Madrid. Una fría mañana de diciembre nos citamos con Rosario Tamayo en el estudio de Isabel Muñoz. Nada más llegar, la fotógrafa nos ofrece café para entrar en calor. Luego pasamos a una gran nave amueblada con amplias mesas de trabajo, archivadores, pantallas y estantes con equipos de fotografía… En las altísimas paredes cuelgan magníficas imágenes de la autora que nos resultan tremendamente familiares, irresistibles a la mirada. Amable, serena, de movimientos gráciles, como de bailarina, Isabel nos enseña el lugar donde pasa gran parte de su tiempo, cuando no está de viaje. Después de la sesión de posado para los retratos que introducen esta entrevista, nos sentamos en cómodos sillones y comienza nuestra conversación a tres bandas. [Amalia García Rubí. Foto: Alfredo Arias]
