadas hacia la fotografía y el coleccionismo (Fundación la Caixa, Fundación Banco Santander, Fundación FotoColectania, Fundación Telefónica, Fundación Ordóñez Falcón, Fundación Vila Casas, Fundación Universidad de Navarra, etc…) y se han montado festivales y ferias dedicadas a la fotografía. En ARCO, por ejemplo, las galerías ofrecen, en su gran mayoría, obra de fotógrafos contemporáneos. Y está PhotoEspaña que organiza exposiciones de gran calidad. Hay que celebrar también los intentos de crear archivos fotográficos provinciales y autonómicos y el establecimiento de colecciones fotográficas dispersas en algunos museos (Reina Sofía, MNAC, IVAM…)
¿Qué pasos habría que dar para normalizar la situación de la fotografía?
Para interesar al gran público y lograr que asimile la fotografía como otra forma de expresión artística más, los museos (lugares donde se expone pintura, escultura, etc.) podrían presentar simultáneamente programas de fotografía y reservar un lugar para esta actividad al lado de los espacios reservados para las artes plásticas tradicionales.
Los archivos fotográficos, mal o poco explotados hoy en día, podrían suministrar material de gran valor a los departamentos de los museos, aparte de propiciar exposiciones puntuales organizadas por los propios museos.
Por ejemplo, la Biblioteca Nacional es una fuente importante de material fotográfico, pero éste se encuentra celosamente guardado y es poco utilizado con fines museísticos.
En cuanto a la formación, sería útil que la enseñanza de fotografía se consagrara por un título universitario y no fuera un subproducto de Bellas Artes o Fotoperiodismo. Las escuelas privadas deben insistir en la importancia de la historia de la fotografía. ¡La fotografía actual es el resultado de más de 170 años de evolución!.
Cómo entrenar la mirada
“Hay que “entrenar” el ojo –recomienda el coleccionista- Ver exposiciones, visitar galerías especializadas, adquirir libros de fotografía. Observar las imágenes una y otra vez; participar en subastas y suscribirse a sus catálogos para conocer los precios; interesarse por la historia de la fotografía y tratar de reconocer las distintas técnicas (¡una tarea difícil y laboriosa!). Un principiante debería limitar los campos a coleccionar, sea por periodo o por escuelas, por autores o por temática (retrato, abstracción, naturaleza, ciudades, infancia, deportes, etc.) Sugiero no adquirir para especular, sino comprar con el corazón y la cabeza. Comprar lo que a uno le guste, a un precio razonable, ¡aunque esto no sea siempre fácil ni posible!.”
Las tendencias del mercado
“La venta directa de la fotografía a través de las galerías ha bajado en los últimos años por la competencia de las subastas en Europa, Estados Unidos, y ahora en China. También a causa de las ventas por Internet (cada mes se inauguran nuevos sitios Web de ventas on-line) y de la gran cantidad de ferias y festivales que concentran en un solo lugar a muchas galerías que representan a múltiples fotógrafos. ¡Los clientes van de “shopping” en vez de visitar las galerías una por una –argumenta De Wangen-. El interés de los compradores parece inclinarse hacia la fotografía contemporánea, en color y de gran formato, dejando de un lado la clásica y la moderna, a excepción de los grandes nombres que siguen vendiéndose bien y caros. El desarrollo de la fotografía dentro de las artes plásticas hace que la gran mayoría de las galerías contemporáneas representen al mismo tiempo a fotógrafos y a artistas plásticos. Imagino que el mundo de las imágenes y de las artes visuales seguirá omnipresente en la vida cotidiana del siglo XXI; la fotografía tiene su futuro asegurado y las técnicas digitales crecerán en importancia.”
La oportunidad perdida
“Durante una subasta, en la que ansiaba adjudicarme un lote de unos treinta fotogramas del artista español Josep Alemany, exiliado en Estados Unidos. Se trataba de una serie de abstracciones en blanco y negro de los años 30. Hacia el final de la subasta, pensé que el lote ya era mío y levanté mi paleta sin darme cuenta de que la persona que estaba sentada justo detrás de mí ya había pujado por el mismo lote. Él se quedó con las fotos. Era un famoso galerista de Nueva York. Aunque me llevé una gran decepción ¡seguimos siendo buenos amigos!.”
Un tesoro en la buhardilla
“Hará unos diez años tuve la oportunidad de pasar una temporada en una gran propiedad de unos familiares en Francia. Contaba con una buhardilla polvorienta donde las maletas se amontonaban olvidadas desde hacía generaciones. Un sobrino mío, curioso y atraído por la historia, me enseñó una carpeta repleta de grabados del siglo XIX, me reveló que también había encontrado varios álbumes de viejas y amarillentas fotografías. Por curiosidad le pedí verlas. Resultó que había descubierto un pequeño tesoro de unas cincuenta y tantas fotografías de viaje realizadas entre 1850 y 1870 por Francis Bedford, Maxime de Camp, Thoedule Deveria, Frances Frith, James Graham, Felix Theyhard … De autores menos conocidos, pero de primera calidad y en excelente estado de conservación (no se habían expuesto a la luz en más de 150 años) encontré fotografías de Gabriel de Rumine, Charles Lallemand, Stephane Geoffray, de Campigneulles, etc.
Presenté este hallazgo en Paris Photo 2002 logrando un gran éxito comercial. ¡Mi sobrino quedó muy agradecido!”, recuerda sonriendo.
Rosalind Williams